Mi abuela me descubrió

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Me despedí de mi abuela y regresé a Haraldsen, donde Olav me estaba esperando.

—¿Cómo estás

—Genial, mi abuela está... emocionada por nosotros.

—Me alegra eso.

—Oye, Olav, quiero hacerte una petición, aunque suene impropio

—¿Que ocurre?

—Mi abuela logró comprar un caballo y quiero trabajar en algunas riendas y equipo para que una carreta la pueda impulsar.

—Hay gente que puede hacerlo.

—Lo se, pero yo quiero hacerlo, como un regalo para ella.

—De acuerdo, dime qué materiales necesitas y te los haré llegar.

—Gracias, Olav —besé su mejilla, ahora ya podía hacer una cola para un dragón sin que nadie me pregunte.
Pedí los materiales y el siguiente día llegaron a los establos, una ventaja de trabajar en las monturas, era que conocía de herrería, aparte que me llevaba muy bien con los herreros, en la tierra, cree un diseño para la cola, basándome en el otro extremo de la cola y en los dibujos que tenía mi abuela en su cabaña, tarde poco en crearlos.
Fui con los herreros y les pedí que me fabricaran con el metal que les di las piezas que necesitaba, mientras yo trabajaba con la tela y el cuero, creando poco a poco la forma del otro costado de la cola, cuando llegaron las prisas de los herreros, las uní. Ahora solo debía esconder la cola hasta que pudiera ver a mi abuela y esperar que ella me ayude.
Lady Jada era una entusiasta para arruinar mi día, siempre lanzándome miradas y comentarios despectivos, pero ni su marido ni su hijo lo notaban y yo no podía decir nada, era la futura dama, pero todavía tenían el poder de mandarme a ahorcar, solo esperaba poder regresar, para ponerle la cola al dragón y que se vaya a su refugio a salvo.
Al menos yo no podía decir nada para la boda así que me daba más tiempo para pensar en cómo mentir cuando me pregunten porque esas no son riendas, aunque todavía no tenía una buena respuesta a eso.
Finalmente el día llegó de poder ir a ver a mi abuela, escondí la cola del dragón y viaje hacia las faldas de la montaña, mi abuela me preguntó que era lo que traía y le respondí que eran unas monturas para caballo, me miró extrañamente pero no hizo más preguntas.
Pase todo el día con ella hasta que anocheció y ella se fue a dormir, yo aproveché para ir a buscar a la furia, tomé la cola y fui al bosque, esperando que siguiera ahí, antes de llegar al claro, vi cómo dormía con calma, no entendía cómo podrían llamarle a aquellas criaturas viles, me di cuenta cuando pise una rama y se despertó alarmada y disparo de su hocico una luz resplandeciente que me hubiera impactado si no me hubiera agachado y destruyó un árbol detrás de mi, creando un gran ruido.
—¡Soy yo! —grité levantando mi cabeza.
Ella bajó su posición de defensa y me dejó acercarme, le mostré la nueva cola, no parecía agradarle, pero no me protestó ya que me acerqué a su cola y la até lo mejor posible.
Tenía una cuerda bastante grueso que hacía que la cola se abriera, ya que no había pensado en otra manera en la que está cola se mantuviera abierta, no tuve tiempo para levantarme de la cola cuando el dragón batió sus alas.
Nos elevamos del suelo rápidamente y yo grité de terror agarrando la cola para no caer desde la altura que estábamos tomando, nos estábamos elevando demasiado, casi encima de las nubes, cuando la falta de la cola se hizo presente y comenzamos a caer, el dragón rugió de pánico, yo comencé a escalar la cola con aquella cuerda en la mano, el viento en mi cara no era para nada agradable, llegue hasta su cuello y me sujeté lo mejor posible, estábamos a punto de golpear los árboles, me tomó toda la fuerza que no sabía que tenía, para jalar la cuerda y abrir la cola, elevándonos de nuevo, ahora ella tenía el control con mi ayuda, de una forma más calmada se elevó en vuelo y al ver debajo de mí los árboles como pequeños puntos, me di cuenta, que estaba volando, en el lomo de un dragón.
—E-estoy volando —dije mirando a mis alrededores, nubes, grandes bolas blancas—¡Estoy volando! —grité.
El sentimiento de estar a una gran altura todavía era aterrador aunque volaba cerca de las montañas, pero se sentía, jamás pensé que podría ver algo así en mi vida.
No se cuanto tiempo pasé en el aire, pero la furia regresó al claro, me baje de ella, temblando, apenas pudiéndome parar, ella fue al estanque cercano y comenzó a tomar agua.
—No puedo seguir llamándote así, no mientras tenga que buscar cómo quitar ese cable.
Miré al estanque y la luna se reflejaba.
—¿Que tal, Luna? —pregunté, ella me miró y estaba de acuerdo.
Una tos me heló la sangre y y al voltearme, mi abuela se encontraba enfrente de mi, Luna y yo nos miramos preocupadas.
—A-abuela, puedo explicar.
—Por favor, quiero saber que hace una furia nocturna tomando agua en el bosque de Haraldsen, y quiero saber porqué no me lo contaste.
—Ah, eh, uhm.
Mi abuela se acercó a Luna tranquilamente, ella se sorprendió de la confianza que traía, ella puso su mano enfrente de su nariz, Luna la olfateo y junto su cabeza a su mano.
—Puede que tú hayas nacido aquí, pero nunca te preguntaste de donde vienes, jamás pensé en volver a ver a un dragón.
—¿Has visto un dragón?
—Mi niña, la sangre de dragón corre por nuestras venas.

El regreso de la bestiaWhere stories live. Discover now