Capítulo 2

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Con un resoplido me encamine a la entrada de la casa de mis padres mientras iba pensando en Oliver, lo más probable es que ya todo el mundo supiese que ya había vuelto y eso no me gustaba para nada.

Con este pensamiento, introduje la llave en la cerradura y entre en la casa, podía ir a mi sobrino hablar con mis padres, cuando me acerque al salón estaban todos sentados en el sofá y la primera persona que me vio fue mi hermana, que pegó un grito que creo que se oyó hasta en china.

-Alina-dijo mientras se levantaba para poder abrazarme.

-Hola hermanita-dije, mi hermana era doce años mayor que yo, a sus 37 años, era una mujer guapísima, piel clara, pelo negro como el carbón, ojos marrones un poco más oscuros que los míos y un metro setenta de altura.

-Hija-dijo mi madre, que también se había unido al abrazo- estamos tan contentos de que hayas decido venir, te echábamos mucho de menos- dijo mientras me soltaba para que mi padre me pudiese abrazar.

-Hola papá-le dije, mientras le abrazaba.

-Alina hija-me dijo- ya era hora de que vinieras a visitarnos.

No me dio tiempo de contestar cuando un torbellino de 14 años se lanzó encima de mí.

-Tía, no sabes cuánto te he echado de menos-me dijo mi sobrino Diego- pensé que tendría que volver a ir yo de vacaciones para poder verte- mientras me decía esto le aprete fuerte contra mí, esta era la parte mala de vivir fuera de España, que no los veía tanto como yo quería, porque yo no quería venir a mi pueblo natal.

Cuando me separe de mi sobrino, mi cuñado David se acercó a mí y me dio un abrazo corto.

-Me alegro de volver a verte Alina-me dijo.

-Lo mismo digo- le respondí yo.

Mientras nos sentábamos en los sofás que había en el salón y nos poníamos hablar, no dejaba de mirar a mi familia, en estos dos últimos años habían cambiado.

Mi padre a sus 70 años se encontraba bien, era de estatura media, cabello negro, aunque ahora se le podían ver las canas que le habían empezado a salir unos años atrás y ojos marrones. Mi madre con sus 63 años estaba bien conservada, casi no tenía arrugas, tenía el pelo por encima de los hombros de color negro y ojos marrones. Si en mi familia todos teníamos los ojos marrones.

Por el contrario, mi sobrino desde la última vez que la había visto está mucho más grande y es que era un chico que estaba en plena adolescencia, tenía el pelo negro como su madre, ojos marrones claritos, unas pecas que se le veían si te acercabas mucho a él, que le hacían verse más guapo de lo que ya era y de altura puf, ya me había superado a mí y a su madre.

Mi cuñado un clásico español, como el resto de mi familia, alto de un metro ochenta o por ahí, de pelo negro y ojos marrones.

-Alina cariño-me dijo mi madre y me hizo volver a la realidad- ¿vas a volver a Italia cuando acabes tus vacaciones o te vas a quedar en España? -me pregunto mientras me miraba.

-No lo sé mama- la dije- sabes que me encanta España, pero me gusta mucho estar en otros sitios- la dije con toda la sinceridad- tengo una oferta de empleo en chicago para cuando acabe el verano.

- ¿Chicago? -dijo mi hermana.

-Sí, estuve estudiando un año ahí la carrera y me encanto la ciudad-dije suspirando- en caso de que lo acepte tengo que decírselo al psiquiátrico de Florencia antes de 15 días para que puedan cubrir mi baja-dije turnando la mirada para poder mirarlos a todo- y en casa de no aceptarlo, pues probablemente vuelva a Florencia, que es donde tengo una vida hecha, aunque sabéis que no me gusta pasar mucho tiempo en un mismo sitio-les dije mientras me encogía de hombros.

-Bueno-dijo mi padre- lo importante es que estos dos meses vas a estar aquí con nosotros y ya decidirás que hacer-me dijo mientras me daba una sonrisa.

-Si papá- le dije yo y para cambiar de tema pregunte- ¿qué hay de comer mamá, que me muero de hambre? - dije y todos se echaron a reír.

-Hay calabacín relleno, sabiendo que venias, lo he preparado- dijo y yo no pude más que sonreír muchísimo, porque esa era mi comida favorita.

Mientras comíamos, no dejaba de pensar en que había una alta probabilidad que, a finales de agosto, en vez de coger un vuelo para Florencia, lo cogería para Chicago, y es que allí estuve estudiando mi segundo año de carrera y conocí a un montón de gente que son buenos amigos y son con los que paso las vacaciones.

Mi amiga Alison, también estudio psiquiatría y ella trabaja en el hospital psiquiátrico que me había hecho la oferta de empleo a mí, para trabajar en septiembre.

La directora del psiquiátrico se iba a jubilar y estaban buscando otro psiquiatra para cubrir el puesto y ahí es donde Alison dijo mi nombre, enseño mis notas, que me gradué la primera y con honores, dijo que sabía varios idiomas, porque me había ido los 4 años de la carrera en un sitio diferente y a los representantes del psiquiátrico les había parecido magnifica, por eso había recibido esa oferta y yo les había dicho que me lo pensaría en los meses de verano.

Y la realidad es que tonta no era, y no pasaba por alto que si aceptaba esa oferta me convertiría a mis 25 años en la directora de un centro psiquiátrico donde todo tendría que estar bajo mi control, por lo que la oferta tenía como un 99,9 % de ser aceptada.

Cuando acabamos de comer, me disculpe con todos y me fui a mi habitación a echarme un rato, porque, aunque Italia y España, tienen pocas horas de vuelo, había tenido que trabajar estos días atrás para dejar todo listo y que no me quedara nada pendiente y pudiera disfrutar del verano sin contratiempos.

Y esa era la palabra clave, contratiempos, cosa que ya no Iba a poder ser porque Oliver me había visto y sabía que no me iba a dejar en paz.

Solo de pensar en que él me había visto y que por lo tanto sus amigos ya sabrían que yo estaba de vuelta, durante los meses de verano, me ponía enferma y la idea de decirles a mis padres que había surgido un contratiempo y tenía que irme se hacía más fuerte en mi cabeza.

Sin embargo, la Alina que nunca se dejaba pisar por nadie y que ponía a todos en su sitio, me decía de quedarme enfrentar mi pasado, resolver la situación e irme a Chicago donde me esperaba un buen trabajo.

Con ese pensamiento me levante de la cama y me fui al baño donde me dedique a llenar la bañera, coger uno de mis libros favoritos que era el Código Da Vinci e intentar relajarme un poco.

Me metí en el agua con las sales minerales y cogí el libro y me sumergí en la lectura para olvidar un poco, que mi verano se había complicado en tan solo un segundo.




Otro capítulo más, intentare actualizar mas seguido. 

Un besazooo


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⏰ Última actualización: Aug 10, 2020 ⏰

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