Golden Hour © yoonmin

❀ Uno ❀

"Tu cabello se ha vuelto tan largo", habló suavemente, su tono manso y ligero mientras pasaba suavemente sus manos por los sedosos mechones negros de Yoongi. El aire era cálido y los árboles a su alrededor tenían hojas pintadas en degradados de amarillo y rojo, y el sol era una bola naranja que colgaba baja en el cielo e iluminaba su piel de amarillo; fue verdaderamente un momento fotográfico; uno que habría capturado con la cámara si no lo hubiera dejado en su dormitorio, en el pequeño taburete de madera que funcionaba como mesita de noche junto a su cama demasiado grande.

Septiembre era uno de sus meses favoritos del año; el momento en que el año escolar se sentía nuevo y emocionante y donde el aire se volvía más frío, de modo que las ligeras brisas hacían que el insoportable calor del verano fuera un poco más soportable, y la mejor parte fue verdaderamente el hermoso paisaje que cambiaba a su alrededor.

Por supuesto, en retrospectiva, no fue tan especial ni interesante, pero le gustaba romantizar la vida. Hacía que respirar y funcionar fuera aún más emocionante, y no requería tanta energía como andar de mal humor y preguntarse cuál era el significado de toda su existencia. Si tuviera que describirlo, era una especie de chico universitario típico, esos que verías en TikTok o YouTube que te hacían sentir envidia en el estómago por lo estética que parecía ser su vida.

Ese era el tipo de vida que había aspirado a tener durante mucho tiempo, y ahora finalmente estaba aquí. Pero de todo esto había aprendido que la vida es simplemente lo que uno hace de ella.

Y ahora, mirar los ojos profundos y cálidos de su mejor amigo fue uno de los momentos más reconfortantes y mágicos para él. Su corazón palpitó y simplemente no podía quitarle los ojos de encima a Yoongi en ese momento. Algo realmente captó su atención, el mismo atractivo que sentía cada vez que sentía la necesidad de sacar su cámara y tomar una foto de lo que lo atraía; tal vez era la forma en que su piel brillaba con un tono dorado brillante, o tal vez era simplemente él.

Había empezado a sentir esto mucho últimamente: miraba a Yoongi, se perdía en un trance, incapaz de apartar la mirada mientras pensaba para sí mismo; ¿Cómo era este hombre tan hermoso? No podía señalar ni un solo defecto en él, y estaba empezando a convencerse de que simplemente era perfecto porque no podía entender cómo alguien imparcial no pensaría lo mismo.

Él sonrió suavemente, sintiendo el calor correr por sus mejillas mientras los dos compartían un momento de sincero contacto visual. "¿Puedo atarte el pelo?" Preguntó inocentemente, poniendo sus ojos de cachorro, sabiendo que Yoongi no era alguien a quien le gustaban las susceptibilidades o el afecto físico íntimo – si es que alguna vez se podía considerar así. Bueno, al menos fingió que no le gustaba.

Levantó un brazo, tirando de la manga izquierda de su chaqueta de seda gris oscuro para mostrarle el lazo para el cabello que tenía alrededor de su muñeca. "¿Por favor?" Suplicó una vez más, seguro de que ya lo había convencido. Yoongi frunció el ceño, una sutil mirada de diversión cruzó su rostro mientras comentaba: "Eres como una niña", puso los ojos en blanco, "como si tuvieras el pelo para ello".

Él se encogió de hombros en respuesta, acercándose un poco más a él sobre la manta de color púrpura claro sobre la que estaban sentados en el césped. "Nunca se sabe cuándo lo necesitarás". Murmuró, tomando la respuesta de Yoongi como un permiso. Sabía que si no estaba absolutamente de acuerdo con eso, eso habría sido lo primero que saldría de su boca en el momento en que preguntó.

Efectivamente, no escuchó ninguna queja real aparte de gruñidos bajos mientras ataba el cabello de Yoongi en una pequeña cola de caballo, una que realmente le sentaba bien. No era que Yoongi fuera femenino; tenía una cualidad masculina a pesar de sus rasgos faciales más suaves. Pensó que tal vez era su mirada: toda su conducta era muy varonil.