Colocaba las manos en una posición y luego en otra dejando correr el agua entre sus dedos. Carolina recordaba a su yo pequeña haciendo lo mismo años atrás imaginándose ser una fuente, ignorando los gritos de sus padres mandándole salir de una vez por todas, diciéndole que no podía costarle tanto entrar y luego tanto salir. No sentía los brazos ni las gotas cayendo sobre sus hombros, ni el agua corriendo por su espalda. Estaba tan cansada que dudaba poder volver a sentir algo alguna vez. Sólo estaba cansada físicamente pero era tanto que ni siquiera podía pensar en nada. Sabía que estaba hambrienta pero su estómago estaba demasiado agotado también como para decírselo.
Al fin salió de la ducha y se enrrolló en la toalla. Había subido las escaleras corriendo en silencio, lo último que quería era encontrarse con su padre y su novia. Se volvió a poner el pijama y de nuevo se metió en su cama pensando que no tardaría en quedarse dormida aunque estaba equivocada por completo. Rodaría por la cama pero tampoco quería moverse así que miraba hacia el techo con ojos como platos. No pensaba, no sentía, pero tampoco podía moverse.
Escuchó el crujido de la puerta al abrirse y giró la cabeza para ver quién era; un metro ochenta de curvas peligrosas entraron y se sentaron en su cama. La sangre ya volvía a correrle caliente por las venas, cosa que no era buena para la otra muchacha; ya podía mover los brazos, podría alargarlos hacia ella... rápido... hacia la cara... repetidas veces.
La chica, de la que, ahora que se acordaba, aún no se sabía el nombre, se apartó el pelo que le cubría la mitad de la espalda mientras Carolina le lanzaba una mirada airada con la que esperaba que la muchacha entendiera que tenía que irse de su cuarto si quería poder seguir con las extensiones tal y como las conocía pero, teniendo en cuenta que se acomodó mejor a su lado, también era demasiado tonta como para ello.
-Carol...- comenzó como si hablara con una amiga de toda la vida-, no hemos empezado con buen pie...
"¿No fastidies?" quiso escupirle con altas dosis de sarcasmo. Sin embargo se incorporó con un quejido aunque aún no le había dado tiempo a tener agujetas. Colocó mejor la almohada mientras apretaba los labios hasta que sólo eran una fina línea blanca y se apoyó en ella con los brazos cruzados.
-Y tu padre y yo estamos de acuerdo en que no es culpa mía- continuó la desconocida con un falso tono de comprensión de madre.
-¿Y por qué tenemos que llevarnos bien?- le preguntó en respuesta con una voz fría mirando hacia la pared rosa para no tener que mirarla a ella.
-Bueno... voy a pasar bastante tiempo por aquí- dijo haciendo que la otra pusiera los ojos en blanco, incrédula- y no quiero que me veas sólo como una madrastra, sino también como una amiga. Puedes contarme lo que quieras, incluso lo que no le cuentes a tu novio.
-Ya tengo amigas, gracias- le contestó cortante. Se vio obligada a levantarse y empezar a rebuscar en el armario la ropa que ponerse dando gracias a su yo de hacía unos minutos por ponerse ropa interior. Lo único que le faltaba era que esa señora se pusiera a opinar sobre sus sujetadores. Sacó una camiseta básica de tirantes azul en la que ella había puesto con rotulador negro: "Okay? Okay." rodeado con dos nubes.
*Nota para desgraciados que no han tenido el honor de leer Bajo la misma estrella: Es lo que se dicen los protagonistas en sustitución del "siempre" de unos amigos suyos.*
-Bueno pero...- comenzó de nuevo la novia de su padre ya algo más enfadada, se le acababa la paciencia.
-Y madre también, una muy buena- la interrumpió Carolina girándose y contemplándola con los brazos en jarras-. Mucho más buena de lo que podría ser alguien que me saca solamente ocho años, que no pinta nada con un hombre de 53. Bueno, sí que pinta pero se me ocurren teorías que no te dejan a ti en muy buen lugar.
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La felicidad no tiene nombre.
RomancePasar el verano en un pueblo donde la media de edad pasa de los 40 años no es, ni por asomo, un buen plan para una chica de 17 años. Con lo que Carolina no contaba era que todas las vacaciones tienen sus sorpresas.