💙Única parte 💙

1K 60 144
                                    


--¡Shinichi! --grito alarmado Kaito, azotando la puerta de la enfermería de la universidad --¡¿Estás bien?!

Kudo solo miro al mago desde su camilla, dándole una ligera sonrisa de calma a su ahora nuevo mejor amigo y compañero de universidad, que no  lograba apasiguar ni un poco al pobre mago.

--Si --respondio alegre el ojiazul, quitándose la ligera manta que llevaba sobrepuesta, mostrando su ya típico traje de fútbol --Lamento haberte llamado en tu día de descanso.

Kuroba solo entro al blanquecino cuarto, cerrando la puerta con más tranquilidad pero aún sin quitarle el ojo al futuro detective, que lo miraba con cierta culpa y risa a la vez.

Lo sabía y aún así no le interesó. Sabía que ese era su único día de descanso en toda la semana, pero no podía evitarlo, era gracioso levantar de la cama a ese adicto al azúcar que trataba al menos de recuperar dos horas de sueño antes de seguir trabajando en todos sus trucos y tesis.

--Odio que me llamen en los domingos y lo sabes --reclamo Kaito enfadado, sentándose a lado del ojiazul mientras buscaba algo en sus bolsillos --deberia haberte dejado aquí... En fin ¿Ahora qué te paso?

--Me dio un esguince en la pierna izquierda y tengo un poco de fiebre --Solto tranquilo el detective, mirando como el mago sacaba de uno de los bolsillos de su chamarra una caja de cigarrillos --oye está prohibido fumar aquí.

Kuroba solo golpeo fuertemente la cabeza del contrario, escuchando la queja del ojiazul quien inmediatamente llevo sus manos a la zona golpeada, intentando disipar ese fuerte dolor.

Shinichi ya podía ver venir ese golpe; casi desde que ambos entraron a la universidad, Kaito se había sido vuelto un poco más agresivo en cuanto a las charlas que a veces tenía con él, aunque solo se tratarán de meros juegos.

--¡Todo es tu culpa detective! --culpo el ojivioleta enfadado, acomodándose los lentes que llevaba consigo mientras volvía a guardar los cigarrillos que traía --no he podido dormir ni cuatro horas seguidas en toda la semana, necesito algo que me despierte.

--Entonces fuma... --sugirió como si nada Kudo, notando como el contrario lo miraba con cierta sorpresa y algo de confusión --pero a cambio llamaré al inspector Nakamori y te entregaré ¿Qué te parece?

Un bufido fue lo único que escucho, para despues ver cómo el mago se levantaba cansado hacia la ventana y la abría, dejando entrar una ligera brisa a la habitación que logró reconfortar hasta a él más alto.

El detective solo vio curioso al adulto que estaba frente a la ventana admirando su firme rostro además de ese bello color de piel que a pesar de tener unas grisáceas ojeras escondidas por sus lentes no paraba de encantarle.

Shinichi no podía evitarlo, había hecho cientos de cosas para olvidarlo pero nada le funcionaba. Quería que fuera algo más que su amigo, quería hacer más fuerte esa relación que tenia con el antiguo Kid, pero solo había un pequeño problema.

--Aoko se mudó... --susurro el mago mientras bajaba la mirada, en busca de un poco de consuelo --Se mudó con Mouri a Estados Unidos

--Odia a las parejas homosexuales --pensó el detective suspirando resignado, pidiendo un poco de apoyo a aquel Dios que al parecer no quería ayudarle a conseguir alguna pareja --me alegro por ellas.

Ambos castaños se habían conocido en pleno atraco de Kaito Kid; mientras que él ladrón buscaba alguna forma de deshacerse de los francotiradores que había enviado su organización, Shinichi quien había ido al atraco en su verdadero cuerpo, lo salvó de varias balas averiguando así su verdadera identidad.

No te lo perdonaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora