"Mi nombre es Eliah, un gusto"

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El caminar o trotar es un gusto que las personas no se dan muy seguido. Ese soy yo en tal caso. Disfrutar del aire puro de mis tierras y los calurosos rayos de sol acariciando mi piel con su calidez es una sensación inequiparable por mas que la gente lo deniegue. El buen fuego con compañeros ni si quiera se asemeja a el placer de la soledad en el que me encuentro ahora mismo. Sentirla en su pleno estado al vagar hacia un rumbo en el que sabes que encontraras a las personas que estan esperandote allí. Es reconfortante. Asi es. Algo que no se puede sentir con solo describirlo. Algo magnifico de muchos colores y sabores distintos, para mi personalmente el disfrute de un momento se define en ese mismo instante en el que se esta viviendo la ocasión. No puedes entender texto sin haber vivido momentos de tu propia existencia.

Ver estos prados en compañía no me importaria demasiado a no ser que pueda disfrutarlos para mi solo. El sonido del cesped y el rocio combinandose con una suave brisa de otoño. Y las montañas prominentes a mis costados dando fin a ese mismo. Detras de ella estaba el lugar al que me dirigía. El reino en el que habia nacido mi lugar de origen. La calidez misma.

En todo caso deberia apurarme en vez de pensar, sera que lo que vendria seria bueno o malo. Maldita sea que extrañaba a ese viejo tonto.

"Hm. Hm. Hm"

...

"Hm mm mmm"

Mire a mi alrededor. Nada.

"Oh hmmmmm. Ooooooh!"

Que era eso?

"Oh. Si es ELIAH!"

Unos brazos femeninos saltaron en mi encuentro. Básicamente intente librarme pero una fuerza inigualable me tenia cautivo de las risas y las mofadas de la presencia femenina que aun no sabia como había averiguado mi nombre. Hasta que me canse. Rote en dirección a las estalactitas e hice un movimiento de cadera para soltarme las piernas pegue un salto y patada al aire mientras que la mujer se mofaba de mi fuerza patética.
"Te has quedado en la basica Elai" mientras que reia melancolicamente.

Solte un gruñido feroz y un grito al son de mi movimientos y de pronto callo. Al fin.

Me acerqué a la aun inconsciente mujer y me sorprendió el ver quien era. Esta maldita siempre se lastimaba haciendo este tipo de bromas a las personas, ya le habia costado bastante de su personalidad cuerda. Joder.
Lucila. Estaras bien?.

Suavemente la levante y posicione arriba de Sid, mi yegua que bufo ante lo pesada que estaba la chica. Rei ante esta reacción y emprendí nuevamente viaje, pero esta vez a pie. Las tierras del campo labradas indicaban que estaba cerca de la capital del Reino. Para mi felicidad esto era cierto. Al cabo de un rato veia los prominentes edificios que conformaban el castillo de Braumhat mi ciudad natal y la tierra que trabaje durante muchos años. Ahora debería haber pasado el sanatorio y me dirigia a mi antigua residencia. Por suerte la durmiente mujer que tenia a mi cargo no habia despertado aun. Y eso me preocupaba aunque. Tecnicamente me atacó por la espalda y casi me mata de un infarto pero es mi responsabilidad que halla recibido un golpe en la cabeza con una estalactita asi que me preocupa un poco. Aunque dejo de pensar en eso apenas diviso una choza de ladrillo bien cuidada. Tomo a la mujer en mis hombros (que por cierto si era pesada) y observe su rostro familiar el cual habia olvidado hace mucho tiempo. El pelo rojo y las clasicas trenzas que siempre usa, la piel tostada y los ojos azules verdosos que siempre la caracterizaron las veces que jugabamos cerca de los establos y con el perro.

Luegos de mi momento de nostalgia decidí que a pesar mio debía entrar allí, después de todo había venido para ello. Tantee un poco con el picaporte antes de dignarme a empujar la puerta y hacer un ruido contraseña que mi padre solia utilizar *toc toc tic toc tuc* y atravesé la puerta hacia la habitación principal y tocar todos los detalles de mi antigua casa. La madera y las astillas que sobresalían de los muebles y el cuero empleado en el sillon y sillas que adornaban el comedor. Decidi dejar a Lucila en el sofa y pasar a la habitación de mamá.

Me prepare moralmente para lo que podría encontrar alli y toque la puerta. Mi hermana me dio la señal para pasar.

"Eliah" Dijo con lágrimas en sus ojos castaños antes de recibirme con un abrazo asfixiante. Estuvimos posados asi durante un buen tiempo hasta que una voz nos saco de pensamientos. Deje los brazos de mi hermana para ir a ver a mi madre que deliraba entre sueños luego de despertar. Llamaba a papa, de manera desesperada.

"Larry volviste. Sabía que vendrias, Larry te amo. Siempre te extraño Larry mi amor. Cuando te fuiste lo perdi todo incluso a mi niño. Estoy tan feliz de que hallas venido en mis últimos. Corazón mío" Sus palabras perforaban como cuchillos en una parte de mi. Era horrible ver ese panorama. Pero papá no estaba. Papa habia muerto.

"Deberias hablarle. Para eso vienes no?" Pronunció la antes inconsciente chica desde la puerta. Descansando en el marco. Fue una sorpresa agradable que estuviera bien pero no me pare a pensar en ello. Me sente y di una caricia a mi madre en la mejilla.

"Mamá soy Eliah. Un gusto volver a casa"

De caballeros y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora