Capítulo 02. |Señora mayor.

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Aaron.

El escándalo habitual de los salones de clases y el murmullo de los estudiantes que caminan de un lado a otro a sus respectivas direcciones y responsabilidades era algo que había extrañado realmente. ¿Quién lo pensaría? Aaron Walter devuelta a la universidad a terminar su carrera de arquitectura y todo por el impulso y la felicidad que me brinda una sola persona; mi Chaparra.

Hace un tiempo volver a la universidad no era precisamente uno de mis planes futuros, hasta que Leah de cierta manera me hizo ver que era lo que yo deseaba aunque no me estuviera dando cuenta. Mi carrera siempre fue importante para mí y mi madre quería verme convertido en un arquitecto, así que debía cumplirlo también por ella. Estoy contento con el avance que he logrado estos pocos meses en que he vuelto a mi vida de universitario. Me he tomado de lleno la universidad y puede que la graduación esté cerca muy pronto. Cuando abandoné mis clases por completo solo me faltaba un semestre para terminarla, así que estoy dando todo de mí para hacerlo súper rapidísimo. Lo único malo de todo esto es que casi no tengo tiempo para pasarlo con Leah, y mucho más ahora que ella está a cargo de su academia y trabajando en la clínica de igual manera. La mayor parte del tiempo nos vemos cuando ya estamos en la casa y muchas veces el que llega primero ya está dormido cuando llega el otro. Es un tormento, pero es un sacrificio que debemos llevar a cabo para lograr nuestros objetivos.

Camino por los pasillos de la universidad directo al estacionamiento. He terminado mis clases por hoy y debo hacer muchas cosas hoy. Termino de caminar y bajar las escaleras para seguir por el pasillo de adelante. Los suspiros y los murmullos no se hacen esperar cuando paso por cualquier esquina donde se encuentran un grupo de mujeres. Río en mi interior porque nunca pensé que cosas así me iban a llegar a molestar. En mis años anteriores yo celebraba todo esto. Amaba la atención de las mujeres y en la mayoría de las ocasiones, les seguía la corriente y ya se sabe a donde nos llevaba aquello. Pero ahora, en este momento, no me causaba otra cosa que incomodidad y alguna que otra risa porque no podía ocultar que también me parecía divertido. Leah había cambiado todo en mí, incluso esto. Yo no podía desear ni mirar a otra mujer. Estaba atrapado entre las dulces manos de una chaparra que me mostró lo delicioso que es entregarse solo a una persona.

Un pequeño grupo de chicas que por lo que se ven, son recién ingresadas a la universidad empiezan a murmurar y a mirarme con ojos de querer quitarme la ropa ahí mismo. Río en mi interior y me pregunto si alguna de ellas llega al menos a los diecinueve años.

—¡Aaron!

Volteo hacia los lados y en el mismo grupo que acabo de describir veo a Elena, la pequeña hermana de Erick Murray caminar hacia mí. Le sonrío y me detengo hasta esperar que esté lo bastante cerca. Me saluda con un beso en la mejilla y me sonríe muy contenta. Está con sus cuadernos en mano y veo cómo las que supongo son sus amigas se acercan un poco de igual manera a nosotros.

—Elena. Hola. ¿Qué tal estás?—La saludo y escucho el suspirar de sus otras dos amigas que se encuentran a unos pocos centímetros detrás de ella.

Ella voltea a verlas y ríe.

—Bien. Terminando las clases por hoy, debo ir a trabajar a la academia. Las inscripciones abren hoy y debo estar en mi puesto ayudando con eso. —Responde contenta.

—¿Quieres que te de un aventón? Realmente tengo que ir a otro lugar pero puedo llevarte primero. —Me ofrezco.

Ella niega.

—Gracias Aaron, pero no te preocupes. Iré a almorzar algo con mis amigas y luego tomaré un taxi hasta allí.

Las dos chicas de atrás vuelven a murmurar y ya me está resultando demasiado incómodo las miradas de depredadoras que me lanzan. Elena las vuelve a mirar y suelta una carcajada.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora