Mis pensamientos tienen libertad absoluta. No mienten, no esconden, no ocultan. Escribo lo que me sale. Escribo lo que soy.
Me apasiona redactar palabras que salen a borbotones de mi mente, queriendo esclarecer toda idea proveniente de allí. Suelo escribir en prosa, historias o en forma personal.
Todos los días hago el ejercicio de redactar. De todas maneras me cuesta armar poesías. Sin embargo, cuando logró construir ese puente y cumplir aquel objetivo, me llena de satisfacción. Por tanto, me genera tranquilidad y comodidad.
Redacto para descargarme, para expresar lo que llevo dentro, contar un tema y relatarlo con todos los detalles posibles. Aunque no suelo extenderme demasiado, logro aquella finalidad que me proponga. Teniendo en cuenta la orientación reflexiva de mis escritos, me enfoco en aquello que no es simple de descifrar oralmente. De modo que pueda resultar un contenido cursi, meloso o tal vez algo dramático.
Mis tiempos libres los dedico a esta pasión. Las oraciones que surgen deben ser plasmadas de inmediato, si bien las ideas no siempre son claras. Son instantes eternos en donde puedo desarrollar cierta temática respirando cada letra que dejo escapar, suavemente y sin prisa en alguno que otro papel.
Me aferro tanto a la escritura que hasta cuando voy caminando por la calle y se me ocurre algo, lo transcribo. Podría realizarlo en un papel de caramelo, en una servilleta, en la pared, en el techo, donde sea. Cualquier momento es bueno para ello.
No importa el estado de ánimo que tenga, así sea tristeza, felicidad o enojo. De cualquiera de estos u otros sentimientos puede surgir una increíble producción.
Me sirve muchísimo llenar un papel y luego reemplazarlo. Tachar palabras, revisar y escribir cuántas veces sea necesario. No es tan malo cometer errores ya que de ellos aprendemos. El bolígrafo es mi guía en este viaje cotidiano en donde la tinta requiere de mi atención. Por lo cual debo interesarme en mantener la comodidad al hacerlo, utilizando el trazo grueso si se trata de este instrumento.
La computadora es un accesorio fundamental hoy en día, tener un blog y manifestarse a través de las redes sociales facilita la comunicación de aquello que queramos compartir. Teclear es simple, uno se acostumbra con el tiempo. Afirmando que cada situación diferente pueda costarnos menos transmitir.
Además del proceso de la escritura, siempre repaso el texto en busca de falta de acentos, errores ortográficos o si determinada frase no concuerda con el escrito.
Así pues si una palabra me genera duda, consulto con el diccionario, mi aliado en esta aventura.
Vale la pena decir que la corrección es de gran importancia. Uno no puede asegurarse de publicar o mostrar un texto sin antes revisarlo varias veces. Un paso en falso puede cambiar el sentido de todo lo quisimos exponer en palabras.
Hay que destacar que los errores no siempre son gramaticales, todos tenemos puntos débiles al redactar que pocas veces reconocemos... Colocar puntos muy seguidos, enfatizar ciertas palabras repitiéndola dos o tres veces seguidas; son algunos de los míos. Comenzar con una idea y terminar con la misma sin que se desvié el tema es algo esencial y difícil de lograrlo pero no imposible.
En relación con los lectores de mis producciones, suelo recibir críticas constructivas, indicaciones en las cuales los mensajes les expresan gratitud, ternura, risa para el alma. Sin necesidad de ampliación, pueden leer mis escritos fácilmente, les agrada la sensación de compartir aquella redacción con algún tercero.
Así como ellos dedican su tiempo a la lectura de mis breves palabras de tacto suave, también ocupo lapsos donde mi mente se relaja y disfruta de un buen libro. Siempre tuve la idea de que aquello nos llena de conocimientos y de realidades que no conocemos. Nos introduce en mundos en los cuales no somos capaces de imaginar a diario. Por un lado, mis favoritas son las novelas y las autobiografías. Aunque me agrada experimentar nuevos géneros de vez en cuando.
Si un libro me atrapa demasiado, me cuesta dejarlo y seguir con la rutina. Sin embargo, intento dejarlo para la noche donde puedo disfrutar el tiempo con mayor facilidad. Relajarme e insertarme en un lugar mágico recorriendo cada huída, perdiéndome en las palabras, imaginando cada momento. No suelo leer rápidamente a menos que deba encontrar una idea principal inmediata.
En definitiva siento pasión al escribir. Si bien me gustaría definir los temas con mayor claridad, y otorgándole al contenido oraciones que me permitan continuar el texto ya que considero que suelen ser muy breves.
Colecciono palabras transcibiendolas a diario, saltando de lugar en lugar en busca de aquel preciso momento en donde se entrecruzan las ideas, definitivamente creando una intensa salida de tinta. Inventando historias pero no con demasiadas fragmentos. Las cosas simples me gustan.
Escribo a mi manera, breve o que fluye cual manantial, cada oportunidad que presentan las letras esun sueño. Un misterio por revelar en oraciones inconclusas. Invadiendo lasansias, argumentando los silencios de incertidumbre en nada más ni nada menosque palabras.
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Coleccionista de palabras
Short StoryHe coleccionado momentos. He llegado a sentirme vacía por dentro. Sin embargo, las palabras, están allí para salvarme.