9. La otra dimensión

486 46 12
                                    

Wybie se encontraba junto al pozo, con las manos empapadas en sudor y el corazón a mil por hora. Deseaba ayudar a Coraline, pero simplemente no sabía cómo. Definitivamente bajar no era una opción y abandonar el pozo mucho menos, por lo que, en la desesperación, decidió sujetar fuerte la cuerda por la que su amiga había bajado. La amarro a su camioneta, se sentó en el suelo y contó hasta 100. Todo iba a estar bien.

Coraline escucho atentamente cada apalabra que salía de los hocicos de los animales. No paso mucho tiempo para que la bruja notara su llegada y enviara a sus diminutos secuaces tras ella. Una horda de ratas espeluznantes se encontraba de cara de los tres.

—¡Corran! Y-yo los cu-cubriré —tartamudeo el perro, con sus largas y delgadas patas temblándole como gelatina.

Coraline sintió lastima ¿realmente debía dejarlo? No quería, pero de un momento a otro pudo ver como el animal se abalanzo sobre las ratas. Las arrojaba de aquí y allá. Ella entonces tomo una rama fuerte de algún árbol, y comenzó a batear a las ratas para abrirse camino.

—¡Rápido! —dijo el gato, dando un elegante salto lejos de los roedores.

Huyeron, no sin antes voltear y ver a Bug peleando contra los animales de la bruja. Se veían delgados. Sucios. Viejos. Coraline se había percatado durante la batalla, era fácil vencerlas. Estaban tan débiles que un solo golpe hacía que el relleno de muñecas escapara de sus diminutos cuerpos.

—¡Gato debemos apurarnos! —le dijo corriendo a toda velocidad tras él.

Entraron al Palacio como dos rayos. Encontrándose con todo completamente desgastado y maloliente.

—Se está quedando sin fuerzas—susurro Coraline. El gato sintió. —Debemos encontrar a Sean rápido antes de que sea demasiado tarde.

Ambos emprendieron a buscar al niño, gritaban su nombre sin cesar, fue ahí cuando Coraline lo escucho. ‹‹ ¡Mamá! ›› se oyó con fuerza viniendo de la sala de estar. De repente, el mundo cambio. Coraline no conocía ese lugar ¿Era el Palacio Rosa? Un frío brutal la invadió evitándole poder contestar a su hijo. El gato se mantuvo alerta cuando se oyeron risas de niños, Coraline entonces vio infantes corriendo dentro de la mansión. Una niña rubia que se veía muy feliz, con un enorme traje rosa. Luego una niña alta que fingía disparar con dos armas de juguete y, por último, una delgada abrazando a un hombre alto. Todos se diferentes épocas. Todo se desvaneció en cuestión de segundos, ella salió de su trance en cuanto el gato le llamo. Como por arte de magia, el Palacio Rosa había vuelto a la normalidad.

Coraline continúo buscando a Sean.

—Siento su olor aquí— dijo el gato olfateando la pequeña puerta secreta, por la que hacía años Coraline había llegado a ese mundo.

Pero estaba cerrada, ella no lo dudo ni un minuto en cuanto comenzó a golpear sin parar la puerta, con aquel tronco que había tomado de afuera. La puerta termino hecha pedazos, pero mostrando lo que había al otro lado... el túnel, aquel túnel que ella tan bien conocía.

Estaba caminando junto al gato, recorriendo ese frío y rugoso hoyo. El susto la invadió cuando todo se volvió oscuro y el lugar empezó a temblar descontrolablemente. El túnel había dejado a la vista un espacio blanco, Coraline intento apoyarse en la nada, pero al hacerlo, su mano toco algo frío y viscoso. Se podía ver una especie de niebla de colores verdes, azules y morados arrastrase por el lugar. Coraline recordaba haberlo visto antes.

—Ya hemos estado aquí —Le dijo al gato.

—Sí —afirmo este —aunque... no recordaba que fuese tan helado.

La entrada parecía no tener fin, Coraline podía observar la otra puerta al fondo. Muy, muy, muy al fondo. Casi parecía un pequeño punto en una página en blanco.

—¡Mamá ayúdame! —grito Sean con fuerza.

Coraline entonces siguió al gato, quien pudo identificar a Sean por su olor. Estaba oculto junto a la bruja, entre toda esa neblina de colores. Beldam lo tenía sujeto en una enorme telaraña, ella frente a él, tenía un botón en sus manos puntiagudas y una aguja con hilo en la otra. Estaba delgada como un fideo y encorvada como Quasimodo. Como aquella última vez que Coraline la había visto.

—Te estaba esperando, Coraline... otra vez trajiste al parásito contigo —gruño la bruja.

—Se le pones un solo dedo encima a mi hijo, te matare como debí hacerlo hace mucho tiempo —Ataco Coraline, llena de rabia. Sujeto con fuerza el tronco en su mano.

El gato observo todo, debía ayudar a Sean antes de que las cosas se pusieran peor.

--------------------------------------------------------------

¡Hola! Ha pasado mucho tiempo desde que actualice (perdón) yyyy espero que estén bien. ¿Qué les pareció el capítulo? Faltan alrededor de 3 episodios para que acabe el libro :( los últimos capítulos vienen con mucha emoción :B así que prepárense. Además, querías dar las gracias a todas las personas que han comentado y dejado su voto, eso en serio me motiva a seguir escribiendo.

Tengan una noche(o día) muy cute <3 See you!

Coraline y la segunda puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora