Capítulo 6: Una mirada celeste

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Con dulzura y amor acaricia los rebeldes cabellos castaños de su pequeño hermano menor, él es la luz de su vida, la única que le queda y por quien aria hasta lo imposible y lo inimaginable. Siempre que Luka este bien lo demás no le importaba. Amaba esas sonrisas alegres que le dedicaba cada mañana en donde jugaban antes de bajar a desayunar y comenzar su día.

Lo ama, lo ama tanto que no podría comparar con nada aquel dolor que siente al verlo día a día sobre esa incomoda cama peleando por su vida, se fuerza a sonreírle y murmurar que todo estará bien, que mientras él este a su lado nada va a pasarle, quiere sonar firme, decidido y seguro, pero la voz le tiembla hasta quebrarse y la garganta se le cierra, porque ni siquiera él está seguro de sus palabras, tan solo quiere creer y confía en que todo estará bien.

Ruega a un dios que la salud de su amado hermano mejore pronto, y se disculpa por ser pecador, por no seguir los consejos de su madre, intentando explicar el motivo de sus vergonzosas acciones, más que nada porque esta consiente que son reprobatorias, pero sabe que no tiene escapatoria y debe hacerlo. Todo lo que hace no es por gusto, es la necesidad que lo ha llevado a ofrecer aquello, más sin embargo aquel hombre de mirada lasciva le orillo a ese mundo para beneficio propio.

Sabe que Alois es hermoso, es un ángel maravilloso, lástima que él solo le ve como un negocio, pero si Alois acepta es únicamente por el bien de Luka, pero nunca está de más orar por él y esperar que todo mejore para ambos, que llegue un día en donde puedan ser plenamente felices. No lo sabe, pero podría odiar a ese dios en el que ahora tanto confía si algo le pasase a su amado hermano.

Las lagrimas descienden por su rostro sin control, empapándolo por completo hasta caer en las pálidas mejillas de su Luka, el labio inferior le tiembla, quiere decirle tantas cosas pero no puede… maldice su suerte y se limita a besar dulcemente la frente de su hermanito. Al tocarla con sus labios cierra sus ojos y ruega que le baje la temperatura, mientras él se siente inútil y se maldice por no poder hacer nada más que ponerle una simple compresa fría en un burdo intento por bajarle la fiebre. Lo peor de todo es que tiene que irse y no puede quedarse a cuidarlo por más que lo desee.

—¿Por qué lloras? —cuestiona Luka con una dulce voz, tan amable y cálida que provoca abrazarlo y nunca soltarlo por temor a perderlo.

—Por una basurita que me ha entrado en el ojo —se obliga a decir una mentira mientras le sonríe como siempre, observando cómo le mira adormilado—. Debes descansar, te prometo que regresare antes del amanecer.

—¿Lo prometes?

—Claro que sí, por ahora duerme para que pronto estés bien —acaricia su cabello mirándole amorosamente, como aquella madre que te consiente cuando has enfermado; quiere llenarle de mimos, abrazarlo y no soltarlo pero sabe que en la mañana tendrá mucho tiempo para hacerlo, por lo que se separa de él y camina hacia la salida una vez que observa como Luka cierra los ojos cayendo en un profundo sueño nuevamente.

Con calma Alois sale del pequeño cuarto que comparten, en el cual solo hay una vieja cama matrimonial, y junto a esta un pequeño mueble de noche, su ropa permanece en un par de cajas apiladas que simulan ser un ropero, mientras de una de las paredes cuelga un pequeño espejo, lo suficientemente grande para observar su rostro cada noche que se arregla. Al salir observa la pequeña puerta a un lado de la habitación, tan solo es el baño, pequeño y sencillo, total, solo es Luka y él, su amado Luka.

Con unos cuantos pasos llega a la cocina, es solo una estufa y un refrigerador chico decorando aquel reducido espacio, mientras al centro hay una mesa para dos, adornada con una pequeña flor que Alois recogió la madrugada pasada. Suspira antes de beber un poco de agua ya que siente la garganta seca, mientras sigue observando a su alrededor, lamentándose por no poderle ofrecer nada más a su pequeño hermanito de quince años, pero el solo tiene dieciocho.

Mirada ÁmbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora