Existe una dualidad entre la infancia y la madurez, eso es algo que yo sé bien...
Porque aún conservo y guardo mis muñecas.
Porque adoro el chocolate, los dulces y las golosinas.
Porque me gusta leer cuentos de niños cuando no tengo tiempo de leer cosas de mayores.
Porque disfruto más con una película de dibujos animados que con los programas de actualidad.
Porque me quedo embobada contemplando el escaparate de cualquier juguetería.
Porque a veces me río por tonterías.
Porque hay otras veces que lloro por nada.
Porque también garabateo de vez en cuando hojas de papel en blanco.
Porque se dan situaciones en las que disfruto más de la compañía de los niños que de los adultos.
Porque aún a mi edad sigo buscando en las nubes formas difusas.
Porque me siento cautivada por cosas tan simples como el vuelo de una mariposa o la puesta de sol.
Dicen que la inmadurez es actuar o comportarse de forma infantil, pero la realidad es que en el fondo todos tenemos un niño o una niña dentro de nosotros que sale en los momentos más insospechados.
Cuando somos niños deseamos fervientemente ser mayores y cuando por fin lo somos añoramos ser niños. Yo no puedo ser eternamente una niña, la edad y la mentalidad me lo impiden, pero eso no significa que en determinadas situaciones no pueda ser libre de sentirme como tal.
Si aún eres joven y te avergüenza hacer ciertas cosas por el que dirán, detente un instante a pensar qué puedes perder. Muchas veces la vida nos trae tantas tristezas y decepciones que no está demás mirarla desde un prisma diferente. Quizá, si no temiéramos tanto a la crítica y valoráramos un poco más nuestras satisfacciones, es decir, lo verdaderamente importante, crecer y madurar sería un poco más fácil...
El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.
Pablo Neruda.
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Infancia
RandomExiste una dualidad entre la infancia y la madurez, y eso es algo que yo sé bien...