Capítulo 1: "El misterioso mensajero"

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Al sur de Gran Bretaña, en una colina no muy lejos de una pequeña villa, se hallaba una choza como cualquier otra, construida casi en su totalidad de madera de roble.

Ahí habitaba una familia algo numerosa, la familia Kamado, de la cual lo más extravagante que se escuchase en los chismes de la villa, era de la impresionante calidad del carbón que ellos producían, ofició con el que se ganaban la vida. De ahí en fuera, todo era ordinario en ellos.

El padre, el señor Kamado, era alto, con una piel bronceada y cabello largo y rojizo como el fuego, sin embargo, con el pasar de los años, su aspecto le hacía lucir más y más demacrado. Su mujer, la señora Kamado, era una mujer esbelta, con el cabello oscuro, una estatura promedio y una piel clara e inusualmente suave, considerada en la villa como una de las bellezas de la misma.

Cuando su jornada de trabajo inició, muy temprano por la mañana, Tanjiro, el primogénito de los hijos Kamado, salía de su casa acompañado de su padre, quien portaba unas muy bien afiladas hachas, y se internaban en el bosque que se encontraba a escasos  metros de su hogar.

Ambos cortaban la madera de los árboles para poder usarla y producir carbón que venderían a la villa al medio día, pero su trabajo se vio interrumpido por la repentina aparición de un hombre que parecía vestido para celebrar Halloween.

El misterioso sujeto llevaba puesto un traje a base de una larga y delgada túnica de color negro con lo que parecía ser un emblema bordado al costado izquierdo, un puntiagudo sombrero y unos pantalones rojos a cuadros. En las manos podía verse como con una de ellas sujetaba lo que parecía ser una rama de sauce bastante refinada y estilizada, y en la otra un sobre con un sello color morado con la misma insignia que llevaba el hombre en la túnica.

   — ¿Usted es Tanjiro Kamado? — Preguntó el hombre con cierto cansancio.

Tanjiro miró a su padre, dudoso, y este asintió con una sonrisa, indicando que podía responderle al hombre.

   — Así es, señor — Confirmó amable y notó en aquel hombre una expresión de alivio, como si ya se hubiese equivocado de casa. —¿Necesitaba algo? — Preguntó.

   — Me complace informarle que hay un cupo disponible para usted en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. — Anunció el hombre.

Tanjiro lo miró con desconcierto y teniendo la boca ligeramente abierta. Su padre estaba igual o incluso más sorprendido.

El hombre prosiguió:

   — En este sobre está escrita su admisión y una lista de todo el material necesario que deberá ocupar para cursar el primer año. Señor Kamado. — Musitó el sujeto, dirigiendo su mirar al progenitor.

El padre de Tanjiro parecía estar en las nubes, pues en cuanto escuchó que le llamaban se dio un giro algo brusco y se volvió hacia el hombre frente a él, quien ahora le extendía lo que parecía ser un folleto.

   — Me es necesario contarle los detalles, junto a su esposa, sobre la situación. ¿Me permite? — Preguntó amable el sujeto.

Desconfiado de si aceptar o declinar lo que aparentaba ser una falacia demasiado creíble, el señor Kamado aceptó y junto a Tanjiro caminaron de regreso a su hogar.

La señora Kamado, junto a sus demás hijos, se encontraba en la cocina preparando el desayuno para todos, y cuando escuchó que llamaban a la puerta, fue a recibir a su marido junto a su hijo, dándose cuenta de inmediato de la presencia de alguien a quien en su vida había visto.

   — ¿Querido? — Preguntó, extrañada de ver a alguien más junto a ellos y temiendo que fuera un maleante.

   — El señor... —

   — Patrick, llámame Patrick. Es un placer. — Dijo el hombre.

   — El Señor Patrick viene a decirnos algo, es sobre Tanjiro. — Comentó el padre, disimulando la preocupación con una pequeña sonrisa.

Ante la situación, la señora Kamado envió a sus hijos, con excepción de Tanjiro, a jugar al jardín, dejando los al cuidado de su segunda hija, Nezuko, una joven muy hermosa de piel clara y cabello oscuro, con unos brillantes ojos de color rosado.

Quedando a solas los cuatro, la madre sirvió cuatro tazas de té y las colocó en una mesita de centro ubicada en la sala de estar, estando sentados ella junto a su esposo y su hijo, y, frente a ellos, Patrick, quien agradecía la taza, la tomaba y le daba un leve sorbo.

   — ¿Tanjiro hizo algo malo?. — Se apresuró a preguntar la madre, preocupada de que su hijo hubiese hecho algo que molestase a aquel extraño hombre.

Patrick negó con la cabeza, bajó la taza y le dirigió la palabra.

   — Señores... — Pauso y después prosiguió. — Su hijo es un mago.

Ambos esposos se miraron con asombro y desconcierto, y después se volvieron hacia su hijo, quien también se había girado para verlos. Ninguno entendía una pizca de lo que estaba pasando.

   — ¿Un mago?. — Preguntaron los tres al mismo tiempo.

   — Así es. — Confirmó Patrick. — Dime, Tanjiro. ¿Te han pasado cosas extrañas cuando te asustas o te enojas?

Tanjiro, tratando de hacer memoria para responder a la pregunta del señor, logró recordar algo extraño que le había ocurrido cuando tenía nueve años.

   — Una vez... — Comenzó temeroso. — estaba nadando en el arroyo y me sumergí porque ninguno de mis hermanos quería jugar conmigo, pero cuando lo hice, me di cuenta de que podía respirar bajo el agua por una burbuja que había al rededor de mi cabeza.

Explicó Tanjiro a la par en que abría los ojos y después preguntó con emoción:

   — ¡¿Eso fue magia?!

Patrick solo asintió con la cabeza, manteniendo una dulce sonrisa en sus labios y dando un sorbo más al té.

Los padres de Tanjiro parecían entender menos de lo que ya sabían, pero de algo estaban seguros. Su hijo era especial, y no sólo eso, era un mago. ¿Cómo?, no lo sabían, pero tenían el presentimiento de que Patrick les explicase a detalle sobre todo.

Después de unas cuantas horas de charlas y explicaciones por parte del mago, porque sí, ya había revelado que, al igual que Tanjiro, Patrick era un mago, los Kamado lograron comprender todo a lo que su hijo tenía que enfrentarse de ahora en adelante. 

Patrick les explicó sobre el callejón Diagon, el lugar al que irían para comprar el material de Tanjiro, el banco Gringotts, donde cambiarían su dinero Muggle ( Que era como se les llamaba a las personas sin magia y todo lo que les involucraba ), y sobre el viaje a Hogwarts tomando el expreso. Junto a ello, también entregó a los padres un boleto para el tren, indicando que debía abordarlo a las 11:00 por el andén 9/¾ en la estación Kings Cross, en Londres.

   — Las clases darán inicio el primero de septiembre del vigente año. — Comentó Patrick y dando un último sorbo a su taza de té, se levantó del sofá y entregó el sobre al chico de cabellera pelirroja. — Felicitaciones, Tanjiro Kamado.

Extendió su mano y Tanjiro no tardó en estrechar la.

   — No tienes nada a qué temer, Hogwarts será de gran ayuda para convertirte en un gran mago, estoy seguro de ello. — Dijo y dejó de estrecharle la mano para caminar hacia la puerta. — Bien, mi trabajo aquí terminó, contaré con ustedes para ayudar al muchacho en todo esto.

Ya más tranquilos por la orientación brindada a manos de Patrick, los padres Kie y Tanjuro asintieron, y con ello, Patrick salió de la casa y se esfumó en un chasquido.

Tanjiro, emocionado por su nueva vida que apenas daba comienzo, sentía que quería conocer todo de la magia, y mientras más lo pensaba, más emocionado se ponía.

   — Soy un mago... — Musitó en silencio, con una sonrisa en su rostro.

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⏰ Última actualización: Mar 05, 2021 ⏰

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Patronus Gemelos ( Tanjiro X Genya )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora