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Lucky Me, Lucky You, Lucky Us (Pte. 1)

'Para vivir una vida plena, necesitamos seguir creando "el siguiente paso" de nuestras vidas. Sin sueños ni metas no hay vida, solo existir, y no esa la razón por la que estamos aquí'.

-Mark Twain

Claro

Tener sueños y metas.

No existir solamente.

Eso suena muy bonito. Un poco trillado, como muchas de las miles de frases motivacionales que encontraba a diario por todos lados, pero lindo de todo modos.

Es más, si Mark Twain estuviese vivo, le encantaría el preguntarle qué procede cuando hiciste todo lo posible para alcanzarlos, pero saliste con las manos vacías de cada intento.

¿Cómo señor Twain?

¿Cómo se hace para no dejar de ilusionarse, cuando para algunas personas el camino que existe entre esas metas y ellas está lleno de obstáculos que decidieron enfrentar sin importar el costo, pero la vida se empeñó en enseñarles repetidamente que la voluntad, el constante esfuerzo, el arduo trabajo, a veces no son suficientes para verlos convertirse en realidad?

El estridente timbre de la alarma de Juliana llenó el espacio de su minúsculo estudio haciéndola dar un pequeño salto, así que colocó su separador en el interior del libro antes de cerrarlo y dejarlo sobre el buró a un lado de su cama.

Era hora de comenzar su rutina.

Corrió rápidamente al baño para darse una ducha, secarse el cabello y tener el tiempo exacto para prepar su comida. Ambas de hecho. La que degustaría antes de salir a trabajar y la que llevaría consigo para la hora del lunch, si es que Milagros no salía con algo que le impidiera acabar a tiempo para tener su merecido descanso.

La chica tomó su mochila, las llaves de su coche, el teléfono y cruzó la puerta dispuesta a vivir un día más.

Bueno, de acuerdo con las palabras de Samuel L. Clemens, mejor conocido como Mark Twain, dispuesta a existir un día más.

Si alguien le hubiese dicho a la versión suya de hace diez años, la que vivía en un trailer Park en San Antonio, la que a pesar de todas las adversidades enfrentadas, pobreza, un ambiente inseguro, un padre abusivo, una madre pasiva, entre otras cosas más, no perdía las ganas de comerse el mundo ni de construir una vida mejor para Lupe y para ella, que ésta sería su realidad, Juliana le habría soltado un comentario lleno se sarcásmo y quien sabe, hasta le hubiese roto una botella en la cabeza.

Luego de haber dejado aquél deprimente lugar, llevando consigo una pequeña maleta con lo poco que tenía de ropa, toda la resolución para hacer que las cosas buenas por fin comenzaran a sucederle y la bendición de su madre, las cosas ciertamente no habían salido tal y como las esperaba.

Nada, de hecho, ocurrió como lo imaginó alguna vez.

Hacía tiempo que Juliana había dejado de 'soñar y establecer' las metas de las que el señor Twain, hablaba.

Después de todo las cosas buenas no le pasaban a gente como Juliana.

Ahora, diez años después de haberse lanzado a la aventura, lo que había obtenido era conducir su apenas decente automóvil por el 'Strip', protegiéndose con el aire acondicionado del brutal calor que se vivía al exterior en ésta época del año, lista para comenzar su turno como mucama en uno de los hoteles más lujosos de ésta ciudad.

Era curioso.

A Juliana no le parecía un sitio atractivo. Había llegado aquí por necesidad y terminado estableciéndose por comodidad. No entendía cómo a la gente le podía llamar la atención someterse a tales temperaturas por gusto propio sólo para poder venir a apostar, y probablemente perder, grandes cantidades de dinero o poder pagarse prostitutas baratas, o unas muy caras, según fuese el presupuesto.