𝒆𝒔𝒄𝒖𝒄𝒉𝒂 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒐𝒔

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capítulo veinte: escucha a los muertos

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— Prefiero decirles antipsicóticos, pero sí. Recuerdo que ella estaba en el ala B del instituto. —contestó Mariah, mirando a la rubia dormida. — Y por si no saben, el ala B se reconoce por tener a los niños con problemas auto-flagelativos y problemas mentales. No digo que Betty tenga uno, pero-

— Me estás diciendo que le administraban fármacos como la ziprasidona y zotapina. ¡Mariah, son neurolépticos! O antipsicóticos, como quieras decirle. El chiste es que es medicamento recetado a personas con esquizofrenia. ¡Esquizofrenia! —Jughead se quejó.

— ¡Ya, Jughead! ¡Deja de hacer énfasis en las palabras! Me pones de nervios. —la rubia se quejó, rodando los ojos con hastío. — También son para la bipolaridad y el trastorno límite de personalidad.

— Aguarda, ¿entonces qué es lo que tiene B en sí? —Verónica alcanzó a preguntar, más que intrigada en el caso de Betty. — Porque hay que ver qué tiene mi mejor amiga.

— Oigan... ¿Qué está pasando aquí? —la voz conocida de una chica les llamó la atención, ella parecía adormilada mientras los veía en el marco de la puerta.

— Mierda. —Jughead maldijo sorprendido.

— ¡Puta madre! —Verónica soltó, ganándose una mala mirada de parte de todos y ella se cubrió la boca rápidamente mientras veía a la morena. — Perdón, culpen al shock. Y Cheryl y Betty están dormidas, no escucharon mi grosería. —se excusó, y después volvió a mirar a su hermana. — Toni... ¿Qué?

— ¿Qué me ven? —la morena bufó, extrañada ante su comportamiento y entonces Verónica se lanzó a abrazarla, después Archie y Jughead le siguiendo. — Oigan, paren, me asfixian. ¿Qué les sucede?

— N-no, no, no, no puede ser. —Mariah murmuró sin palabras para describir lo asustada que estaba. — Y-yo te vi... Estabas muerta.

— Quisieras, idiota. —Toni soltó una risa con burla, aún con todos abrazándola.

— Odio decir esto, pero Mariah tiene razón. —la pelinegra dijo confundida, aún aferrada a su hermana que había creído perdida. — Caíste de una gran altura y te rompiste el cuello contra las rocas... Estabas sin vida en el sofá.

— Okay, ahora sí me están asustando. —la morena murmuró, notando lo serio de sus caras. — Después de la pelea que tuve con Verónica... Yo fui a los acantilados, sí, pero regresé sin ninguna herida y me fui directo a dormir porque no quería despertarlos. Oigan si es una clase de broma, no es divertida.

— No, te juramos que no lo es, estabas muerta, Toni. Yo cargué tu cuerpo inerte. Tenías una gran abertura en el cuello. —Archie habló, mirando el cuello de la morena que no tenía el más mínimo rasguño.

— N-no sé qué pasa, pero me alegra que estés bien. Demasiado, joder. —Jughead dijo a Toni, abrazándola con una sonrisa y levantándola un poco en el aire con ella riendo.

— Jug... Hay que irnos de aquí. —pidió Verónica, agarrándolo del brazo mientras comenzaba a sentirse mareada y veía las paredes. — No creo que sea buena idea quedarnos más tiempo.

— No, no, no, ¿por qué? ¡Está cabaña es enorme! Betty y Cheryl están seguras aquí y no vamos a irnos solamente por una estúpida situación paranormal o lo que sea. —se quejó Mariah, pues de nada le servía que se fueran de ese lugar.

— No, Mariah, yo no quiero estar aquí ni un minuto más. Me da escalofríos. —se quejó, aún sujetándose de Jughead. — Vámonos de aquí.

— ¿Y a dónde iríamos? —preguntó Archie. — ¿Riverdale?, ¿Greendale?, ¿Pep Sign? Están buscando a Betty y no es la mejor idea irnos ahora. Lo siento, Verónica.

𝗪𝗛𝗔𝗧 𝗜𝗦 𝗟𝗢𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora