Prólogo

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Agosto, en diez días empiezo la universidad. Y no me produce sensaciones. Debería alegrarme. O marearme de miedo. Pero en realidad no me importa. Me la sopla, como diría mi hermana. Y hablando del rey de Roma...

- ¿Alberto? ¿Estás ahí? ¿Vuelves a estar en tu mundo?

- ¿Qué quieres Inés?

Mi hermana siempre llega en el momento más inoportuno, o más adecuado. Depende de cuánto la necesite. La verdad, no sabría vivir sin ella. Me río. Por estos pensamientos me llama ñoño...

- ¿De qué te ríes?

Inés está en el marco de mi puerta, esperando una respuesta. Lleva unas botas de tacón que le favorecen sus piernas largas. Va a ser una mujer muy guapa, aunque ella no lo vea. Ya no es una niña. Mi hermana ha crecido ante mis ojos y no me he dado cuenta.

- Me voy a la universidad... - susurro.

Encontré el único efecto que podía sentir al irme. No quiero dejar a mi hermana, a sus catorce años, sola. Hemos sido el paño de lágrimas del otro durante mucho tiempo. No la voy a poder ayudar. Y eso me mata.

- Alberto, me estás empezando a preocupar.

- No te preocupes Inés. Estaba pensando en cuando acabe el verano. En la universidad.

Me mira con preocupación y se sienta en la cama conmigo.

- ¿Le tienes miedo a la universidad?

- No especialmente. – no le digo la verdad para no preocuparla, pero Inés es demasiado lista.

- Estaré bien, y tú también. Nos quedan las llamadas y el Skype. – si usase esa astucia para estudiar...

- ¿A qué viniste?

- Ah claro, se me había olvidado. Me tienes que llevar al centro comercial. He quedado.

- Claro, ¿con quién? – me fijo en lo maquillada que está - ¿Es un chico verdad? – suspiro.

- Se cuidarme solita hermano. Te espero en la puerta.

Se va antes de que pueda reaccionar. Inés... tan mayor. Ha crecido demasiado rápido. Me lleno de melancolía tan rápido. ¿Por qué seré un chico tan sensible? Decido apartar todos esos recuerdos e intentar aprovechar los pequeños momentos con mi hermana.

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- ¿Quieres un helado?

Sergio siempre es tan servicial cuando se da cuenta de que te pasa algo. Y a la vez te soborna para que se lo cuentes antes de preguntártelo. Siempre me sorprenderá este chaval.

- Claro, pero lo pago yo.

- No hace falta. – le guiño un ojo para indicarle que se lo contaré igual.

- Vale, total, no tengo mucho suelto.

- Pero sí que tienes tarjeta de crédito.

- HOMBRÉ

Este hombre es un personaje de primeras. Después de sentarnos debajo de un árbol en el parque, decido contarle todo.

- He vuelto a pelear con mi madre sobre la carrera.

- No te preocupes. Tú haz lo que te haga feliz. Ya está.

- Sergio, es mi madre. Ella quiere que sea como mi hermana Sofía o que elija una carrera como la tuya.

- Aldara, yo elegí aeroespacial porque me gusta. Si a ti te gusta la fotografía, haz fotografía. No pienses en lo demás.

- Gracias, pero tampoco quiero fallar a mi madre.

- Olvidemos esto. ¿Vamos a la piscina? Mencía nos espera.

- Gracias por todo. No cambies.

- Tranquila, seguiré diciendo mis famosas frases. ''Esto con los Reyes Católicos no pasaba''.

- Ay, el canal de historia de la tele te hizo mucho mal.

Dicho esto, nos dirigimos hacia la casa de Mencía para bañarnos. Nunca pensé que podría encontrar gente tan fantástica. Suerte que voy con ellos a la universidad.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2020 ⏰

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