Era imposible negar la felicidad que sentía por tener a su mejor amiga de nuevo cerca de ella. Después del intento fallido de Fernanda por "medicar" a su esposo, mantuvieron una larga conversación hasta la madrugada para ponerse al día. Porque, para ellas, aunque hablaban a diario, nada era comparable a poder hacerlo en persona.
Alonso no tuvo reparos en alojarla en casa por esa noche hasta que le entregaran el apartamento que tendría en la ciudad y su hijo estaba encantado de tener a su madrina y tía favorita con él, evidente por la energía con la que se había despertado esa mañana.
—Buenos días, tesoro —La abrazó por la espalda, besando su cuello con la única intención de desconcentrarla—. Te extrañé al despertarme.
—Amorcito, deja tus manos quietas —lo regañó riendo, retirando las manos de su cuerpo y girándose para mirarlo—. Quería hacer el desayuno para todos hoy.
—Así que, por consentir a Fernanda, desatiendes a tu esposo.
—Nop —Negó sonriendo, dejando un rápido beso en sus labios—. Mi esposo sabe perfectamente por qué no lo atiendo en el ámbito al que quiere referirse —Lo escuchó bufar con molestia, pero terminó por ignorar su gesto—. Ayúdame a servir el café, amorcito.
—Está bien —aceptó con resignación.
—¡Buenos días a todos! —saludó su mejor amiga al llegar a la cocina con su hijo en brazos—. Saluda, Puntito.
—¡Benos días! —repitió y escuchó a Alonso reír mientras negaba con la cabeza.
—Ven, hijo —pidió, quitándoselo a su amiga de los brazos que hizo un gesto de fastidio—. Saluda a mamá —dijo, acercándolo a ella mientras dejaba un beso en su sien.
—Mami.
—Hola, mi Puntito —Lo cargó y lo abrazó, llenando sus cachetes de besos y estrujándolo contra ella—. ¿Qué quieres desayunar? ¿Quieres tu leche?
—Nina —Estiró los brazos hacia Fernanda y esta sonrió con suficiencia y le quitó a su bebé para llenar de besos sus regordetas mejillas—. Senta, Nina.
—Claro, bebé. Ven, desayunemos juntitos, ¿sí?
—Shi, shi —Su hijo aplaudió entusiasmado y ella lanzó una mirada fulminante en contra de su mejor amiga.
¡Le estaba robando a su niño!
El desayuno continuó mientras Fernanda los ponía al día y les daba todos los detalles sobre el proyecto que la había llevado hasta el otro lado del océano. No podía negar que era una sorpresa, pero sabía que haría cualquier cosa por estar nuevamente cerca de su ahijado y el trabajo había sido su excusa.
—Así que no se preocupen que no los molestaré más de un par de días —concluyó, atendiendo a su hijo que había decidido desayunar sentado sobre Fernanda y exactamente lo mismo que ella comía—. ¿Está rico, Puntito?
—Shi —Asintió, devorando una galleta.
—Ahora, cuéntame, Alonso. ¿Cómo va tu agencia aquí? —Se interesó—. Jaime te manda saludos y también quiere que sepas que todo mejora por allí cada día.
—Lo sé, lo sé. Gracias, Fer, pero Jaime me envía informes cada semana —aclaró con tranquilidad—. Aquí todo va bastante bien, cada día tenemos más clientes que nos recomiendan a conocidos, amigos...
—¿Y en qué andas ahora? —preguntó, como siempre, curiosa—. ¿Tienes algún caso abierto?
—Varios, pero ahora comienzo con uno bastante importante —Se limitó a contestar con demasiado misterio.
ESTÁS LEYENDO
Eterna Tentación #BilogíaTentación
RomanceLuego de cerrar el caso que los unió, Regina y Alonso deciden instalarse en Ciudad de México para iniciar una nueva etapa en sus vidas. Felices, tranquilos y llenos de trabajo, disfrutan cada momento y cada día junto a su hijo. Ese pequeño que es el...