Por las calles de Seúl
—Aún no entiendo por qué tenemos que hacer esto.
Wendy Son caminaba por las calles de Seúl cruzada de brazos y con una postura que decía a gritos «¡Al primero que se cruce por mi camino le tocan todos los números para la rifa de la mejor patada en el trasero del universo».
—Ya te lo he explicado millones de veces Wen, mi padre cree que es mejor mantener el perfil bajo por unos meses y, tiene razón —le explicaba pacientemente su mejor amiga.
Al contrario de Wen, Irene Bae caminaba por las calles de Seúl sin necesidad de atropellar a nadie. La castaña sabía que tenía a esta ciudad en la palma de su mano y que no hacía falta ningún esfuerzo para mantenerlo así. Tan solo con la más insignificante de sus miradas, podía hacer que el señor que vende panchos en esa esquina perdiera su empleo. O que la mujer que ahora limpiaba los vidrios de su pequeña tienda de cupcakes, mientras tarareaba una insulsa canción de Taylor... ¿Cómo era el apellido de esa cantante? ¿El mismo que compartía con la marca de hamburguesas? En fin, con un solo llamado, Irene Bae podía hacer que, antes de que esa mujer terminara de tararear esa canción, su negocio pasara de dueño sin darle oportunidad alguna. No podía evitarlo, tenía un don para los negocios y lo sabía.
—Pues para tu padre es fácil decirlo porque él vive en una mansión en Los Ángeles llena de gente para servirlo, con una pileta en su enorme jardín y llenó de comodidades para relajar su viejo trasero, mientras tu madre se hace su quinto masaje del día con esos changos musculosos que le gusta que la manoseen —siguió quejándose la canadiense —. En cambio nosotras llevamos toda la mañana perdidas tratando de buscar un insulso departamento donde vivir —agregó.
—Wen... —Irene iba a intentar calmarla de nuevo.
—Wen, nada —la interrumpió la canadiense, frenándose en la calle para enfrentar a su amiga —. Somos millonarias, Irene —dijo con furia —. Si quisiéramos podríamos comprar un edificio para cada una en las más lujosas de estas calles —alzaba los brazos señalando cualquier cosa con tal de que le sirviera para apoyar su punto.
—Si hiciéramos eso tendríamos la prensa en nuestros talones antes de que alcanzaras a tener sexo con Joy en cada rincón de ese edificio, Wen. Alertaríamos a la competencia y todos nuestros negocios se irían a la mierda... a la mier... da. Todo el esfuerzo, toda la investigación que hicimos y todo lo invertido hasta el momento se echaría a perder también —respondió Irene sin perder la calma —. Además —siguió antes de que su amiga la interrumpiera —, si no me equivoco fue idea tuya que nos mudáramos a esta ciudad para ganar nuevos mercados y si eso es lo que quieres, es mejor hacerle caso a papá y buscar un departamento en el cual pareciera que no viven las dos dueñas multimillonarias de Bae-Son Inversiones —le dijo nombrando a su compañía para luego seguir su caminata dando por finalizada esa conversación.
Wendy se quedó pensando con el ceño fruncido y apenas se dio cuenta de que Irene había avanzado demasiado apresuró el paso para seguirla.
—¿Al menos podemos tener Jacuzzi? —preguntó habiendo recapacitado.
—Una vez que consigamos el departamento puedes hacer lo que te plazca —le dijo la empresaria —. Pero recuerda que es una situación de pocos meses —puntualizó —. Una vez que sepan que estamos ganando terreno en esta ciudad, adiós pobreza —dijo —. Tú puedes ir a vivir con Joy o con quien quieras, y yo con Sehun —definió.
—Claro, si tu novio se decide venir a vivir contigo —retruco la canadiense riendo maliciosamente —. Tú sabes cómo le cuesta a Sehun dejar las prostitutas de Los Ángeles —agregó esperando despertar la ira de Irene Bae, después de todo alguien tenía que pagar por lo que ella estaba viviendo.
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No soy para ti (SEULRENE)
FanfictionUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...