EXTRA 1

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Narra Tanner.


- No quiero ir.- Lloriqueé en la mesa mientras Vanya me miraba con la ceja enarcada, al igual que papá, y mamá me pateaba por debajo de la mesa.

- No deberías seguir comportándote así, pensé que desde que Vanya llegó habías dejado de ser tan malcriado.- Dijo mi padre regresando la vista a su comida.

Estoy irritable estos días, los nervios por presentar pruebas en la universidad donde estudió mi padre me estaban matando y cuando algo me pone nervioso (lo cual nunca ocurre) suelo ser muy irritable.

- Solo no quiero ir ¿Es muy difícil de aceptar? Vayan ustedes, ese lugar apesta a tristeza.- Luego de decir eso de inmediato caí en cuanta de quién se encontraba en la mesa con nosotros.

Vanya me miró, soltó la cuchara con altanería y subió corriendo las escaleras. Cuando quise correr tras de ella mi madre me tomó por el cuello de mi camisa y me forzó a volver a sentarme.

- ¿Se te cayó el cerebro esta mañana o qué?- Preguntó mi padre haciéndome pasar mis manos por mi rostro con frustración.

- No sé qué me pasó.- Retiré el plato frente a mí y suspiré para tranquilizarme.

- Cariño, ya sé que estás nervioso por que te acepten en la universidad pero estas siendo un poco...- La voz de mi padre interrumpió a mamá.

- Idiota.- Mi padre lo miró con reprensión y él se encogió de hombros.- Es solo una visita a la casa hogar, porque los niños estuvieron muy preocupados por Vanya y quieren verla, no podemos arrancarla del lugar del que viene solo porque tú estás muy mal acostumbrado.- Habló mi padre con tranquilidad.

- Lo sé, es que no recordaba que ella viene de ahí.- Resoplé frustrado y mamá me acarició el cabello para calmarme.- Solo estoy nervioso, no intento ser malo.

- Pues ve a arreglarlo.- Escuchamos el ruido de algo caerse en la planta de arriba y mi papá volvió a mirarme con los ojos abiertos.- Ve, antes de que destruya mi casa.

Salté de la silla y corrí escaleras arriba hasta llegar a la puerta de su habitación, donde podía escuchar sus gruñidos mientras contaba del uno al cincuenta como le explicó el psiquiatra.

Abrí la puerta y cuando conectó mi mirada con la suya se giró y tomó algo; sin darme cuenta de lo rápido que sucedió, su almohada se estrelló contra mi rostro dejándome un poco aturdido.

- Escúchame ¿Puedes? No fue mi intención, no lo recordaba.- Ella se sentó en la cama gruñendo como loca y yo me acerqué cuidadosamente, tiende a ser muy agresiva cuando la hacen molestar.- Es solo que no me gusta estar ahí.

- ¿Porqué? ¿Porque hay niños pobres? ¿Porque tienes mucho dinero para ser visto en un lugar así?- Negué con la cabeza mientras ella se acercaba peligrosamente.

- No, yo solo...

- ¿Porque eres superior a esos niños? ¿Porque no son más que simples desafortunados?

- ¡No! ¡Es solo que no quiero volver al lugar donde no pude evitar que te hicieran daño!- Exclamé y ella me miró fijamente a los ojos, analizando mis palabras.- No me gusta ese lugar porque me hace recordar al momento en el que gritabas dentro de ese maldito cuarto, no estoy dispuesto a volver a vivir eso ni a volver a estar ahí.- Ella suspiró y me miró con atención mientras tomaba asiento a su lado.

su mirada se fue emblandeciendo con el paso de los segundos, no quería aceptarlo pero relamente no me gustaba para nada ese lugar.

- ¿Era tan difícil decir eso en vez de hacerme enloquecer?- Me reí por lo bajo ante sus palabras y la miré sobre mi hombro.

- Iré si de verdad quieres que vaya, pero en realidad, no es algo que disfrutaré.- Vanya suspiró y se sentó aún más cerca de mí. Pasó sus manos sobre mis hombros y me acarició con suavidad haciéndome sentir como mis músculos se soltaban.

- No voy a forzarte, la verdad imaginé que no querrías ir.- La miré a los ojos ante sus palabras.- Si no quieres ir, yo lo entiendo, no voy a obligarte; sé que estás muy presionado por la universidad.

La abracé y me recosté sobre la cama con su cabeza sobre mi pecho envuelta entre mis brazos.

- ¿Qué hice para merecerte?- Ella se carcajeó.

- Ser un malcriado, ayudar a dos huérfanas prófugas a escapar y subirte a la motocicleta de una completa desconocida en un lugar de carreras clandestinas lleno de posibles asesinos.- Me reí al recordar ese momento y comencé a acariciar su cabello.

- Te juro que no siempre soy tan inconsciente.- Ella levantó un poco su cabeza de manera que su barbilla se apoyaba en mi pecho y me miró con una sonrisa.

- No, pero siempre eres tonto así que creo que es casi lo mismo.- Golpeé con cuidado su cabeza y ella se carcajeó.

- Ten un poco de respeto por mí, soy tu futuro esposo.- Ella se carcajeó y cemnzó a hacerme cosquillas.

Esto es guerra.

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora