Black x Kuroka "Romance Siniestro"

Cap 1: "La Historia Jamás Contada"

El firmamento es un lugar o sitio en el que habitan los Dioses, seres de una gran magnificencia y poder divino, seres sumamente perfectos en todos los sentidos, que no cometen errores ni mucho menos se equivocan, bueno, solo hubo algo malo en la creación perfecta del Rey de Todo y esos fueron son los seres humanos o mortales como son conocidos por los mismos dioses, los humanos son seres repulsivos que manchan la belleza del universo.

Cierto aprendiz de Kaioshin del universo 10 tenía los ideales acerca de que los mortales no merecían la vida y mucho menos la inteligencia con la cual se les había dotado, los humanos se matan entre sí, provocan guerras sin sentido, contaminan el hermoso lugar que se les dio para vivir, unos a otros se traicionan de un momento para otro, eso y entre muchas cosas más son capaces de hacer los mortales por conveniencia propia.

En un futuro distante, más precisamente en el cielo de uno de los doce universos, hay un ser de ropas oscuras como la noche, cabello en forma de palmera con 7 mechones de cabello en terminación de punta, en su oreja izquierda tenia colgando un pendiente de color verde, pero en fin, esta presencia se encontraba flotando en una pequeña laguna sobre la cual habían varias flores de color carmesí que flotaban libremente, mientras que veía lo hermoso que se veía un satélite natural el cual estaba a una corta distancia.

-¿Cuántos años han pasado desde aquella pelea en el planeta Tierra del universo 7? Si mi calculo no falla, han pasado un total de mil años desde que derrote a ese malnacido de Son Goku, que presumía de enfrentarse a los dioses, todavía no he olvidado la expresión de su cara cuando lo atravesé con mi espada de Ki. Fue algo sublime ver su rostro de desesperación al igual que el de Vegeta y el de Trunks juntos, haría lo que sea para volver a presenciarlo jajá.

-Aun así, tengo una extraña sensación, es como si algo importante me hiciera falta, es una sensación de vacío en lo más profundo de mi corazón, ¿Soledad? Eso solo es algo que los simples humanos sienten, no sé a qué se deba esto, puede que se deba a este cuerpo mortal que poseo, cuyo corazón y alma son lo único que me pertenece.-

-O talvez esto me ocurre debido a la ausencia de Zamasu, pero ese tipo me hartaba con sus extensas platicas aburridas, a tal grado que casi me dormía en su presencia, hasta el día en que decidí deshacerme de el para siempre, suena utópico que alguien se traicione a sí mismo, pues es algo imposible, ya que somos la misma persona pero de distintas líneas temporales, aun así no me arrepiento de nada.

-¿Qué puedo hacer para acabar con este aburrimiento? Esta vida tan pacifica ya me aburrió después de tanto tiempo, supongo que incluso los dioses se pueden sentir de este modo, he pasado todos estos años aquí sin saber que ha pasado con el planeta Tierra, me pregunto si sigue siendo igual de bello.

Black se iría volando a una pequeña cabaña en la que él vivía tranquilamente por las alturas de las montañas, de inmediato sacaría una esfera de cristal con la cual empezaría a buscar el planeta Tierra, no tardo mucho para encontrarlo y empezaría a observar la superficie del planeta, el vería como el planeta se había conservado igual de hermoso, sin embargo, vería algo desagradable para sus ojos.

-¿Cómo es esto posible? ¡Maldita sea!- Black se transformaría en Súper Saiyajin Rose al mirar que el planeta Tierra seria otra vez habitado por esos seres repulsivos, así es, de nuevo existirían los humanos en ese planeta distante, pero esto también formo una sonrisa sádica en su rostro.

-Talvez no sea tan malo después de todo, ya que una vez más puedo mostrar el poder imponente de un dios, observare un poco más a estos humanos, puede que encuentre algo interesante, tengo una mínima esperanza de que algo mejor esos humanos sean distintos de los anteriores.

Sin embargo Black se decepciono al contemplar como seguían siendo iguales esos seres mortales, pero ¿Por qué Black tenía esa mínima esperanza en los humanos? Pues se debía que el corazón de este individuo se había ablandado un poco en los últimos años mientras reflexionaba de sus actos, juzgando si eran buenos o malos.