Capítulo 12: ¡Jörmungandr vs Fenrir! ¡Todos a las Armas!

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La feroz batalla continuaba. Ambas bestias se veían de frente. De pronto, Ulysses atacó. Lanzó una mordida con la que agarró el cuerpo de Dighero. Los colmillos del gran lobo estaban revestidos de plasme de Luz, por lo que hicieron un gran daño a la víbora.

     «Recuerda, Dighero. Una gran cantidad de oscuridad puede derrotar a la luz —pensó».

     En la entrada de la capital, había baños de sangre por parte de ambos ejércitos. Los cartos tomaron las posiciones con las que habían estado entrenando, con algunas variantes, pues hacían falta tres en los batallones defensivos y tres en los de ataque.

     —¡Agatha! ¡Aquí estás! —exclamó Barnabas.

     —¡Venimos a ayudarte a curar! —dijo Tara.

     —Gracias, chicos —dijo Agatha un poco cansada de correr pero bastante animada—. ¡Hagámoslo como entrenamos!

     Barnabas las cubrió con su protección de agua. Pasaron empujando a varios soldados del ejército opuesto, haciéndolos retroceder. Tara invocó su ola salvaje y Agatha la combinó con plasme de luz, creando así una ola sanadora. Todos los usuarios del equipo aliado que estaban heridos en esa zona recibieron la curación y comenzaron a levantarse para seguir adelante. Aun así, el ejército enemigo superaba en número al ejército aliado. Rosie logró divisar la táctica curativa que Barnabas y su escuadra estaban realizando.

     —¿Ese es Barnabas? —preguntó desde un bastión en el que los arqueros estaban atacando—. No te quieras robar el show, hermanito. —Rosie encantó su arco con plasme de natura. Todas sus flechas eran ramas, las cuales fueron inyectadas con plasme de agua. Conforme avanzaban, esas ramas iban creciendo de tamaño. Algunas se incrustaban en el enemigo, mientras que otras llegaban tan lejos que se convertían en troncos gigantes. Sus compañeros estaban admirados de esa gran táctica, así que cada uno decidió hacer sus mejores actos para impresionar. El ejército de Xelesia finalmente dejó de retroceder y se dedicó a atacar. 

     El Arkutrig Daron avanzaba ferozmente en la línea del centro, atacando a todo soldado enemigo que se le acercara con la letal machacadora que portaba. Los maestros también hacían sus mejores tácticas: La profesora Francis creaba portales con los que cambiaba la dirección de los atacantes que estaban preparados para asestar un golpe, creando confusión y que se hirieran entre el mismo equipo; Tibaius creaba grandes tornados que arremetían contra los soldados, haciendo que bajaran la guardia y algunos perdieran sus armas, armaduras e incluso cayeran de sus caballos. 

     —Son fuertes, James —comentó el Capitán Blaise Krammer—. ¿Estás seguro de querer continuar con la invasión?

     —No me pienso rendir —respondió el Capitán James Stanner—. Tomaré el trono de Xelesia a como dé lugar. —El capitán siguió mandando a sus tropas a atacar, pero los hombres estaban comenzando a temer por sus vidas.

     —¡Mi señor, nos están derrotando! —exclamó un soldado.

     —¡Cállate! —exclamó James. Luego, tomó su Narhud y le disparó una flecha que lo envenenó en cuestión de segundos—. Es hora de que nos movamos nosotros también.

     En la cueva de Sikah, Silk y compañía estaban completamente derrotados. Estaban tirados en el suelo, con pocas fuerzas para siquiera poderse levantar. Todo parecía haberse acabado.

     —¡¿Para esto viniste, Silk?! —exclamó Sikah mientras se burlaba—. ¡¿Para demostrarme lo inútil que eres?!

     —Yo... —respondió Silk bastante cansada y adolorida—. Te... odio...

Racers Travels: Despertar (Versión 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora