❛ 𝖽𝗎𝗌𝗄 𝗍𝗂𝗅𝗅 𝖽𝖺𝗐𝗇 ; 𝗰𝗵𝗲𝗿𝘆𝗹 𝗯𝗹𝗼𝘀𝘀𝗼𝗺.

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꒰꒰  ❛ ❏ riverdale. ༉

◜🍧⋆彡ᵎ ִֶָ  i'm in the mood for some hell-raising

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━━━━ ❨✩❩ lydia ༉



SI TE CONTARAN EL RUMOR DE QUE CHERYL BLOSSOM PERMITÍA A OTRA DE LAS PUEBLERINAS DE RIVERDALE USAR EL COLOR ROJO, ¿Lo creerías? Porque ciertamente cuando los estudiantes de Riverdale High School lo escucharon no lo creyeron, ni siquiera habían dudado.

Lydia Branwell había llegado al pueblo de Riverdale durante las vacaciones de verano, estableciéndose en la mansión vecina de los Blossom. Fue así como conoció a Cheryl, la hija menor.

Al principio hubo fricción en su relación por parte de Cheryl, quien sentía celos debido a la cabellera rojiza de Lydia, hasta que los encantos de Lydia y su corazón fascinaron a Cheryl, tanto como para volverse inseparables, inscribirla en las Riven Vixens, su grupo de porristas, y permitirle usar prendas de su color característico —siempre y cuando no fuera llamativo—.

Por eso, en el primer día de clases donde Lydia aún era una desconocida para la mayoría del pueblo, los adolescentes se atemorizaron cuando la vieron ingresar con una blusa top roja y los labios completamente pintados de rojo.

Hubo murmullos, varios la señalaron, y cuando Cheryl y Lydia se encontraron no pudieron creer cuando la pelirroja besó ambas mejillas de la rubio fresa, sonrió sin malas intenciones y la abrazó para seguir el camino juntas.

De eso hace un año atrás, y su amistad había evolucionado a tal punto que las paredes creadas por Cheryl se derrumbaron ante ella.

La pelirroja buscaba a su rubio fresa con desesperación a través de los pasillos de la escuela, después de una pelea con Verónica Lodge solo se sentía de humor para estar junto a ella.

—¡Cheryl! —Lydia corrió a ella, deteniéndose abruptamente—. ¿Qué ha pasado? ¿Quieres que vaya y arroje a Verónica de las escaleras?

—No, solo necesito estar sola —en lenguaje de Cheryl, significaba estar en un lugar solamente Lydia y ella, por eso caminaron a los vestidores de las chicas—. Largo —espetó a las estudiantes que se encontraban ahí, y se largaron al segundo.

Blossom se encontraba alterada y Branwell la dirigió al centro de la habitación, abriendo todas las ventanas posibles.

—Cierra tus ojos, cariño —se posó detrás de ella, acariciando sus hombros y brazos—. ¿Puedes sentir de dónde viene el viento? ¿Puedes sentirlo a través de todas las ventanas de esta habitación?

Cheryl soltó un suspiro, girándose para encarar a la rubio fresa. —Solo a ti a mi lado, porque quiero tocarte, cariño —las mejillas de Lydia se sonrojaron mientras caminaba de espaldas a la par en que Cheryl lo hacía hacia adelante para hacerla chocar con los casilleros—, y también quiero sentirte.

—¿Por qué dices todo esto, Cher? —le regaló una sonrisa nerviosa.

—Porque de esto se trató mi discusión con Frida Shallow —Lydia ahogó una sonrisa divertida ante el apodo de Cheryl para Verónica—. De nosotras. Lyds, quiero ver el sol brillar sobre tus pecados —colocó un mechón rubio fresa detrás de su oreja, acariciando su mejilla sin la seguridad completa de sus palabras—. Solo tú y yo.

—Enciéndelo. Hagamos el amor esta noche —habla Lydia con tono de burla, debido a la inseguridad de Cheryl por salir con un chica ya habían tenido aquella declaración una y otra vez.

—No, no, esta vez hablo en serio —promete—. Enamorémonos. Intentémoslo. Cariño, estoy justo aquí.

Los ojos de Lydia se cristalizaron, el camino para llegar a que Cheryl confesara sus sentimientos había sido muy largo, casi eterno, y no esperaba que fuera por iniciativa de la pelirroja —y con ayuda de las emociones que sembró Verónica—.

—Cheryl, quiero que sepas que te daré tanto espacio como necesites, incluso podemos tomarlo con calma, pero nunca vas a estar sola. Estaré contigo desde el anochecer hasta el amanecer. Cariño, estoy justo aquí y te abrazaré cuando las cosas vayan mal —las manos de Branwell se posaron entre el cuello y las mejillas de Cheryl, alzándose en puntillas debido a la diferencia de unos centímetros y besando sus labios.

Blossom le devolvió el beso, había colocado sus manos alrededor de su cintura, nerviosa e insegura al principio hasta que las manos de Lydia acariciaron su piel haciéndola relajarse contra su cuerpo.

Cuando les faltó el aire ambas se separaron, sin borrar sus sonrisas enamoradas y entrelazando sus manos.

Estábamos cerradas como una chaqueta —bromeó Lydia.

—Así que bájate la cremallera, bajaríamos rápidamente —devolvió juguetona Cheryl, robando un casto beso de Lydia—. Para encontrar una ola en la que podamos encajar.

—Que dulces palabras tuya, Cher. Cariño, podría darle amor a tu cuerpo y tú eres la única que podría detenerlo, así que podemos construir esta relación desde cero. Lo único que deseo es que te sientas segura y amada.

𝐇𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 ៹ 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒 𝗌𝗈𝗇𝗀𝗌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora