❛ 𝗐𝗁𝗒 ; 𝗷𝗮𝗸𝗲 𝗽𝗲𝗿𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗮𝗻𝗱 𝗮𝗺𝘆 𝘀𝗮𝗻𝘁𝗶𝗮𝗴𝗼.

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꒰꒰  ❛ ❏ brooklyn 99. ༉

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━━━ ❨✩❩ jennifer ༉



          DE ACUERDO CON CHARLES BOYLE, quien no tenía prejuicios por ninguna clase de amor, desde que Jennifer, Jake y Amy entablaron el primer contacto visual entre ellos trazó un plan de a corto plazo —lo que él consideraba a tres años— para juntarlos, sabiendo que las chispas saltaban cuando ellos tres estaban juntos, de algún modo. Y que su plan haya sido de dos años y medio en su lugar, provocó éxtasis al haber cumplido su meta.

Nadie del precinto esperaba una relación entre el irresponsable Jake Peralta y la acatadora de reglas Amy Santiago, mucho menos que la nueva y dulce oficial —transferida del FBI— Jennifer Jareau, estuviera involucrada. Su relación poliamorosa había caído como un balde de agua helada sobre sus compañeros, en especial el pronto embarazo que había mostrado la rubia.

Definitivamente no estaba en sus planes, Amy enloqueció cuando su plan organizado a futuro había sufrido un giro irremediable. Hasta que tomaron asiento uno frente al otro y aclararon sus pensamientos y deseos.

Fue cuando se mudaron juntos al apartamento de Jennifer —porque sin duda, debido a su antigua paga, era el mejor hogar para la futura familia— y comenzaron los preparativos para la boda.

—¿Dónde diablos está mi pastel? —el grito de la rubia resonó en todo el piso, asustando a los oficiales y detectives al conocer el mal humor de la embarazada—. Scully, Hitchcock, ¿Y mi pastel?

—N–no sabe–mos —tartamudeó Scully por los dos, comerían cualquier trozo de pastel que se les plantara enfrente, cualquiera excepto el que perteneciera a Jennifer.

—¡Jake! —exclama Amy en un susurro girándose a su prometido—. ¿Compraste el pastel de chocolate de Jen?

—Oh, diablos, sabía que se me olvidaba algo cuando pasé junto a la pastelería.

—¡Está bien, está bien! —Charles apareció entre la pareja sin previo aviso, mostrando una enorme sonrisa—. Me encargué personalmente de preparar una receta familiar a Jennifer. Esperen a que pruebe mi leche.

—¡Charles! —regañaron Jake y Amy.

—¿Qué? Creí que le gustaba la leche de almendras —alzó la botella de cristal con dicho líquido dentro.

—Sí, perdón. ¡Jen, cariño! —la pelinegra y el castaño se acercaron, una tendiendo la leche y un tenedor, y el otro mostrando el pastel—. Aquí está.

—¡Uh, delicioso! —se dejó caer en la silla saboreando la primera mordida, metiendo un segundo pedazo a su boca y cerrando los ojos ante el deseo.

—Sigo sin entender su relación —frunció el ceño Gina, aproximándose a los cuatro detectives.

—Sabes, yo tampoco —habló Jareau con las mejillas repletas de crema batida. Amy la regañó con una mirada, Jake limpió la comisura de sus labios con su pulgar—. A ti te gusta New York cuando es de día —apuntó a Peralta con el tenedor—, a mi me gusta New York cuando es de noche. Dices que te gusta dormir con el aire apagado —ahora el tenedor se dirigió a Amy—, yo no, lo necesito encendido.

—Ella tiene un punto —se encogió de hombros el detective, girando a Amy—. A ti te gusta la luz viniendo a través de mi ventana, yo duermo tarde así que las mantengo cerradas, pero una vez despierto disfruto el día.

Tú no le prestas atención a la música en la radio, nosotros no, nosotros vamos cantando —continúa la embarazada.

—Jake, Jennifer... —el tono de Amy hizo pensar a Jake y Jennifer que se avecinaba una pelea.

—No te estamos pidiendo que cambies, y tu no estás pidiendo que cambiemos.

—Así es, cielo —concuerda Jennifer—. Dime cómo es que no somos iguales, pero funcionamos tan bien y ni siquiera sabemos por qué.

—Es gracioso cómo las estrellas se cruzaron tan perfectas porque funcionan tan bien —habló Charles que hasta el momento se mantuvo callado.

—Puedes llamarlo hielo y fuego —carcajeó Gina—. Oh, por favor, cuéntenme más.

—Gina —se quejó Jake con su amiga, cruzándose de brazos de manera infantil.

—Es por una buena causa, chicos. Boyle y yo queremos llegar al fondo de su relación.

—No hace daño contarles —la rubia volvía a tener su cabeza casi metida al pastel, por lo que el castaño tuvo que ponerse a sus espaldas y recoger su cabello.

—Bien, pero ahora es mi turno —alzó el dedo Amy—. Está frío afuera y solo llevas puesta una camisa, yo tengo mi sangre fría incluso en un suéter. Tú empiezas tu noche bebiendo por kilos, yo no, y sé que lo saben —miró primero a Jake y después a Jennifer.

—Bebía antes de quedar embarazada, Charles —advirtió la mujer antes de que el hombre pudiera acercarse a ella.

—¿Y aún así siguen juntos? Me parece imposible de creer.

—De alguna manera terminamos en el mismo lado, y quién pensaría que estaríamos tan bien.

—Yo tenía mis dudas al principio —admitió la del mal humor en relación a los dulces.

Pero nos vemos bien. Lo más importante, estamos bien —Santiago y Peralta dejaron un beso al mismo tiempo en las mejillas de Jennifer, la rubia a los segundos le devolvió un beso a cada uno.

𝐇𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 ៹ 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒 𝗌𝗈𝗇𝗀𝗌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora