Capítulo 1; parte uno

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Im Nayeon estaba sentada en una atestada cafetería, con su café de caramelo e intentado fingir que no estaba nerviosa.

Ella estaba nerviosa, tan nerviosa, que saltó cuando su celular timbró en su bolsillo. Trato de sacarlo y lanzó una tonta y pequeña risa de alivio cuando escuchó a Jeongyeon al otro lado de la línea.

-¿Ya llegó?-preguntó Jeongyeon.

-No. Te lo dije. Se supone que no nos veremos hasta las tres en punto. No quince minutos antes de la hora.

-Pensé que podría llegar temprano.

-De acuerdo ¿Por qué llamaste?.

-¡Me estoy muriendo aquí! Tienes que llamarme cuando termines.

Nayeon se río, relajandose un poco frente a la característica personalidad e inquietante de Jeongyeon -Te lo prometo. Te dije que lo haría. ¿A quien más podría llamar sino?.

-Definitivamente ninguno de tus otros 'amigos'. No puedo creer que realmente estés haciendo esto. Te divertiras mucho.

Moviéndose inquieta en su asiento, Nayeon procuro exasperarse cuando pregunto:

-¿Crees que esto es divertido?.

-Bueno, vas a estar pegándole un montón de dinero. Será mejor que sea divertido.

Para su infinita mortificación, Nayeon se sonrojo con ímpetu, incluso sentada sola en una mesa en una abarrotada cafetería. Ella murmuró algo incoherente.

Jeongyeon se rió- ¿Que fue eso?.

-Cállate ya me siento avergonzada. Todavía no estoy segura de si voy a seguir con esto.

-Bueno, no sigas si el despide malas vibras. Lo digo en serio. La más leve punzada de rareza te sales de allí-la voz de la amiga de Nayeon estaba alterada. Ella hablaba en serio ahora.

-Lo sé. Tengo veintitrés y no soy una tonta. Tengo un buen sensor de hombres. Pero no me lo imagino espeluznante. Es decir, tienes alrededor de catorce referencias de él. ¿No es así?

-Dieciséis-corrigió Jeongyeon-, el hombre debe ser un Dios. Nunca había escuchado tales locuras. Algunas de estas mujeres son arpias frigidas de mediana edad, pero este tipo...

Nayeon se aclaró la garganta y sintió los nervios de su estómago apoderarse de ella otra vez.

-Um, si. Eso es bueno de todos modos. Si voy a hacer esto, me asegúrare que sea con el tipo correcto.

-Pareces nerviosa.

-Por supuesto que estoy nerviosa-espetó Nayeon, presipitandose cuando su ansiedad comenzó a aumentar.

La voz de Jeongyeon cambio de nuevo. -Nayeon, no estas obligada a hacer eso, ya lo sabes. No hay absolutamente nada raro o anti natural en ti.

-Lo sé. Pero estoy cansada de seguir siendo una... -Nayeon bajo la voz cuidando que los otros clientes no pudieran escucharlo-, seguir siendo virgen. Es ridículo. Y estoy cansada de estar esperando que un hombre se ocupe de ese incómodo detalle.

-Nayeon.

-Hemos hablado una y otra vez esto-Nayeon interrumpió de nuevo.-¿Tenemos que hacerlo de nuevo?

Nayeon había llegado a la escuela secundaria y la Universidad sin tener la necesidad de relaciones sexuales, principalmente porque había estado en vano enamorada de su mejor amigo durante todos esos años: un dulce y adorable jugador de fútbol que nunca había estado interesado en ella de esa manera. Nadie más que le resultará un poco atractivo estaba interesado en ella en lo absoluto.

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