6. Ahogada en sentimientos

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Al final no me quedó más remedio que ir a casa, eran las doce de la noche; abrí la puerta, me quité los zapatos y fui a ducharme, pero cuando salí de la ducha Bean estaba sentado en la cama con el traje negro que llevó la primera noche que salimos a dar un paseo.

-Hola Martina, mi cielo ¿Qué tal?- dijo tan cariñoso como siempre.

-¿Qué que tal? No sé, dímelo tú, señorito oscuro- dije con segundas.

-¿Qué? ¿De qué hablas?- dijo muy confundido.

-No te hagas el tonto- dije entre lágrimas que salían de mis ojos sin ningún control.

-Cariño, no sé de qué me hablas, ¿Me lo explicas?- dijo con tono preocupado.

-¿Ah, no sabes de qué te hablo? Vale, pues vete y lo piensas cuando sepas que he descubierto de tí, vuelve e intenta que te perdone- dije en voz alta y muy enfadada; lo eché a empujones de mi casa.

Ya no sabía que creer, ni que pensar, así que el único remedio que encontré fue una sola cosa, que tantas personas hacen y tan pocas son capaces de salir de eso. Tras tres cortes en el brazo y la sangre cayendo de él, me tumbé en la cama y no paré de llorar hasta quedarme dormida.

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A la mañana siguiente me desperté y estaba horrible, todo el maquillaje ya no se encontraba en mi cara sino en la almohada y aún estando enfadada, confusa y triste abrí la nota de Bean.

"Sé que estás viéndote con New, que es tu jefe y claro no es feo, pero nunca pensé que fueras así de cruel y que jugases con los sentimientos de la gente, aún así voy a seguir luchando por tí hasta que me quieras tanto como yo a tí".

Otra vez empecé a llorar y a escuchar música clásica, como la del restaurante. Llamaron al teléfono y era New quería que fuese al restaurante para hablar, aunque yo sabía muy bien que no era para hablar sino para hacer otro tipo de cosas... la vida es muy cruel, porque mi hombre perfecto es Bean sin embargo, es un demonio; por otra parte New era potente y muy atractivo, pero me hacía sentir como su puta barata y muy en el fondo sabía que me utilizaba aunque no quisiera aceptarlo. Miré mi móvil y tenía 29 llamadas perdidas de Bean, así que decidí llamarle y me contestó una mujer... ya me había olvidado.

-¿Hola?- dijo una mujer de unos veinte años, era dj.

-Hoo-ola ¿Está Bean?- dije entrecortadamente.

-Sí, claro- gritó el nombre de Bean y me puso con él.

- Martina lo siento sea lo que sea que haya hecho, de verdad, te quiero perdóname-no tenía muy claro que hacer así que seguí a mis sentimientos y quedé con Bean en vez de con New.

-Bean ¿Podemos quedar?- dije ilusionada.

-Sí claro, ¿Dónde siempre?-.

-Vale, te quiero- colgué inmediatamente sin darle tiempo a contestar.

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Sí o NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora