Capítulo 1:

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-Nunca pensé que el asiento trasero de un coche pudiera llegar a ser tan romántico- confesó Ivy reclinada contra el respaldo, sonriéndole.

Bajó la mirada hacia el montón de porquería esparcida por el suelo.

-Quizá deberías sacar tu corbata de ese viejo vaso de Burguer King.

Tristan se agachó para recogerla y puso cara de asco: estaba empapada. La tiró hacia la parte delantera y volvió a sentarse junto a Ivy.

-¡Ay!

El perfume de flores aplastadas impregnó el aire.Ivy rió a carcajadas.

-¿Qué te hace tanta gracia- pregunto él sacando las flores espachurradas de detrás de su espalda; no obstante, también reía.

-¿Y si alguien hubiera pasado por aquí y hubiera visto la pegatina religiosa que tu padre lleva en el parachoques?

Tritan dejó las flores en el asiento delantero y acercó de nuevo hacia sí. Recorrió con un dedo el tirante de su camisola de seda y besó con ternura en el hombro.

-Le habría dicho que estaba con un ángel.

-¡Eso sí es una buena frase!

-Ivy, te quiero- dijo Tristan con una expresión repentinamente seria.

Ella lo miró fijamente y se mordío el labio.

-Esto no es ningún juego para mí. Te quiero, Ivy Lyons, y algún día me creerás.

Ivy lo rodeó con sus brazos y lo abrazó con fuerza.

-Y yo a tí, Tristan Carruthers- le susurró al oido.

Por supuesto que creía y confiaba en él más que en ninguna otra persona. Algún día tendría el valor de decir en voz alta todas las palabras "Te quiero, Tristan" Sería capaz de gritarlo a los cuatro vientos e, incluso, de colgar una pancarta sobre la piscina del instituto.

Les llevó unos minutos arreglarse e Ivy se echó a reír de nuevo. Él sonreía y la miraba mientras ella intentaba dominar su maraña de pelo dorado; un esfuerzo inútil. Luego puso en marcha el motor y condujo sobre surcos y piedras hasta que se incorporó a la estrecha carretera.

-Un último vistazo al río- dijo Tristan en el momento en que el camino se alejaba considerablemente de su cauce. El sol de junio caía sobre las colinas occidentales de Conecticut y se bañaba de luz las copas de los árboles cubriéndolas de oro. La tortuosa carretera se adentró en un túnel de arces, álamos y robles.Ivy tenía la sensación de estar deslizándose bajo las olas junto a Tristan, fluyendo por un abismo azul, violeta y verde intenso con el sol del atardecer brillando en el cielo. Tristan encendió los faros del coche.

-No es necesario que corras tanto- dijo Ivy-.Creo que ya no tengo hambre.

-¿Te he echo perder el apetito?

Ella negó con la cabeza

-Creo que estoy saciada de felicidad- susurró

El coche circulaba a gran velocidad, y tomo una curva de forma arriesgada.

-Te he dicho que no es necesario que corras.

-Es muy extraño- murmuró él-.Me pregunto qué...-Miró hacia sus pies-.No parece que...

-Ve más despacio, ¿quieres? No importa si llegamos un poco tarde...¡Ah!-Ivy señaló al frente-.¡Tristan!

Algo había salido de entre los arbustos y se habia abalanzado hacia la carretera. Ivy no habia visto qué era, sólo había atisbado el movimiento en las sombras. Entonces el ciervo se detuvo y volvió la cabeza, sus ojos atraidos por las luces del coche.

-¡Tristan!

Se dirigían a toda velocidad hacia los brillantes ojos.

-Tristan, ¿es qué no lo ves?

Seguían circulando a gran velocidad.

-Ivy, algo...

-¡Un ciervo!- exclamó ella.

Los ojos del animal resplandecieron. Entonces, una luz apareció detrás de él, una explosión brillante alrrededor de su brillante figura. Un coche se aproximaba en sentido contrario. Los árboles les cerraban el paso y no había espacio para girar a la izquierda o derecha.

-¡Frena!- gritó Ivy.

-Estoy...

-¡Frena! ¿Por qué no frenas?- suplicó-.¡Tristan, frena!

El parabrisas estalló en mil pedazos

Durante los días siguientes, lo único que Ivy pudo recordar fue la lluvia de cristales.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2015 ⏰

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Almas Gemelas (book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora