Duality 🎭 L Lawliet

🎭 XI: Un segundo después

– Higuchi se ha puesto en movimiento. Lo único que parece llevar encima es su maletín –informó Wedy.

– De momento todo va según lo planeado... –comentó Light.

– Sí –afirmó L.

– Eso es bueno, quiere decir que lo capturaremos esta noche –sonrió Tn.

– Mantendré las distancias para evitar que se  de cuenta de que lo sigo –avisó Wedy.

– No puedo entrar en muchos detalles en este momento, porque sino los que asisten a las reuniones descubrirán antes de tiempo quién es Kira –dijo Matsuda.

– Altavoz 1 para el coche de Higuchi. El 2 para Sakura TV. 70 de volumen para el 1 y 30 para el 2 –ordenó L.

– Tal y como imaginé, Higuchi sigue viendo la televisión mientras conduce –dijo Light, tras colocar la transmisiones como el detective ordenó.

– Por favor, tómese su tiempo en contarnos la historia. No se sienta obligado a decirnos su identidad ahora mismo.

Las puertas se abrieron, llamando la atención de los cuatro. Era Corinna.

– Bienvenida –sonrió Misa.

– ¡Hi! –rió.– Todo correcto con Namikawa, lo tengo en mis manos –guiñó un ojo.

– Buen trabajo, Dear.

– Gracias, Boss's Wife –sonrió.

La castaña se acercó al escritorio y se sentó junto a la científica.

– Rem... ¿Qué piensas? –preguntó Higuchi a alguien que nadie más veía.

– ¿Rem? ¿Quién es Rem? –preguntó Light.– Ha entrado al auto solo, y no parece que haya nadie más. Tampoco está usando el teléfono... ¿Estará usando un radiotransmisor para comunicarse con otra persona?

– No, no hay ningún radiotransmisor en ese vehículo, sólo la cámara y el micrófono. Podemos fiarnos de Wedy –dijo L.

– ¿Crees que de verdad hay una ficha de personal suya en la oficina de Yoshida?

– ¿Está...hablando consigo mismo? –cuestionó Tn.

– Si de verdad sabe lo que está haciendo, se habrá deshecho de todos los documentos que puedan revelar su nombre, antes de ir a la televisión...y los de Yoshida me han dicho que puedo entrar sin problemas en sus oficinas para mirar cualquier ficha que desee. ¿No es un poco raro...? Bueno, aunque supongo que piensan que si roban algo, sabrán que he sido yo.

–Irá, estoy seguro –comentó el detective.

– Incluso aunque vaya y encuentre su ficha, ¿Qué garantías tengo de que el nombre que figure en ella sea el verdadero...? No, lo más normal es que también sea falso...

– Está dudando... –murmuró la científica.

– Sí, ya lo sé. Si sale bien, tendré que matar a todos los de Yoshida con los que he tenido contacto esta noche. También a Misa, a Mei, y a su mánager, si quiero evitar riesgos.

– ¡¿Ma-Matar a quién...?!

Corinna se carcajeó.

– Idiota, no puede matarme si no sabe mi nombre –se burló.

– No se asusten. Tiene que matar a Matsuda antes de eso –bebió su café.– ...Si falla al matarlo, no tiene sentido que las mate a ustedes.