Tras abrir la puerta de la cabaña, entraron dando tumbos y quitándose
las botas de montar. Vitaly le sacó la camisa a Sarah antes de quitarse
la suya. Dejando que se desabrochara los vaqueros ella misma, se
soltó los suyos y se los bajo hasta las caderas, apoyándose en el sofá
para levantar las piernas y deshacerse de los pantalones.
Al ver que Sarah tenía dificultades para desnudarse, se puso de
rodillas y le ayudó a quitarse los vaqueros, mientras ella se apoyaba
contra él. Desde donde estaba, podía oler su excitación, y percibió la
zona húmeda de sus braguitas. Colocando el pulgar en su centro,
comenzó a trazar movimientos circulares, y ella le hincó los dedos en
los hombros.
Deslizando los dedos bajo la costura, retiró sus braguitas a un lado y le
abrió más las piernas, antes de introducir un dedo. Un dedo se
convirtió rápidamente en dos, y Vitaly retorció la mano para rozar con la
yema de los dedos los puntos más sensibles de su vagina, y Sarah
empezó a jadear. Con la otra mano, le abrió los pliegues y vio cómo
asomaba su clítoris, hinchado y palpitante de deseo. Presionándolo
con el pulgar, volvió a trazas movimientos circulares, ejerciendo
presión, mientras sus dedos desaparecían una y otra vez entre sus
pliegues.
Casi de inmediato, las piernas de Sarah empezaron a temblar, y se tuvo que aferrar fuertemente a sus hombros.
Tan de repente como había comenzado, Vitaly se detuvo, liberó su
mano y se puso en pie. Mirándolo sorprendida, ella gritó cuando él la
tomó en brazos para llevarla al dormitorio.
Tras depositarla sobre la cama, admiró su belleza, y todo su cuerpo se
sonrojó de deseo. Decidiendo que la quería desnuda, le soltó el
sujetador y liberó sus colmados senos. Ella apartó el sostén a un lado y
se asió los pechos, mientras él se encargaba de sus braguitas.
La mano de Vitaly se detuvo al observar a su esposa jugando con sus
pezones a la vez que lo miraba con los ojos entrecerrados. Tragando
saliva, deslizó los dedos por la goma de su ropa interior, y ella levantó
las caderas. Le quitó las empapadas braguitas y las arrojó al suelo,
antes de tumbarse en la cama con ella.
Ella continuó jugando con sus pechos, masajeándolos con dedos
firmes y pellizcando y retorciendo delicadamente sus pezones,
enviando una corriente eléctrica por todo su cuerpo.
Contemplando la intensa excitación de su esposa, Vitaly acarició su
febril cuerpo, desplazándose hacia abajo. Colocó su enorme mano
sobre su montículo y la dejó allí, mientras ella gemía. Le golpeó
ligeramente el clítoris, y Sarah tiró con más fuerza de sus pezones,
disfrutando del placer que atravesaba su ser.
Con los dedos índice y anular, Vitaly comenzó a deslizarlos a lo largo
de sus ingles, ejerciendo presión, mientras que el corazón se abría
camino entre sus empapados pliegues. Flexionando un dedo, esposo se introdujeron dentro de ella y comenzaron a embestirla. Él
apoyó los hombros contra sus muslos para que no lo lastimara, y ella
sacudía la cabeza de un lado a otro con cada embestida, aferrándose
a su pelo.
Arrastrando la lengua por su coño, la empujó dentro, lo que hizo que
Sarah diera un salto en la cama, mientras él seguía retorciendo sus
dedos dentro de ella. Su nariz chocó contra el clítoris, y alzó la cabeza
para tomarlo en la boca, empujándolo contra el paladar a la vez que lo
acariciaba con la lengua.
Con un grito, Sarah se arqueó hacia arriba, experimentando un
intenso orgasmo y revolviéndose en la cama, mientras él continuaba
lamiendo y succionando.
Cuando se calmó un poco, Vitaly retiró cuidadosamente la mano,
haciendo una mueca a sus azules dedos. Agitando la mano para
recuperar el tacto, se acomodó junto a ella, con el pecho contra su
espalda, y le acarició el cuerpo con prolongados movimientos.
Cuando Sarah sintió que su corazón latía a un ritmo normal, alzó la
cabeza para besar a Vitaly en la barbilla.
-Aún no puedo creer lo intensos que son tus orgasmos desde que te
quedaste embarazada.
-Todo es más intenso. El agua de la ducha sobre mi cuerpo es una
experiencia muy excitante- le dijo, restregándose las piernas una
contra la otra.
¿Eso es... normal?- preguntó Vitaly, pensando lo difícil que sería
mantenerla embarazada todo el tiempo.
Encogiéndose de hombros, Sarah rió, adivinando sus pensamientos. -
No tengo ni idea. El médico dijo que podría pasar. Aunque también dijo
que podría dolerme. Se ve que depende de la persona.
Él la abrazó más fuerte. -Estoy impaciente por ver si vuelve a pasar- le
dijo, con una sonrisa.
Sarah le dio un codazo y se rió. -¿Qué tal si primero tengo a estos dos y
luego ya hablamos de futuros embarazos?
ESTÁS LEYENDO
La Familia Del Millonario
CasualeY henos aqui en la última parte de esta maravillosa saga...