Capítulo 13 ❣️❣️❣️

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Vitaly se despertó con un lamento. Levantó la mano y se tocó una
protuberancia en la parte posterior de la cabeza, mientras intentaba
recordar lo sucedido. Se incorporó y se dio cuenta de que estaba
tumbado en el sofá de la cabaña.
Al oír gritar a Sarah, se acordó de lo que había pasado e intentó
levantarse de un salto, pero acabó derrumbándose en el sofá con un
gemido.
-Tienes una conmoción cerebral- le informó una voz familiar.
Amirar a su alrededor, Vitaly vio al padre de Sarah sentado en una
silla, con una sonrisa petulante en el rostro. Cogió una botella de agua
del suelo.
-El médico ha dicho que estás bien, pero vas a sentir náuseas. Toma,
bebe.
Vitaly trató de asentir con la cabeza en agradecimiento, pero al coger
la botella, hizo un gesto de dolor. Tras quitarle el tapón, le dio un largo
trago, casi atragantándose al notar su sabor, y comenzó a toser.
-¿Qué es esto?- consiguió preguntar.
-Electrolitos. No saben muy bien, lo sé, pero te harán bien. O, al menos,
eso es lo que ha dicho el médico.
¿Es apto para consumo humano?- preguntó Vitaly, intentando dar otro
trago.
Golpeándose las piernas con unas risotada, Bill respondió: -No tengo
ni idea, pero, conociendo al médico, no te daría nada peligroso.
Cuando Sarah comenzó a llorar, Vitaly intentó levantarse, pero la
habitación empezó a girar y Bill le obligó a sentarse de nuevo. -Con
calma, hijo, no le harás ningún favor a Sarah si te caes otra vez.
En ese momento, Max entró en la cabaña con una nevera portátil. Al
ver que Vitaly estaba despierto, la abrió y sacó una bolsa de hielo.
Vitaly le dio las gracias y se la colocó en la parte posterior de la
cabeza.
La puerta de la habitación se abrió y Hannah asomó la cabeza. Al ver a
su marido, le hizo un gesto de impaciencia con la mano, y él le pasó la
nevera. Tras dedicar una mirada de desaprobación a Vitaly, volvió a
entrar en el dormitorio y cerró la puerta detrás de ella.
Vitaly escuchó la melodía de su móvil y empezó a buscarlo, pero Max lo
sacó de su bolsillo y se lo entregó.
-Ese Ivan es un buen hombre- le dijo, mientras Vitaly miraba el teléfono
con ojos entrecerrados. -Se las ha arreglado para encontrar un ex-
piloto del ejército dispuesto a volar con este tiempo, aunque no un
obstetra que quisiera acompañarle. Y aunque lo lograse, Sarah no
puede volar en estos momentos. Las contracciones son cada dos
minutos. Pero en cuanto pase el temporal, ha prometido traer cualquier
cosa que necesites- le informó Bill.
Ivan es el mejor- le dijo Vitaly, escuchando gritar a Sarah de nuevo. -
¿No debería estar ahí dentro?
-Eso depende de ti- dijo Max. -Está en buenas manos. Te lo prometo. El
médico ha asistido partos humanos antes, y mi Hannah era enfermera
antes de que nos conociéramos.
Asintiendo, Vitaly se deslizó hasta el borde del sofá y comenzó a
levantarse lentamente. Respirando por la nariz, consiguió moverse a la
vez que sujetaba la bolsa de hielo contra su cabeza. Con piernas
temblorosas, miró a los dos hombres, que parecían impresionados, y
dio un par de pasos hacia el dormitorio.
Mientras atravesaba la estancia, se sentía como si se moviera a paso
de tortuga, y finalmente llegó a la puerta. Tras llamar ligeramente,
esperó, y se sorprendió cuando apareció Hannah, que lo miró de
arriba a abajo, antes de dar un paso atrás para dejarle pasar.
-Ya era hora- le dijo, y cerró la puerta ante las risas de Bill y Max.
Al ver a Sarah en la cama, Vitaly se aproximó y se sentó a su lado, le
besó la coronilla y ella le apretó la mano.
Un hombre que no conocía, enfundado en vaqueros desgastados,
botas de montar y camisa de franela, salió del baño. Al ver a Vitaly, le
tendió la mano.
-Soy JimWaverly, aunque me llaman el médico. Usted debe ser el futuro
padre.
Vitaly- respondió, estrechando la mano del médico.
-Vitaly, su esposa e hijos parecen estar bien. Todos tienen un pulso
fuerte y no hay señales de peligro. En estos momentos, es cuestión de
esperar a que los bebés decidan salir.
-Es demasiado pronto. ¿Qué pasa si hay complicaciones?- preguntó
Vitaly, sosteniendo la mano de Sarah.
Frotándose el mentón, el médico miró a la pareja. -Los gemelos suele
nacer pronto. La gente dice que se quedan sin sitio. No tiene de qué
preocuparse- dijo, ignorando la pregunta.
Mientras el médico hablaba, Sarah tuvo otra contracción y apretó la
mano de Vitaly fuertemente. Con un lamento, él intentó retirarla, pero
ella la estrujó aún más.
-Va a ser un parto natural, así que es mejor que no se acerque
demasiado en ciertos momentos. De lo contrario, compartirá su dolor-
bromeó, con una sonrisa.
El tiempo pareció detenerse para Vitaly mientras se concentraba en
Sarah. Hannah controlaba las contracciones y el médico la vigilaba.
Cuando las contracciones se sucedieron más rápido, el médico se
puso en pie y, antes de que Vitaly se diera cuenta, él y Hannah estaban
ayudando a Sarah a dar a luz.
Cuando Vitaly quiso quitarse de en medio, Hannah lo detuvo.
-No, vuelve a sentarte donde estabas. Tenemos que concentrarnos en los bebés. Vigila a Sarah.
Vitaly asintió y se volvió a sentar contra el cabecero de la cama,
asiendo la mano de Sarah. Acariciandole el rostro, apartó el sudoroso
cabello de su cara, y cogió la toalla y el agua que estaban al lado de la
cama. Le humedeció la frente y las mejillas, y ella le apretó la mano
agradecida, incapaz de hablar.
Cuando volvió a sentir las contracciones, contuvo el aliento ante un
dolor que parecía querer destrozarla. Apenas sintió cómo Vitaly le
acariciaba la cabeza a la vez que le recordaba que respirara. Con
unas breves bocanadas, consiguió volverse a calmar hasta la siguiente
contracción. Gritando, se aferró fuertemente a su mano, y él chilló en
respuesta.
-Parece que los gemelos están listos- dijo el médico con voz calmada, y
comenzó a dar órdenes a Hannah.
Fuera del dormitorio, la familia iba y venía comentando las novedades.
La tormenta había amainado, e Ivan llamó para informar de que un
helicóptero estaba en camino, aunque no iba a llegar antes de el
parto.
Al llanto de un recién nacido se sumó otro, y en el salón se escucharon
vítores. De un salto, Bill se puso en pie y corrió hacia la puerta del
dormitorio, y se asomó para ver al médico y a Hannah ocupados con
los bebés, y a Vitaly abrazando a una agotada Sarah.
El médico lo vio y le dijo: -Tienes un par de nietas-. Bill lanzó un hurra
de alegría y cerró la puerta ante la airada mirada de Hannah.
Dándose la vuelta, miró a todos los presentes y gritó: -¡Dos niñas!

La Familia Del MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora