Capitulo 96

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Lara.

Maria entro a la oficina, era sorprendente como no podía sentir la tensión en el ambiente. Estaba a simple vista toda la energía pesada que transmitíamos Santiago y yo cuando estábamos juntos.

–Chicos, el viernes es la fiesta de bienvenida de gala de los pasantes. Además vienen las modelos de la revista. Así que prepárense para disfrutar, las fiestas de la empresa son impresionantes.- dijo feliz.

–Santiago, te toca recibir a la modelo mas tarde. En la puerta. Yo te avisare.- Los ojos de Santiago brillaron, y presentí que era porque conocería por fin a la anhelada "modelo que seria suya." Idiota. Que te dieran al muy cabron gilipollas.

–Podemos hablar Maria?.- le pregunte antes de que se fuera.

–Claro.- dijo con énfasis.

Santiago nos miro en forma de pregunta.

Esta vez no lo dejaría escuchar al muy entrometido.

–En privado.- ella asentí y me dijo que fuera a su oficina en unos minutos.

Vi que Santiago tenia la intención de decir algo, pero no lo hizo.

Y mas le valía no hacerlo.

De inmediato fue a la oficina de Maria.

Y le explique la situación de mi moto. Maria preocupada me dijo que me ayudaría y que veríamos las cámaras hoy.

Yo nunca había conocido una persona que sintiera tanta empatia con los demás como lo sentía esta chica.

Sin conocerla completamente, sabia que era muy buena persona.

Entre otra vez a la oficina.

–Eres de verdad un ser despreciable.- dijo Santiago de la nada.

–No mas que tu.- respondí mientras me sentaba en la silla giratoria y me ponía los lentes de nuevo.

Tomo un sorbo de café de mi vaso de Tasmania.

–Ya estas feliz porque de seguro me acusaste de ladrón.-

Casi escupo el café y me caigo de culo al reírme por lo que creía que había hecho.

–Acaso tienes miedo inmaduro? Pues déjame decirte que no hice eso, mis juegos son silenciosos y cuando menos lo esperes. Atacare.- Entonces entendí que de verdad me tenia miedo.

–No tengo miedo, solo estoy alerta. Se como son las artimañas como tu.-

–Claro que lo sabes, eres uno.- sus ojos azules me penetraron. El odio lo notaba en su mirada.

Las horas pasarían y el odio seguiría intacto.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora