NxtWave: El ejército de la montaña.

Capítulo 38: El futuro. (Final Primera Parte)

Al llegar la mañana todos los cautivos son trasladados a uno de los jardines, el más extenso para que todos puedan estar. La incertidumbre, el miedo y la tristeza abundan en el lugar; por el momento es difícil sobrellevar la derrota y quien sabe por cuanto tiempo llevaran este sentimiento.
Los cuatro wavers amigos se encuentran, se alegran al saber que están vivos y procuran mantenerse unidos para afrontar lo que vendrá.
Los prisioneros son obligados a callarse, en un segundo el jardín queda en absoluto silencio. En ese momento, Yeison ve a su madre a lo lejos y entre ambos se hacen en señal de aguardar y esperar a verse más tarde.
Las cabezas principales de la autoridad hacen acto de presencia y se ubican imponentes ante el ejército. El resto de criaturas y los líderes robotizados de la vieja guardia rodean el sitio cuidando cualquier represalia o intento de fuga.
Se oyen los pasos del robot y un momento después éste emerge por uno de los pasillos, la entrada triunfal del enemigo que orquestó tan semejante desgracia.

-¡Criaturas de la oscuridad! ¡La montaña es nuestra! -exclama Ordo y las criaturas se alzan en una tremenda algarabía, se ríen y celebran en la cara de los prisioneros. Ordo continúa y está vez se dirige al ejército -. Y ustedes, ¿dónde está su General?, NxtWave ¿dónde están sus líderes? Es más que obvio que los abandonaron y los entregaron a nosotros, ¿así les pagan tantos años de servicio?

Algo sucede que hace desviar la mirada de los allí presentes, las criaturas lo disfrutan mientras que el ejército se sorprende. Wardjan ha llegado y trae con él al lider guardián del sonido, Gibson viene atado de pies y manos, se ve descompuesto y es notable el golpe de mazo en su cabeza. Abel Ponce se encarga de llevar ante Ordo al joven.

-Gibson, hace mucho esperaba este encuentro -dice el robot, luego toma las manos de Juan mientras continúa hablando -. Tus manos, tan prodigiosas, usadas de manera excepcional para servir a Dios; sin embargo, para mi representan una gran amenaza y no puedo permitir que me causes problemas.

Justo después de las palabras se desata la tragedia. El robot aprieta brutalmente las manos de Juan causándole un terrible sufrimiento. Se escucha el sonido de los huesos quebrándose. Gibson grita desesperado y por más que lo intente no puede soltarse.
Entre tanto, el ejército se derrama en llanto y pide misericordia para el joven. El clamor de Murrah y las tres chicas es desgarrador, no soportan ver el suplicio de su líder.
El robot suelta por fin al muchacho. Los ojos del guardián del sonido se clavan en sus manos rotas.

-Hoy comienza un nuevo tiempo -Ordo se dirige a todos -. El reinado de la oscuridad ha empezado. Ustedes, ejército de la montaña, no se rehusen a estar bajo mi gobierno porque sufrirán las consecuencias.

Mientras Ordo sigue dando su discurso Gibson lleva su mirada al ejército, no soporta ver a su pueblo desmoralizado. En un acto de valentía deja atrás su dolor y se dispone a atacar. Aprovecha que el robot está distraído y se prepara para lanzar un grito sonico. Cuando está a punto de hacerlo recibe un inesperado puñetazo en la cara. Wardjan actuó impidiendo el ataque.
Como era de esperarse, Ordo es interrumpido y se percata de lo sucedido:

-¿Querías matarme? Eso te costará -

De manera instantánea la mano de Ordo se convierte en un artefacto filoso. Un momento después, el corte en el cuello es certero, el robot ha degollado al guardián del sonido. El ejército queda paralizado, tan impactado que no fluyen las palabras. La sangre corre como un río y entonces Gibson se desploma.

-Saquenlo de aquí, no permitan que muera -ordena el robot -. La muerte sería un triunfo. Tiene que vivir para sufrir.
-Como diga señor -dice Wardjan.
-Y de una vez encierren al resto de guardianes del sonido, ya saben que hacer con ellos -replica Ordo.

Se procede a seguir los mandatos del malvado ser. Los cazadores toman dentro del grupo de los rehenes a los guardianes del sonido y los forzan a moverse, los sacan del jardín y se los llevan lejos de allí. Lo mismo hacen con Gibson. El ejército observa toda la escena muerto del miedo.