—¿Doscientas cincuenta mil libras? —Katniss revisó los papeles y miró a Grace con cara de pregunta.
—En concepto de indemnización por la mitad de la casa, los ingresos generados en los últimos seis años y medio, la...
—Ya, eso lo entiendo —interrumpió—, pero yo no quiero nada.
—Ellos lo han ofrecido, han puesto el cheque encima de la mesa y lo acepté, ya está —rodeó su escritorio y se sentó.
—No quiero nada, la casa la compró él, los muebles, los electrodomésticos, todo, sin contar con que el grueso de los ingresos familiares son suyos, no míos... es muy generoso y...
—No es generosidad, letrada, lo dan previendo futuras demandas.
—¿Futuras demandas?
—Esa gente, que cobra en un día lo que tú y yo en un año, aconsejó a su cliente darte este dinero a cambio de quedarse con todo lo demás...
—No es necesario.
—Y previendo futuros problemas quieren que firmes un acuerdo, en él aceptas el dinero, te das por satisfecha con esta retribución económica global, desechando cualquier demanda judicial futura por tu parte. Ya sé que no pensabas pedir nada, nunca jamás —levantó una mano para acallar sus protestas—, pero es lo que hay y si no es para ti, que sea para tu hijo, eso te lo aconsejo yo.
—Pero...
—Fírmame el acuerdo de renuncia y en paz, Katniss —le deslizó el documento por encima de la mesa y ella lo cogió para leerlo—, debes ser la única mujer en el mundo que se niega a recibir semejante regalo. Ahora podrás empezar en España con un buen respaldo económico.
—Sí... —leyó el documento donde se comprometía a no demandar ni ahora, ni el futuro, al señor Peeta Sean Patrick Mellark, por pretensiones económicas o temas similares no satisfechos, y lo firmó sin más—, está bien. Gracias.
—El ingreso te lo harán mañana mismo, voy a enviarles el documento por email y por mensajero.
—Ok, es decir que ya está todo acabado ¿no?
—Sí, Katniss, tal como querías, un divorcio express. A falta de este documento, ya eres una mujer libre. Hemos tardado menos de dos meses, menudo récord.
—Bien... —se sentó en una silla y respiró hondo. Era terrible asimilar todo aquello, pero era lo que quería y estaba resultando como había esperado: rápido y limpio—, está bien, muchas gracias.
—Es normal que te sientas mal, Katniss, fueron muchos años juntos.
—Lo sé... pero no puedo dejar de pensar en que yo tengo a mi bebé y él... —soltó una lagrimita pero se la limpió rápido—, en fin, no hay mal que cien años dure y tiene a mucha gente pendiente de él y su bienestar y...
—Ese ya no es tu problema, Katniss.
—Siempre será mi problema —se puso de pie y tragó saliva—, en fin, me voy a cenar con Annie y Finnick, a ver si me distraigo un poco. Y gracias por todo.
—De gracias nada y además, les he cobrado mis honorarios a ellos y han pagado sin rechistar —le guiñó un ojo y Katniss sonrió—, una pasta gansa, así que gracias a ti.
***
Estaban a 20 de julio, acababa de cumplir tres meses de embarazo y se sentía mucho mejor. Unas tres semanas antes Peeta había llamado por última vez, desde Galway, y a punto había estado de mandarla al hospital, del disgusto y la tristeza que le provocó, pero afortunadamente había reaccionado bien y él había optado por odiarla, firmar los papeles y cerrar el acuerdo de divorcio que sus estupendos abogados ajustaron al milímetro. Habían hecho un buen trabajo, reconoció, Grace también, y ya estaban divorciados. Casi siete años de matrimonio hechos humo, en un segundo, pero era mejor así, tarde o temprano ocurriría, lo sabía, y mejor temprano que tarde para acabar de una vez con tanto drama.
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Oportunidades
RomanceEl amor propio, confianza, madurez y respeto son las bases para tu vida con tu pareja. ¿Cuántas oportunidades se deben de dar y recibir para vivir y disfrutar tu amor con tu otra mitad?