{Capítulo 3}

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Al llegar al centro comercial, me siento incómoda, hay mucha gente y eso se ha convertido en un punto débil gracias a los meses de aislamiento.

Se supone que me veré con Jed en un puesto de yogurt de helado al que llego en menos de diez minutos. Cuando me acerco a la tienda, veo la espalda ancha y forrada en una chaqueta de cuero marrón de Jed, el color resalta su melena rubia; mi mirada le pesa y se voltea en mi dirección, descubriendo mi mirada indecorosa, a lo que yo decido fingir demencia y actuar natural.

—Señorita Adal, qué gusto encontrarla con ropa tan formal— dice con una sonrisa burlona.

—¡Wow! El bufón decidió salir al centro comercial ¿o prefieres que te diga payaso?

—Ja Ja ¡Qué graciosa!... ¿Así qué te comes con los ojos a todos los payasos o sólo yo tuve el honor?— dice Jed en tono sarcástico.

<Bueno, por lo visto si se dió cuenta de mi análisis acosador hacia su persona> pienso mientras ruedo los ojos y trato de no sonrojarme.

— Bueno , espero y esté lista para una cita...— hace una pausa solo para ver mi cara, que es de estupefacción, o sea es muy guapo y todo, pero no estoy aquí para eso— Con tú destino.

Esbozo una sonrisa por la mala broma.

— Si, eso creo.

Entonces me ofrece su brazo de manera galante y lo tomo mientras platicamos de tonterías, hasta que llegamos al frente de una tienda de zapatos a la que entramos.

— ¿Qué hacemos aquí? ¿Lo que arreglará mi vida serán un par de zapatos? Porque...— digo señalando mis tenis sucios— no soy exactamente ese tipo de chica.

Jed no me dice nada, sólo me arrastra con él hasta la parte de atrás de la tienda. Ok, para este punto ya tengo miedo.¡Maldición! ¡Sólo yo podría creer que esto sería buena idea! ¡Van encontrar me cuerpo en pedacitos, dentro de bolsas de plástico en una zanja!

— Tranquilízate, tienes tanto miedo que hasta aquí puedo olerlo— dice él con una sonrisa amable y tranquila.

— Ahora eres sabueso...— murmuro mientras miro al rededor tratando de encontrar posibles vías de escape.

— No es eso, es que se nota a leguas que estás tensa.

— No puedes culparme, estoy con un extraño, entrando a lo que parece ser el almacén recóndito de una zapatería.

— No te culpo, sólo te pido que confíes un poco, juro que no vas a salir envuelta en una alfombra.

Ante su comentario, sólo respiro hondo y sonrío de una manera tan forzada, que termina siendo una mueca de miedo.

Al llegar al almacén, puedo ver la leve silueta de un hombre posándose al frente de una puerta de metal, cómo custodiando la puerta.

En ese momento, Jed se quita su anillo y empuja lo que parece ser un cilindro dentro del mismo, que da paso a leer las iniciales DS

Al verlas, el hombre de la puerta nos deja entrar, dándome una mirada amable. Distraída ante lo raro que fue eso, no miro al frente y apenas doy el primer paso hacia adelante, caigo al piso estrepitosamente, algo que no es raro, ya que es muy mío el vivir en el suelo.

— ¡Adal! ¿Qué carajos...— dice Jed corriendo a auxiliarme con cara de preocupación.

— Sólo me caí, siempre lo hago— digo dándole una sonrisa de "tranquilízate"

— Bueno...

Empezamos a caminar por un pasillo poco iluminado y la curiosidad hace que sea imposible no preguntar sobre el anillo.

— Oye... Ehm... ¿Jed?

— ¿Si?

— ¿Qué coño fue lo del anillo?

— Es que... es complicado...

En ese punto, él se detiene ante una puerta y antes de que pueda abrirla, me atravieso en su camino, dando mi mejor cara de pocker para parecer desafiante.

—Pues exijo que me lo digas. Y no me vengas a joder con lo de "somos un inocente grupo de personas con herramientas" porque no soy tonta; si se ocultan y toman las medidas de seguridad de tener un guardia y un anillo raro para identificarse como parte de esta mierda, es por algo, y quiero saberlo ya, porque no avanzaré más si no sé a qué coño me enfrento.

— Adal...— dice y suelta un largo suspiro de frustración mientras se pasa una mano por el cabello nerviosamente— maldición, sólo mira.

En ese momento, me da un giro para que pueda ver el interior enorme que oculta la puerta. Al mirar, quedo paralizada con la boca abierta. ¡¿Qué mierda?!

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