Parte I

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La puerta se abrió y apareció de nuevo aquella mujer, entró y arrojó su bolso y las llaves en la mesa del centro de la sala. Perecía cansada, el trabajo de ese día la había dejado más que exhausta. Vestía un traje gris, que enmarcaba muy bien sus curvas, el saco con solapa ancha, estaba cerrado por dos botones que lo hacían cerrar justo bajo su busto, dejando que la blusa blanca y ajustada que llevaba debajo de él, moldeara aún mejor el par de senos redondos y firmes.

Bajo su cintura, una falda ajustada a sus caderas no dejaba nada a la imaginación, comenzaba marcando sus curvas desde su ombligo hasta las torneadas piernas, incluyendo en el paquete un trasero de envidia, el largo de aquella prenda era algo exagerado para cualquier hombre que la observara, hasta bajo su rodilla, algo que la hacía lucir aún más tentadora y prohibida.

Caminó hasta la cocina, el sonido de los tacones resonaban en todo el departamento, de 5 a 8 centímetros de alto tenían aquellos zapatos, pero, no los necesitaba, aún sin ellos, aquella mujer debía medir cerca del 1.70, dándole un porte de modelo.

Durante su recorrido hasta la mesa, llevó sus manos hasta los botones del saco y los desabrochó, se lo quitó despacio y lo dejó cuidadosamente sobre una de las sillas del comedor, acomodó su cabello rizado, largo y castaño. Abrió la puerta del refrigerador y se agachó para buscar algo dentro de él dejando a la vista de cualquiera aquellas nalgas apretadas por la falta.

Parecía no encontrar algo de su agrado dentro de aquel aparato, porque se movía de un lado a otro y mecía aquel trasero con singular facilidad. Un par de minutos más tarde se levantó y tomó despacio una botella de yogurt sabor fresa.

Una vez que terminó su cena, abrió la alacena y sacó de ella una copa y una botella de vino, las tomó y caminó hasta su recamara, sirvió una copa de vino y la tomó de un solo trago, luego sirvió una más y las dejó sobre la mesa de noche que se encontraba a un lado de su cama. Encendió el televisor y después el abanico que se encontraba a unos pasos de su cama.

Arregló cuidadosamente las sábanas blancas y se dispuso a prepararse para entrar en ella, safó los zapatos de sus pies y después comenzó a desabrochar los botones de la blusa, uno a uno, parecía no tener prisa, parecía disfrutarlo. De pronto, se acercó al ventilador y se paró frente a él, el aire que éste producía hizo que la tela de la blusa volara hacia los lados, dejando entrever el sostén blanco con encaje que tenía debajo.

Al mismo tiempo en que se movia la blusa, también su cabello ondeó suave y sedoso, ella cerró los ojos y pareció disfrutar de aquella refrescante brisa. Quitó por completo la blusa y la dejó. Movió sus manos y desabrochó el botón de su falda, bajo el cierre y en

un abrir y cerrar de ojos, la prenda estaba en el piso, dejándola sólo con una braguita blanca con encaje a juego con su sostén.

Caminó hasta su cama, se recostó, tomó un sorbo de vino y miró un segundo el televisor. Parecia buscar un canal adecuado, una sonrisa enmarcó su rostro cuando dejó a un lado el control remoto del aparato y llevó una de sus manos hasta su pecho, comenzó a acariciarlo por encima del sostén en círculos, apretándolos poco a poco, alternó sus caricias y movimiento en uno y otro de sus senos.

Luego, la otra mano fue a parar hasta su boca, metió en ella lentamente su dedo índice y lo chupó lentamente después lo llevó bajo sus bragas y comenzó a moverlo directamente en su clítoris, cerró los ojos con fuerza y se concentro en su propio placer.

La mano en sus pechos, los pellizcaba y los acariciaba con más fuerza, su dedo se frotaba con mayor velocidad y el movimiento de sus caderas no se hizo esperar. Estaba muy concentrada en aquel trabajo. De pronto, abrió los ojos y se percató que la persiana de su recámara estaba abierta, así que se levantó, caminó hasta ellas y las cerró. Regresando a la cama con una sonrisa en los labios.

†The lady of black†

Persiana Americana ( Terminada - Hot )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora