Selene.
Bianca y Evan charlaban trivialidades mientras me removia en mi asiento. Intentaban unirme a la conversación pero no tenía ánimos de hablar. Estaba sonrojada, nerviosa y caliente ya que Evan a mi lado proporcionaba caricias por mi muslo desnudo de arriba hacia abajo, tensadome por completo cuando subía de más intencionalmente.
Él seguía platicando normal frente a Bianca, como si nada. Por mi parte miraba la bandeja con nuestro pedido casi acabado. Creando con mi cabello una cortina ocultando el rubor que mis mejillas escondían.
Decidida y lo mas discreta posible tome su mano por debajo de la mesa deteniendo sus caricias. Podía sentir su mirada sobre mi, pero no iba a corresponderla.
Bianca seguía hablando sin percatarse de nada extraño, incluso robaba papitas de mi bandeja, las remojaba en la salsa ketchup y las metía a su boca, como normalmente hacía. Suspiré.
Evan removió parte de mi cabello tras mi oreja. Apoyando su codo y su brazo en la mesa. Sentí sus labios cerca de mi oreja.
—¿Que te dije de morder ese labio? — Ni siquiera yo misma note cuando lo mordí.
¿Que estaba pasándome?
El hombre te calienta más que el sol de verano mujer, es obvio que eso te pasa.
Punto para mi subconsciente en eso. Espera... ¿Esa no es una frase de shreck?.
Shh, no arruines el momento.
Evan movió mi mano de la suya y tomó mi muslo nuevamente de manera posesiva, dándome a entender que no iba a soltarlo. Me miró triunfante y saqué mi lengua a su dirección. Bianca río.
—Ustedes son muy tiernos juntos —Miraba con ilusión a ambos para luego enderezarse y tomar su habitual postura recta. Cruzó sus brazos frente a su pecho y miró mal a Evan.
—Por tú bien, tratala como se merece adonis, que yo sí te rompo los testículos y te dejo sin día del padre a futuro. —Lo miro amenazador y tomó sus cosas de la mesa con un atisbo de sonrisa en sus labios
—Debo irme, los dejo —beso mi mejilla, tendió la mano hacia Evan quien se la estrecho, y se marchó haciendo rezonar sus tacones por el lugar.
—Que cambios tan raros tiene tu amiga.— Carcajeo y apretó mi muslo ligeramente.
—Bi solo intenta protegerme. Siempre hemos sido ella y yo contra todo, es prácticamente una hermana para mí. Es normal ese cambio repentino en su conversación. —Asintió
—¿Que harás el sábado en la noche? —inquirio dudoso cambiando la conversación. Se acerco a centímetros peligrosos de mi boca. Subiendo peligrosamente su mano por mi pierna, la caricia era casi un roce, logrando hacer que una corriente eléctrica recorriera cada parte mi cuerpo, temblé.
Mire sus labios y luego sus ojos, sabía lo que hacía, no era tonta. Intentaba provocarme. Pero en estos momentos sólo deseaba ser besada. Sonrió.
—Iré a pedir una orden para llevar, ¿me esperas?. —Dijo de la nada cortando cualquier ambiente deseoso que el se encargó de traer entre ambos. Asentí y voltee la mirada ruborizada.
Idiota, dos podemos jugar a esto, ya verás.
Quito su bleisér, lo dejo en mis piernas y me guiño un ojo para comenzar su caminata hacia el mostrador del lugar seguro de sí, arremangando la ceñida camisa a sus venoso brazos y fornidos brazos mostrando un par de tatuajes en éstos.

ESTÁS LEYENDO
La chica de los auriculares violetas.
RomanceCiertas personas llegan a nuestras vidas a marcarnos, o dejar partes de ellas en nosotros que pueden ser inolvidables. Lo mismo, Selene causó en él. Sus más oscuros deseos saldrían a flote con la llegada de la pelirroja ojos zafiro que volvería a p...