Capítulo 10: Sentimientos.

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Charlotte.

 

Llegué al lugar luego de veinte minutos después de colgar la llamada.

— ¡¿Qué mierda te sucedió?! —exclamé, horrorizada al ver la imagen de una Dani completamente golpeada. Su pálida piel estaba llena de moretones. Tenía el ojo izquierdo cerrado, debido a que uno de los golpes en su mejilla estaba hinchado ya. Se encontraba recostada de la pared, agonizando. También había gotas de sangre en el piso...

—S-Shannon... —susurró débilmente.

— ¡¿Esa perra te hizo esto?! —estaba enfadada, no, estaba jodidamente furiosa. Si yo no fuera una debilucha de mierda, iría ahora mismo y le partiría la cara por dejar a Dani en éste estado.

—Ella y sus zorras —dijo, para luego toser líquido rojo. Mi alarma se encendió; no podía ser bueno que escupiera sangre, ¿verdad?

—Mierda, tengo que llevarte a un hospital...

— ¡No! —hizo una mueca por exclamar tan bruscamente—. Por favor, no quiero ir a un hospital —suplicó.

Nunca creí ver a Danielle Williams de ésta forma. Se veía tan débil y pérdida, como un cachorro al que han abandonado en un callejón a mitad de la noche. Veía el miedo en sus ojos, mientras me tomaba fuertemente del antebrazo.

—Bien —suspiré—, ¿hay alguien en tu casa? —Negó con la cabeza—. Entonces, te llevaré ahí para curarte las heridas.

Intenté pasar uno de sus brazos por encima de mis hombros cuando oí un quejido de su parte.

—El izquierdo no, Charlie —pidió—. Ese no lo puedo alzar.

— ¿Por qué? —pregunté, curiosa.

—Tengo... tengo una lesión en ese brazo —explicó, a duras penas, su vista baja—. S-solo... solo toma el derecho.

Ignoré la fuerte curiosidad que sentí en ese preciso instante. Le hice caso y pase su otro brazo por encima de mis hombros, pasando el mío por su cintura y la sujeté fuerte mientras tomaba el impulso para levantarla.

No me había preparado mentalmente para el peso que debía tener debido a su altura, por lo que, en cuanto nos levanté, las dos caímos de nuevo al suelo, causando que un terrible gemido escapara de los labios de la pelirroja.

—Mierda, ¿estás bien?

Sí, Charlotte. Está de maravillas, ¿no viste?

 

Pero Dani asintió, sus ojos apretados, tratando de soportar el dolor. Sentí una oleada de orgullo por ella. Es decir, en el estado en que estaba, yo probablemente estaría llorando, pero ella se mantenía fuerte, sin quejarse por el dolor.

Ahora yo debía ser fuerte por ella.

Así que volví a levantarla como lo hice anteriormente, anticipando su peso. Ella gruñó, pero no dijo nada y se mantuvo con el rostro enterrado en mi cuello, aspirando mi olor. Comencé a caminar hacía el estacionamiento, que no estaba muy lejos.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora