"Toda la vida pasa delante de tus ojos", eso decía la gente que sucedía cuando estabas en peligro de muerte y era verdad. De pronto esa ola espectacular y el golpe seco, tremendo, que lo tiró de la tabla que, a su vez, se partió y le estalló en la cabeza. Sintió algo muy parecido a un estallido cuando impactó contra su sien y luego el agua, el sube y baja incontrolado, la falta de aire, el ahogo total mientras toda su vida pasaba por delante de sus ojos, entera, hasta llegar a Katniss y quedarse con su imagen, con sus enormes ojos negros, fijos en la mente.
Jamás podría olvidarse de esa angustia total por intentar sobrevivir. Muchas veces había pensado que morir ahogado debía ser espantoso y ahora podía dar fe de ello. No se había muerto de milagro, pero todo el proceso sí lo había experimentado, y al parecer, precisamente esa angustia por salvarse y salir de allí podía ser mortal. Según uno de los vigilantes que lo había rescatado, el golpe en la cabeza le salvó la vida, así de simple, porque la inconsciencia lo dejó inerte y la corriente lo empujó hacia la playa, flotó unos segundos y otro surfero lo agarró y lo sujetó hasta que aparecieron los socorristas con una moto de agua y lo llevaron hasta la arena donde le practicaron la reanimación. Todo muy aparatoso, igual que en las películas. Afortunadamente despertó y cuando abrió los ojos preguntó por su mujer.
Había decidido ir a Hawái en un arranque de esos de última hora. Estaba en Los Ángeles con la nueva peli y alguien le dijo que debía celebrar su cumpleaños como era debido, que no podía dejarlo pasar y como tenía dos días libres, compró los billetes y se fueron a surfear a Oahu. Dos colegas americanos y él, nada de chicas, nada de mujeres porque no podía dejar de pensar en la suya y recordar que tan solo un año antes ella le había organizado una gran fiesta de cumpleaños en Notting Hill. Habían echado un polvo legendario en una de oficinas de ese local, eso también lo recordó, porque últimamente vivía medio obsesionado recordando el sexo con Katniss, que había sido el mejor de su vida, el más intenso y profundo, el único que lo dejaba en paz y satisfecho.
A veces fantaseaba con ella y se preguntaba si en Madrid, donde vivía con su hija seguramente odiándolo, se acordaba alguna vez de él y de la vida que habían tenido, de la intimidad compartida, de esas relaciones sexuales insuperables que habían disfrutado a la par, porque Katniss también había disfrutado, y lo había amado y deseado, ella era muy sensual y el solo hecho de pensar que en un futuro se acostaría con otro lo volvía completamente loco.
Giró en la cama del hospital y el dolor en el lado izquierdo de la cabeza lo dejó temblando, respiró hondo y trató de controlarse un poco.
Si acostarse con Katniss es una pasada era porque la quería, estaba enamorado de ella, eso era mutuo e insustituible, y con amor la intimidad era diferente, era grandiosa y seguramente ella no volvería a tenerla con nadie, no a su nivel, estaba seguro, porque él lo había intentado con un rosario de ligues y seguía añorándola. El ejercicio físico de follar y desahogarse estaba bien, era divertido, pero con su mujer no solo follaba, había muchísimo más y aquel nivel de intimidad era difícil de encontrar más de una vez en la vida, al menos eso había comprobado él tras diez meses de separación.
Y no se trataba solo del sexo, claro, se trataba de ella, de los dos, de Peeta y Katniss convertidos en una sola persona, de su mejor amiga, su cómplice, su compañera de viaje... la madre de su hija. Ella lo seguía siendo todo, representándolo todo, y él no podía hacer nada por recuperarla, la había perdido y seguía perdiéndola cada día que pasaba lejos de ella y de la niña, a la que ni siquiera conocía... estaba fracasando por todos los flancos y el accidente de surf en Hawái solo le había dejado claro una cosa: ella no lo quería, ya no se interesaba por él e incluso al borde de la muerte lo dejaba plantado y solo a miles de kilómetros de distancia.
Como bien decía Finnick, debía aceptar de una maldita vez que todo: su vida, su matrimonio, su futuro, se habían ido ya al carajo, sin vuelta de hoja. Aunque simulara que no, aunque simulara que era un soltero feliz y vividor, la realidad era bien distinta porque se sentía solo. Jodido para los restos, añorando tanto a Katniss que soñaba despierto con ella, con su abrazo, solo con eso, con abrazarla y sentir su aroma y su calorcito junto a su cuerpo.
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Oportunidades
RomanceEl amor propio, confianza, madurez y respeto son las bases para tu vida con tu pareja. ¿Cuántas oportunidades se deben de dar y recibir para vivir y disfrutar tu amor con tu otra mitad?