—¿Otra vez él? —Johanna entró en su cuarto sin llamar y antes de tirarse en la cama miró la cunita de Aida—, como duerme, es una gozada.
—Sí.
—¿Así que otra vez el capullín?
—Jo, por favor.
—Te llama todos los días.
—Está un poco conmocionado por el accidente.
—Que fue hace un mes, ¿qué te cuenta?
—Pregunta por Aida y me habla del trabajo, de la peli que va a ser con Danny Boyle... —respiró hondo—, que suerte lo de Danny Boyle, siempre lo ha admirado mucho y...
—Lo próximo es que pida la custodia de la niña.
—No puede pedir la custodia de una hija que legalmente no es suya.
—Pero puede pedir pruebas de paternidad.
—Sí, que haga lo que quiera.
—¿No te preocupa?, ¿ni un poquito?
—No, sé que aunque le den el derecho a reconocerla no pedirá ninguna custodia. Lo conozco y no sabría qué hacer con un bebé.
—, Cillian dice...
—¿Cillian dice? ¿Sigues viendo a Cillian McBride?
—De vez en cuando, pero eso es lo de menos, él dice que Peeta está embobado con su hija, que no habla de otra cosa, que es su nueva obsesión.
—Vale, genial.
—Pero Katniss...
—¿Sabes qué?, la verdad es que me encanta que se le caiga la baba con su hija, porque es su hija... —se bajó de la cama y la enfrentó de pie—, de hecho ahora mismo, en frío, y no en caliente como estaba en Londres, me arrepiento muchísimo de no dejar que la reconociera, creo que ha sido la mayor estupidez que he cometido en mi vida y no por mí, o por él, sino por Aida, que no tiene culpa de los conflictos y los malos rollos que yo tuviera con su padre. Él es su padre y nunca debí esconderle el embarazo, ni dejar de llamarlo para el parto, aunque sabía que estaba en Londres...
—¡Katniss!
—Es verdad, tampoco debí permitir que lo marearas y le dijeras que estábamos en Inglaterra cuando ya habíamos viajado a Madrid. He hecho muchas gilipolleces de las que no me siento muy orgullosa.
—¿Te está comiendo el coco?, ¿vas a volver con él?
—No se trata de eso, ni de nosotros, se trata de Aida... es que no entiendes nada —salió del cuarto y se fue a la cocina a buscar un vaso de agua, hacía calor y estaba un poco agobiada con tantas cavilaciones. Desde que hablaban por teléfono con regularidad, no dejaba de pensar en que había privado a Peeta de sus derechos y a Aida de los suyos, tomando decisiones absurdas y precipitadas, se sentía estúpida e inmadura, muy culpable de todo y no sabía por dónde salir—
—Oye, no te juzgo, hermanita, solo intento ver qué pasa —Johanna se le acercó con los brazos cruzados sobre el pecho—, ya sé que no es asunto mío, que el problema es vuestro, pero quiero a mi sobrina, te quiero a ti y solo me preocupo por vosotras.
—Gracias, pero no hace falta que te preocupes, va todo bien.
—Ok...
—Solo sé que he hecho todo mal respecto a este tema y algo tendré que hacer para subsanarlo, empezando por hablar con el padre de mi hija, que llama todos los días para interesarse por ella.
—Muy bien, muy bien, pero no olvides que solo se interesa por ella desde hace un mes.
—Porque antes le impedía hacerlo.
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Oportunidades
RomanceEl amor propio, confianza, madurez y respeto son las bases para tu vida con tu pareja. ¿Cuántas oportunidades se deben de dar y recibir para vivir y disfrutar tu amor con tu otra mitad?