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Conde Phantomhive, era el titulo heredado por generaciones en la familia Phantomhive que dejaba a su primogénito mayor, todo un honor ser el perro leal de la reina, ser el noble malvado que sirviera en los bajos mundos con lealtad y sinceridad, eso decían.

Pero pocos sabían lo que pasaba dentro de ese hogar, la tristeza y desespero, quizá, no sabían pero muchas cosas cambiaron desde aquel "día" en especial. Ese día que es recordado por la familia y sirvientes de la mansión, paso un día de invierno cerca del cumpleaños de esos gemelos tan alegres, pero que solo uno mostraba esa felicidad, el otro solo tenia una sombría mascara que cubría su mueca de desagrado.


De ese día solo se recuerdan llantos, dolor, y una horrible soledad para el gemelo mayor pues, al ser idéntico con su hermano, era como verse a si mismo con la cabeza llena de sangre un rostro desolado, un ojo destrozado por una piedra que justo se ocultaba bajo la nieve donde cayo su cuerpo. El suicidio del hijo menor de Vincent lo dejo destrozado, el silencio era notable y todo acabo cuando su amada esposa Rachel no lo soporto más, como madre, se sentía una fracasada por no notar el dolor de su pequeño, trato de irse de la mansión, una noche de lluvia pero no llego lejos, su carruaje se volcó matándola al instante. Otra perdida para los Phantomhive.

El líder de la familia, Vincent, se volvió sombrío, apartado, muy molesto y termino bebiendo quizá un poco mas de la cuenta, dejando a su hijo, Ciel, solo en esa enorme mansión.


Fue cuestión de tiempo para que Vincent también se fuera al cielo junto a Rachel y quizá su hijo perdido, el único sobreviviente a esa desgracia se levanto tomando lugar como el nuevo Conde Phantomhive, aun que, realmente no le interesaba, se sentía solo, abandonado y necesitaba alguien que le de esa calidez que alguna vez tuvo junto a su gemelo.

¿Que podría salir mal de un contrato? Pensaba, cuando vio un demonio frente suyo extendiendo su mano para formar un pacto, el demonio deseaba esa alma llena de desesperación y dolor, y el menor deseaba a alguien que se quedara, al menos hasta que pueda encontrar la felicidad.


Un trato justo.


-Sebastian, sostén esto y esto, también esto ¡Oh! Mira eso-.

Ciel, el nombre del nuevo conde, el perro guardián de la reina, el noble del mal. Era nada mas que un niño que no parecía querer crecer mas.


-Joven amo, creo que nos estamos desviando del tema principal-Suspiraba el mayordomo tratando de tomar todas las cosas que ese niño le lanzaba-Debe ir a la fabrica para ver los materiales.


-Ahg, pero eso es aburrido ¡Vayamos al teatro! Ah, me encantan-Tomaba un peluche lanzandolo al mayor quien cansado lo tomaba.


Un alma bañada de desesperación y dolor, era lo que ese demonio vio al momento de escuchar su llamado, pensó que seria una buena idea, quizá algo divertido para hacer y dejar de sentirse tan aburrido, comiendo almas de tan baja calidad. Pero, jamas pensó que fuera así, ese niño parecía realmente mal cuando lo vio y ahora, parecía un mocoso malcriado que se aprovechaba de que era un demonio y de paso, que tenían un contrato.


"No necesito mas sirvientes, eres mas que suficiente ¿No?"

"Te quedaras conmigo, hasta que sea realmente feliz"

"Gloria" (Sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora