Epílogo

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Bueno, este es el cierre de otra historia,  terminando esta historia la podrán encontrar en el link de Google Drive  https://drive.google.com/drive/folders/1nwqmn3zlPLFXy32p7Cijqt5Bzu-CULA7?usp=sharing(espero subir hoy "Pedazos" porque sé que alguien la está esperando en PDF); también les quiero agradecer el apoyo y paciencia que me han brindado en este ciclo de mi vida, de verdad se los agradezco mucho. 

Los datos reales del libro son: nombre "Agua de Lluvia" de Claudia Velasco, porque bien saben que ésta es una adaptación, sin fines de lucro; espero les haya gustado a pesar de cómo nos vendieron a este Peeta y si gustan pues nos atacamos en los comentarios 😉😉

Epílogo

Salió a la carrera del Palacio de Justicia para buscar un taxi y se detuvo un segundo a mirar el lugar donde Peeta la había rescatado de la policía y dónde, milagrosamente, había conseguido poner el caso de Mary O'Connell otra vez en la palestra. Su intervención divina consiguió que abrieran los telediarios con la noticia y que los periódicos de todo el país se hicieran eco de la historia. Se montó un gran escándalo y por primera vez no le importó hablar con la prensa, dar un par de entrevistas y hacerse fotos en el gabinete, que por otra parte, también se convirtió en protagonista involuntario del asunto. Llevaban años trabajando en la sombra y solo bastó que durante unos minutos, una estrella de cine mundial como Peeta Mellark, hablara de ellas, para que todos los focos se les pusieran encima, en seguida empezaron a recibir llamadas y toda la atención que necesitaban, y las donaciones para su mantenimiento se triplicaron en cuestión de horas.

Fue un día grandioso para todos, también para las hijas de Mary O'Connell, que recibieron apoyos extras, dinero para sus estudios y lo más importante, consiguieron que el recurso de su padre no fuera admitido y que permaneciera en la cárcel sin remisión de condena.

Para ellos, para Peeta y Katniss, había significado el principio de su nueva vida. Aquel gesto de Peeta, el haber aparecido a su lado cuando más lo necesitaba, le pareció mágico, una señal, algo tan generoso y tan lleno de amor, que mandó todos sus miedos y resquemores de paseo y volvió con él sin mayor negociación.

Esa misma noche alojaron en su casa de Chelsea, donde había preparado un precioso cuarto para Aida, y una semana después volaron a Madrid para recoger sus cosas y regresar definitivamente a Londres. Sus respectivos padres los apoyaron inmediatamente en la decisión, sus hermanos y sus amigos también, solo Johanna se opuso totalmente al tema y le retiró la palabra una semana entera aunque finalmente cedió y volvió a tolerar, decía ella, a su cuñado, aunque pretendía vigilarlo el resto de su vida por el rabillo del ojo. Una postura completamente comprensible, reconocía el propio Peeta, que al cabo de un par de meses ya se la había vuelto a meter en el bolsillo.

Una semana después de llegar a Londres se reincorporó al trabajo. Aida iba a la guardería del gabinete y de ese modo empezó a relacionarse con otros niños, mientras ella la tenía a mano para darle el pecho y mimarla si la echaba mucho de menos. Peeta siguió con sus rodajes y sus viajes continuos pero modificó su apretada agenda, rechazó un mes de promoción y la sorprendió con unas vacaciones en Australia.

En octubre, cuando Aida cumplía diez meses, se fueron los tres solos, todo el mes, de viaje. Sin agentes, ni asistentes, ni escoltas, ni abuelas, ni ayuda de ningún tipo, para recorrer parte del país, pasar dos semanas en Sídney viendo a viejas amistades y la ciudad donde él se había criado sin prisas, acostumbrándose a la idea de que ahora eran tres en la ecuación y descansando de los últimos meses que habían sufrido separados.

Aquel viaje fue una especie de curación, así se lo plantearon, con muchas charlas y muchas horas de besos y caricias, de mucho perdón y olvido, decididos como estaban a empezar de cero, sin olvidar todo lo que habían hecho mal en el pasado, pero sin remordimientos ni culpas, ni cargas que les impidieran construir una nueva relación, una mucho más sana y generosa para los dos. Construyendo en positivo, decía Molly.

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