Todo y nada

2. Naruto

Desperté notando una mano en mi barbilla y un cálido aliento sobre mi boca, pero cuando me incorporé en el sofá, me encontré solo en mi oficina mientras alguien llamaba a la puerta, ruidosamente.

"Adelante." Grité a la vez que me restregaba los ojos.

"Buenos días, Séptimo." Era Shikamaru, quien me lanzó una despectiva mirada al descubrir que estaba durmiendo.

"¿Qué hora es?" Me encontraba somnoliento y confuso. ¿Qué había pasado? Vi con horror como descubría las ventanas y mis ojos ardieron ante la destellante luz.

"Hora de trabajar." Se dirigió a mi escritorio y se sorprendió al ver el trabajo hecho. "¿Terminaste todo? No lo puedo creer." Echó un vistazo a algunos papeles y sonrió aliviado.

Sasuke no me había despertado y parecía que se encargó de culminar mi tarea. Sentí un enorme peso sobre mis hombros desaparecer y ser sustituido por una creciente ansiedad. Ya no había excusas y la satisfacción me inundó. Intente disimular, pero mi rostro exclamó una enorme sonrisa.

"¿Hace cuánto tiempo no tenemos un fin de semana libre? Envío estos documentos y me voy a casa."

"Ni lo recuerdo." Le dije mientras suspiraba y él respondió con una sonrisa. Shikamaru lucía feliz y despreocupado, sin embargo, súbitamente, se quedó quieto mirando mi escritorio durante unos segundos, cogió unas hojas, las leyó detenidamente y la afabilidad que mostraba su cara, desapareció.

"Parece que no pudieron capturar a los terroristas con vida". Su lúgubre voz se refería a la última misión de Sasuke.

"Intentó capturarlos con vida, pero se suicidaron." No fue una excusa, era la verdad.

"Tiene las habilidades necesarias para haberlo evitado. Y las fotos de los cadáveres, no están incluidas en el informe." ¿Acaso estaba intentando incriminarle de alguna manera? La impertinencia de Shikamaru empezó a molestarme y no pude, ni quise, demostrar lo contrario, pues no era la primera vez que acusaba al Uchiha de un comportamiento inadecuado.

"¡Shikamaru! Yo me encargo de eso, por algo es mi trabajo. En mi siguiente reunión con Gaara abordaremos este tema." Distinguí la inconformidad en su estoica expresión.

"Sí, ese es tu trabajo. El mío, que los informes aporten la documentación requerida. Esto no va a gustar nada al consejo." No quería pensar en esas caras arrugas y amargadas, tampoco en las inadecuadas respuestas hacia mi compañero. Sin mirar a Shikamaru, cogí mi capa, colocada sobre mi silla, y me dirigí a la puerta. Con mi mano sobre el pomo, gire mi rostro y le ofrecí una enorme sonrisa, pretendiendo relajar la tensión, producto del exceso de trabajo.

"Relájate y ten un muy buen fin de semana." Él eliminó su ceño fruncido e intentó sonreír. Se acercó a mí, y colocó su mano sobre mi hombro, mostrándome una mueca preocupada.

"Naruto." Su voz titubeó, lo cual fue muy extraño en él. "Deberías irte a casa." No comprendí el significado oculto tras esas palabras. Mi mente se quedó en blanco y mi cuerpo se paralizó, consiguiendo una tensa postura y una sonrisa que se torno falsa. En cuanto su mirada dejó de acusarme, abrí la puerta apresuradamente, y le dejé salir. Pasaron unos segundos hasta que me atreví a soltar el pomo de la puerta, asustado, pues era el único soporte para mí estabilidad mental en ese momento. Con un solo pensamiento en mi cabeza, encamine mis pasos hacia mí hogar. No era momento de caer en la paranoia, tendría tiempo de sobra desde el lunes.

Omití la acidez en mi estómago y las terribles ganas de llorar que hicieron temblar mis rodillas. Me aferre a su olor, a su cálido aliento y a sus penetrantes ojos, pues eso era todo lo que necesitaba.