Capítulo 28→Lydia es más linda

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Viernes, viernes por la mañana, un martirio para mí, el mejor de los días para otros.

Si me preguntan en este momento si extraño Beacon Hills, mi respuesta sería “No”, pero si me hubieran preguntado hace dos horas, cuando mi vida era un completo desastre, y aún no estaba inconsciente, diría un rotundo “Sí”. Diría que extrañaba estar en las cajas, ver la cara de desesperación de los niños a los que dejaban en la fila solos, extrañaba pelearme con Kira, extrañaba ir a el baño y tardarme ahí la mitad de mi turno, extrañaba a Liam y Allison; pero sobre todo, extrañaba a Lydia.

La pregunta aquí es: ¿Porqué usé la palabra "extrañaba" y no "extraño"?
Bueno, si no estuviera ebrio, probablemente diría extraño, pero en ese momento no recuerdo nada de eso. Nada.

O tal vez sí, pero no quiero hacerlo.

Hace aproximadamente tres horas mi padre llamó, sí efectivamente, llamó. Después de  casi dos semanas se acordó de mí existencia, Merece un trofeo ¿No?

Cuando estuve afligido por la estúpida llamado de mi padre, Derek y Scott se pusieron en mi contra, persuadiendo para que vinieros a la horrible fiesta en la que estamos.

Sin importarles todas las veces en las me negué, me trajeron a la fuerza, y aunque estaba casi seguro de que todo esto es culpa de Derek-Entrometido-Hale, estoy molesto con Scott, el sabe que hubiera preferido quedarme solo en mi habitación, disfrutar de mi dolor y aprovechar para dormir un rato, pero no, me habían arrastrado a esta estúpida fiesta, que despúes de unos cuantos tragos, dejó de ser estúpida.

–Hey, Stiles– Era un Scott un tanto ebrio a un lado de mí. –Ven, vamo' a baila'– Animaba mientras se tambaleaba.

–Nho, aquí esto-y bien– No podía mantenerme en pie, y Scott quería que fuera a bailar a el centro de la pista, ilógico.

–Vamosss, Derek está por allá– Apuntó al nombrado que permanecía recargado en un muro, viendo directamente hacía nosotros. –Oyee–

–¿Sí?– Inquiero terminando mi vaso de lo que supongo es cerveza.

–¿Sabes que te quiero mucho?– Me abraza por los hombros.

Asiento repetidas veces.

–Yo.. Ta-tambien– Me siento en la barra, colocando a Scott aún lado de mí.

Suspiro. El bar-tender coloca otro baso al frente de mí, lo bebo de un solo trago, sintiendo el líquido raspar por mi garganta.

–Hola, guapo– Sonríe una Rubia en frente de mí. –Soy Livia– Sonríe, talvez fue una sonrisa coqueta, no alcancé a distinguir.

–Yo tengo una, una.. amiga– Traté de sonar lo menos intoxicado posible. –Que se llama Lydia, es muy bonita.. más que tú. Ssin duda– La rubia puso una cara de indignación para después soltarme una cachetada. Creo que no debí decir eso.

Después su fue murmurando algo que no entendí.

–Ya nos vamos– Anunció Derek que iba llagando al frente de mí.

Yo me sobaba la mejilla mientras negaba.

–¿Por.. que?– Inquiero mientras doy una vuelta al ritmo de la música. –Ahún tengo que..  ¿Qhue tengo que hacer? Así, pagar– Asiento mientras trato de acercarme a la barra.

–Ya lo hice yo– Suspira. –Respondiendo a tu otra pregunta, porque estas sumamente borracho, y ya te dieron un golpe, para mí es motivo suficiente– Reclama. –Y Scott esta dormido, por favor, vámonos– Giro mi cabeza, y sí, efectivamente Scott estaba en los brazos de Morfeo.

¿Amor? -Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora