T.O.W.I.L. Desire Of Freedom.

034

Comenten por favor.

Teniendo que serles sincero, durante el partido estuve distraído.

No me culpen, estuve buscando por una pequeña probabilidad de que Taehyung estuviera en el público.

Pero no, sólo estaban los molestos gritos de las chicas que, quizá a mis amigos motivaba a hacer mejores movimientos.

A mi me motivaban a vomitar.

Y más aún cuando Daehyun tenía una enorme pancarta con mi nombre.

Pero aquella incomodidad y distracción no hizo que perdiéramos. Afortunadamente.

Yoongi jugó, junto con Max, y tengo que admitir que eran unos contrincantes ejemplares.

Para mi mala suerte, yo fui quien hice el touchdown que nos dio la victoria, así que sí a alguien ovacionaron fue a mi.

Y fue demasiado incómodo recibir besos en las mejillas de mujeres que no conocía.

No es la primera vez que aquello sucedía, pero ésta vez noté el cuán incómodo me es el aroma a rosas o frutos de sus labiales rojos.

Me era incómodo. No se me hacía algo atrayente.

Durante la celebración del gane, me di cuenta también el cómo sus piernas descubiertas un poco más de lo común por las faldas de las porristas no me era sensuales.

Eran delgadas, probablemente muy suaves y sin ningún signo de vello.

Sin contar aquel par de pechos que en definitiva, no llamaban mi atención.

-¡Jungkookie! ¡Lo hiciste! - gritó Daehyun, mientras la multitud que nos rodeaba a mis compañeros gritaba de acuerdo.

Yo asentí, y todo se congeló cuando ella me besó.

Pude mirar al resto de las porristas celebrar, y al público apoyarnos y yo sólo me hice hacia atrás sin poder evadirlo.

Sus labios eran suaves, demasiado, no había rastro de barba o algún rasgo varonil.

Y casi me fue repugnante.

La separé a los tres segundos. Seguro con un gesto incómodo. A lo que muchos soltaron un pequeño sonido de decepción.

-N-no me gusta la exhibición. - mentí, a lo que muchos rieron, y ella sonrió sonrojada, colgándose de uno de mis brazos.

Y yo sólo quería escapar de allí.

Daniel a mi lado elevó una ceja, y el equipo caminamos hacia los vestidores.

Una vez allí, chocamos las palmas entre sí, ates de encaminarnos a nuestros propios casilleros.

Pero me exalté cuando Daniel cerró en mi cara la puerta del mío.

-Dios, me asustaste. - dije sosteniendo mi pecho antes de peinar mis cabellos hacia atrás.

El sonrió, antes de mirar hacia el resto que se dirigían a las regaderas.

-Oye, Jungkook, tu sabes que eres mi amigo. - dijo en voz baja, cuando ambos quedamos solos.

-Ah...si, todos lo somos. - dije sin entender mucho.

-¿sabes? Deberías tener cuidado. - dijo caminando a mi alrededor. - ellos... Piensan que has cambiado y eso, para mal.

Pasé saliva. ¿A qué venía eso?.

-Has... Estado mucho tiempo con aquel castaño de cabellos rebeldes. - dijo un poco con desdén.