‹Hɪɴsʜɪ ɴᴏ Kᴏᴅᴏᴍᴏ› [Rubegetta] ✓

Hinshi nø kødømøヾ

Apocos meses de nacer el príncipe Samuel De Luque, un gran cambio creció con él.

Todos en el reino lo tomaban como un crío.

Cuando Samuel nació, lamentablemente, la reina falleció durante el parto, cambiando la actitud y persona del rey, quien desde entonces no deja que haga nada, aunque en parte, Samuel no podría hacer nada.

Viendo como lentamente y cada noche, ve en su almohada, uno de sus muchos pelos.

Aquello le jodía de sobremanera, tener que cargar con un peso encima es muy estresante, no podía hablar con nadie, siempre que lo veían, se tapaban todo el rostro.
Samuel nunca lo entendió, hasta que por accidente lo escucho.

"Su hijo salió defectuoso"

Eso lo escucho provenir de uno de sus mayordomos, en ese entonces apenas y tenía 9 años cuando se dió cuenta que estaba "Defectuoso" y de allí que todos se alejaban de él.

Dentro de él, sentía una increíble presión en su pecho, y es que nunca pudo contarle a alguien como se siente. En la televisión aparece un grupo de personas que se cuentan todo ¿pero que haría él si no tiene a un grupo de personas como lo muestra la pantalla?

Guardar todo eso, dejando que el peso que llega cargando, se llene más y más.

A veces quisiera ser normal

Pero no todos somos perfectos, ¿cierto?

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Tener un nuevo sirviente no es algo normal, para nada.
¿Quien querría ser sirviente de alguien que nació defectuoso?, sin duda nadie. Bueno, él era la excepción.

Al verlo la primera vez, sintió un poco de curiosidad, nunca había visto piel tan pálida como la de él, es extraño, pero de alguna forma le interesa conocerlo.

Sus ojos conectaron cuando su padre dijo que se haría cargo del príncipe, aquello no le importo.

Es extraño... él es extraño

Escuchar de sus labios un "Buenas tarde príncipe, soy Rubén Doblas, desde ahora le servire" acompañado de una sonrisa sincera, le dió en el pecho un sentimiento cálido, no esperaba que él, le hablase de esa forma, los demás sirvientes solo le dicen que hacer, nunca le han dicho algo como eso.

Pero le agrada

Tomandó en sus manos la cuchara, su mano se debilita cada vez más, su enfermedad.

Ya no es tan fuerte como los primeros días al saber aquel defecto, pero con el paso de los años, su fuerza a estado cayendo.