v. ministra de magia

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— ¡Nos vamos Jude! Si llegamos tarde tu tía es capaz de envenenarme el café.

— ¿A dónde vais?— preguntó Sirius confundido.

— A casa de Cissy.

— ¿¡Qué?! ¿Estás loco? ¿A caso no recuerdas quién es su marido?— dijo alterado— En cuanto pongas un pie en esa casa estás muerto.

Reg rió negando— Está todo pensado, solo seremos Cissy, Jude, el pequeño demonio rubio y yo.

— No te lo crees ni tú— rió Sirius.— Cinco galeones a que nuestra prima a llevado a una amiga con su "apuesto" hijo.

— Diez a que son dos.

Jude llevaba unos minutos en las escaleras mirando a la pareja de hermanos, desde que había llegado nunca les había visto hablar tranquilamente, no quería estropear ese momento.

— ¡Princesa!— exclamó Sirius al verle— Haz caso a este amargado, nuestra prima se pone muy violenta cuando las cosas no salen como ella quiere... ¿recuerdas esa vez?— preguntó riendo a su hermano.

— Cómo olvidarlo.— fingió un escalofrío. Se sentía extrañamente cómodo junto a su hermano, había una especie de tregua entre ellos y eso lo adoraba. Tomó la mano de su hija con intención de aparecerse.— Ah y hermano, mañana te machacaré al quidditch.

— Ya lo veremos, Reggie.— le molestó.

En cuestión de segundos padre e hija estaban frente a la Mansión Malfoy, Jude no pudo evitar abrir la boca con asombro. Regulus al verla rió, él hizo lo mismo la primera vez que la vio. Cuando llegaron a la puerta un pequeño elfo se apareció frente a ellos, asustando a la rubia.

— Perdone, señorita...

— Jude.— respondió con una dulce sonrisa— Descuida, solo no me lo esperaba.— rió nerviosa.

— Es un placer para Idril servir a los invitados de la señora Malfoy.— hizo una reverencia.— Bienvenidos. La ama está en el salón.— con un chasquido de dedos abrió la puerta y de desapareció.

Jude estaba muy nerviosa, nunca había tenido mucha familia y temía que ahora que tenía una tía, tal vez no le agradaría. Ella nunca había sido muy sociable.

— Relájate.— dijo el pelinegro al notar la presión con la que su hija le tomaba de la mano.— Recuerda que eres una Black, nada nos asusta.

La rubia asintió no muy convencida, cuando finalmente llegaron al salón pudo ver a una hermosa rubia con aire aristocrático sentada al rededor de una mesa junto al que dedujo que sería su hijo. Extrañamente había más platos de los que necesitaban.

— ¡Oh, Regulus! Es hermosa.— dijo emocionada la mujer al verlos, ignorando a su primo se dirigió hacia la chica.— Bienvenida preciosa, soy tu tía Cissy.— se presentó con una sonrisa sincera.

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