Capítulo 3

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Capitulo 3

Si bien esa noche no llovió, tampoco pude conciliar el sueño fácil. Tenía mucho miedo respecto a ese "Zayn" y no sabía porque. Lo único que estaba claro es que también sentía muchas ganas de patearle la cara, y eso traía muchas dudas que no podía responder. ¿Cómo era posible que con solamente mirarme, ya me causara todo eso?

Me levante al otro día con algo claro en mi mente, debía comentar con alguien ese tema, y quien mejor que mi mejor amigo. Marque su número y atendió al segundo tono.

—Hola.

—Hola Niall, soy Liam.

—¡Oh! ¡Hola! ¿Como estas?

—No muy bien. Necesito hablar contigo.

—¿Que pasa?

—Es que... tengo un vecino nuevo, es muy raro, me incomoda bastante y...

—¿Te hizo algo? ¡Ya voy a romperle la cara! —Reí.

—No, no me hizo nada... aun. Tal vez este paranoico, pero creo que... no sé, en serio ni yo entiendo.

—Haber, quítale una foto y muéstramela.

—Si, ahora te llamo.

Colgué el celular y lo puse para sacar una fotografía. Me acerque a la ventana disimuladamente, y como sospeché el estaba ahí. Como la primera vez que lo vi, sentado sobre la ventana, solo que miraba hacia abajo, sin sus ojos mirándome y a la luz del sol no parecía tan peligroso.

Con la mayor discreción posible, acomodé el celular frente a mí y cuando estuve apuntándolo con él, me lleve la sorpresa de que........ el no aparecía en la pantalla. Pensando que algo andaba mal con el ángulo de la foto, acomodé la cámara en todos los lugares posibles; Él aún no se veía reflejado en ella.

Con el pánico corriendo en mi sangre, volví a cerrar las cortinas y llame rápidamente a Niall.

Solo en cuestión de minutos, lo que era obvio apenas vivíamos a unas cuadras de distancia, el estaba allí.

—¡Espero que esto sea bueno! —Dijo él una vez que nos encontrábamos frente a la ventana.

—Veras que sí. —Respondí y nos asomamos. El no estaba.

—¡No puede ser! —Me quejé.

El timbre proveniente del piso de abajo llamo nuestra atención. Caminamos hasta el comienzo de las escaleras y nos pusimos detrás de los barrotes de madera de estas.

—Es él. —Le señale a mi amigo cuando vi a Zayn en la puerta.

—Buenas tardes señora. Mi madre dice si no tiene un poco de azúcar para darnos.

Por fin había escuchado su voz, sonaba tan amable, tan dulce, angelical… ¡Pero nada de él era así! De eso estaba segura…

—¡Oh! Es un gusto dulzura, y si, ya te traigo el azúcar. —Mi madre comenzó a encaminarse a la cocina, pero Zayn aun no entraba.

—¿Qué pasa hijo?

—No puedo pasar si no me invita a hacerlo, señora.

—¡Oh! Pasa cariño, pasa. —Y se fue a la cocina.

Por el tono de mi madre, supuse que aquel extraño le había caído bastante bien.

Niall ahogo una risa.

—¡Viene de la época colonial! —Aquel comentario hizo que una risita se me escapara a mí también.

—No sé de donde viene, pero hay que averiguar.

Estaba subiendo mi celular para enfocarlo, Niall se acomodó a mi lado para ver mejor, iba a desenmascararlo, pero en ese mismo instante… el nos miró.

Rápidamente deje el celular a un costado.

Mi madre volvió con una taza de azúcar, y al ver a Zayn con la mirada en un punto fijo (nosotros) se percató también de nuestra presencia.

—¿Qué hacen ahí? ¡Vengan a saludar! —De mala gana, mi amigo y yo bajamos.

—¡Hola, soy Zayn!

Su agradable saludo difería con la resentida mirada que nos había echado segundos antes.

—Hola. —Saludamos desganados.

Mi madre le entrego una taza de azúcar.

—Muchas gracias señora Payne, Otra cosa, mi madre estaría gustosa de que usted y su familia.— Noté como me miro de reojo por un milisegundo. –Fueran esta noche a cenar a nuestra casa, si es que no tenían planes claro.

Su amabilidad era una máscara de papel, yo lo notaba, siempre había tenido ese sexto sentido.

—¡Nos encantaría, dile a tu madre que ahí estaremos!

—¡Genial! Debo irme, adiós señora.— Clavo sus fríos ojos en los míos. –Nos vemos Liam.

—¡¿Por qué debo ir?!

Me quejé caprichosamente con mi madre.

—¡Porque Trisha nos ha invitado a todos! A mí, a ti y a tu hermana. Así que deja de renegar y camina.

Llegamos a la puerta de esa enorme casa. Por más grande que fuera, me daba la sensación de que estaba vacía, muy vacía.

Trisha nos abrió la puerta antes de que mi madre tocara el timbre.

Ella lucia espléndidamente bien, se notaba que se había preparado para esa noche tal así como mi madre. Sin embargo Kate y yo vestimos normalmente.

Entramos a la sala, era espaciosa, solo unos pocos muebles y viejas pinturas la decoraban. Un detalle llamo mi atención, debajo de un cuadro que mostraba un espiral hecho de fuego, había una mesa igual a la nuestra. Eso no fue en lo que me puse a pensar, sino más bien en el espejo que nosotros teníamos sobre aquella mesa. En esa sala no había ningún espejo, ni siquiera uno pequeño. Si hubiera sido otra la situación, no hubiese prestado atención a algo tan tonto como aquello, pero mis sentidos e intuición se habían agudizado esos días.

Mientras me perdía en el absurdo pensamiento sobre espejos, Zayn bajo las escaleras con una sonrisa dibujada por la alegría que, seguramente, no sentía.

—¡Buenas noches! —Saludó a todos.

Estaba vestido como la primera vez que lo vi, con esa calurosa campera de cuero y pantalones rojos.

Cuando la cena concluyó, algo en mí se alegró de saber que me iría de allí, pero Trisha nos sorprendió diciendo que había preparado un postre. El simple hecho de que Zayn se levantara de la mesa y fuera hacia la cocina a buscarlo fue para mí una gran oportunidad.

Tomé mi teléfono y distraídamente fui hacia donde él.

—Con su permiso, voy al baño.

Me excusé al levantarme del asiento.

Entré por la puerta donde él había ingresado antes y me encontré en un pequeño pasaje donde sólo había otra puerta. La abrí un poco y divisé la cocina y a Zayn abrió la heladera, apunté con mi teléfono hacia él para hacerle la foto. Fue un gesto raro de mi parte, pero miré por todos lados para descubrir que allí tampoco había espejos.

El dejó el postre en la mesada y yo puse el aparatito hacia él, justo en ese momento el dejó de desempaquetar el postre que, desde donde yo estaba, se divisaba una deliciosa tarta. Zayn se quedó mirando unos segundos a la nada y luego siguió con lo suyo. Aproveché el momento y mire hacia la cámara, pero no pude ver nada, por que la puerta de la cocina se abrió bruscamente...

Mi vecino es un vampiro ±Ziam Mayne ±Donde viven las historias. Descúbrelo ahora