Capítulo 34

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Cristóbal llegó a su casa y se tiró en el sofá. Daniela corrió a saludarlo, le había hecho un dibujo con la profesora particular contratada por Nicole, recomendada por Pedro.

―Qué lindo, muchas gracias.

―Somos nosotros.

―Pero nosotros no tenemos perro y aquí hay uno.

―Algún día vamos a vivir en una casa con perro.

―¿Quieres un perro?

―Sí, pero no ahora, mi hermanito está muy delicado y no podemos tener mascota, solo peces, pero los peces no son mascotas.

―Los peces sí pueden ser mascotas.

―No, los peces son adornos, viven en una vitrina con agua, son solo para mirarlos, las mascotas son para jugar.

―Las mascotas también pueden ser una compañía.

―Ah, pero a mí me gustan las mascotas jugables.

Cristóbal sonrió, abrazó a su hija con fuerza, no la quería en peligro de nuevo. La niña se soltó del agarre y miró a su papá.

―Estoy haciendo panqueques con mi Tita.

―¡Qué rico! ¿Acaso hoy es un día especial que hay tantas sorpresas?

―¿Qué más especial que seguir vivos? ―preguntó en retórica y salió corriendo de vuelta a la cocina.

El padre se puso serio, esperaba que su último comentario no fuera una premonición, quería que su familia siguiera viva por mucho tiempo más.

―¿Pasa algo? ―le preguntó Nicole al verlo tan cabizbajo.

―Sí. Siéntate.

―¿Tan malo es?

―No sé si sea malo, porque ninguno sabe nada todavía.

―¿Ninguno? ¿Quiénes?

―Luis, Tomás, Scott, Gus... Pedro.

Nicole sintió que el mundo se abría a sus pies.

―¿Es Verónica?

―Ojalá fuera ella. No. No saben quién, pero nos han estado siguiendo desde hace días. Nos siguen a ambas familias.

―¿A Esteban?

―Sí.

Seguirás siendo mía (Posesión parte 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora