CAPÍTULO 12 ~ Vete de mi lado

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~FLASHBACK~
Eran las siete y media de la noche cuando KyuHyun recibió la primera llamada y estaba muy ocupado con sus asuntos. Se estaba preparando para su primera cita con la chica que había conocido la semana anterior en su quinto viaje de estudios en la universidad; una chica tan linda e inocente como tímida y arriesgada, así era la primera persona que había despertado y puesto alerta su cuerpo y su corazón en más de veinte años.
DongHae siempre le había dicho a su mejor amigo que nunca iba a conseguir una chica que lo soportara si no cambiaba un poco su obsesiva y paranoica forma de ser, si no dejaba de ser tan perfeccionista y tan detallista, pero, por lo visto, había hallado a alguien que lo quería y lo aceptaba tal cual era; alguien, además de su mejor amigo, que comprendía y abrazaba cada una de sus partes rotas, de las que él mismo no estaba en lo absoluto orgulloso.
Desde el baño, donde acababa de arreglar su cabello como le había dicho TaeYeon más de una vez que le gustaba, no llegó a escuchar su celular sonando en su estudio, donde lo había dejado apoyado antes de tomar su peine y meterse a mejorar su aspecto. Podía ser que el ruido del viento, que se colaba a través de la entrada abierta del balcón de su habitación, tampoco lo dejara oírlo.
Una, dos, tres, cuatro, cinco veces... El teléfono volvió a sonar, por sexta vez, y recién en ese momento Kyu entró en el estudio y lo escuchó. Inmediatamente contestó a la llamada.
- ¿Sí? ¿Quién es? - preguntó, pero lo único que oyó fue una respiración entrecortada, por lo que observó de quién era el llamado y pudo corroborar que era HyukJae, el novio de su mejor amigo, de DongHae, quien lo llamaba. - ¿HyukJae? ¿Eres tú? No logro escucharte bien.
- KyuHyun, soy yo. ¿Cómo estás? - no se escuchaba para nada tranquilo, más bien parecía preocupado, como perdido.
Todas las alarmas se encendieron en el interior de Kyu, temiendo que a su mejor amigo le hubiera pasado algo y que HyukJae lo estuviera llamando para darle una pésima noticia.
- Yo estoy bien, pero a ti no se te escucha nada bien. ¿Acaso le ha pasado algo a DongHae? - la voz de Kyu se elevó unos cuantos tonos. - Te juro que, si le ocurrió algo y te llamó a ti primero, HyukJae, los mataré a ambos, a ti por no haberlo regañado y a él por ser un pésimo amigo después de tantos años de conocer... - KyuHyun no pudo seguir hablando, ya que HyukJae lo cortó en seco.
- Kyu, no sé nada de DongHae desde ayer, habíamos quedado en vernos a la salida de la universidad y cuando fui a buscarlo ya no había nadie ahí, ni él ni nadie - HyukJae elevó la voz. - Y el saber que no está contigo y que no sabes nada de él, está poniéndome de los nervios.
KyuHyun rió al otro lado de la línea, restándole importancia al asunto.
- Por favor, Hyuk, ¿por eso se te escucha tan mal? Debe haber ido a ducharse a casa para estar bello para ti, ya sabes cómo es DongHae y cómo se ha vuelto de paranoico con su estética desde que empezaron a salir, deja que te de una sorpresa; llámalo al móvil o simplemente ve a esperarlo en su casa, es allí donde debe estar – el timbre se escuchó y bajó a KyuHyun de su discurso. - Ahora, debo dejarte, me están esperando para una cita. No te preocupes que Hae aparecerá pronto. Adiós, Hyuk.
Y colgó.
KyuHyun colgó.
Lo que el mejor amigo de DongHae no sabía y no había llegado a escuchar al otro contarle, era que, al no haber visto a su novio, HyukJae se había dirigido directamente al departamento de este, para comprobar que estuviera allí y que nada le hubiera ocurrido en el camino desde la universidad.
Pero DongHae no estaba allí y tampoco respondía a los llamados de HyukJae.
Algo no olía para nada bien.

Era la tercera vez que DongHae llamaba a KyuHyun a su celular, desde el teléfono del hospital, y este lo mandaba directo a la casilla de mensajes. Había visto la hora y sabía que era tarde, pero no se le había ocurrido llamar a nadie más, menos que menos a HyukJae, no después de todo lo que JiEun le había dicho y de todo lo que se había enterado.

Le había ofrecido una taza de te a la chica embarazada... ¿Embarazada de su novio? Realmente quería creer que no era así, algo en el fondo de su ser quería echarla de allí por mentirosa, llamar a la seguridad del campus y correr a los brazos de su amor, de su Hyukkie, para poder olvidar semejante cuento que una ex despechada le había querido meter a la fuerza en el cerebro. Pero, tras una fuerte contracción de vientre que la chica había sufrido, había caído en la cuenta de que la situación era mucho más delicada que lo que suponía o esperaba o le hubiera gustado atravesar. Tras esa contracción que había desestabilizado físicamente a JiEun, DongHae lo había olvidado todo, desde las mentiras que más de una vez le había contado, hasta esa sonrisa macabra que se había dibujado en su rostro tras haberle comunicado que estaba esperando un hijo del amor de su vida.
DongHae se sentó a su lado en el sofá que se ubicaba en la esquina del salón de baile, casi pegado al vestuario y a la cocina, en el que se había dejado caer JiEun y frente a la mesa donde reposaba la taza de te que él le había preparado con sus propias manos tras haberla visto tan débil. No se olvidaba, ante todo, que él le había hecho esa pregunta y que él le había pedido explicaciones, que él le había gritado que era una zorra por haberle mentido de manera tan descarada y que jamás le volvería a abrir la puerta de su vida para que no volviera a intentar manchar con su maldad el amor más puro que había sentido y entregado jamás y la forma de amar y ser amado más hermosa y dulce que había conocido.
- ¿Te sientes un poco mejor? - le preguntó a JiEun.
A pesar de todo el daño que le había ocasionado con una simple frase, no dejaba de ser una mujer (y una mujer muy embarazada). DongHae, humanitario, empático, dulce, tierno y amable como era, sería incapaz de perdonarse que ella perdiera el embarazo por algún daño que sus palabras pudieran infringirle.
- Lo estamos, gracias, DongHae - le confirmó, tomándose el vientre y volviendo a sentir lentamente los movimientos de su bebé.
JiEun miró hacia el lugar donde descansaba su futuro bebé y sonrió, pero la sonrisa dejó sus labios cuando se encontró con el rostro cansado y triste de DongHae. Muy en el fondo, ella se preguntaba si estaba bien hacer lo que había hecho y decir lo que estaba a punto de decirle a un chico tan bueno y dulce como él. Pero, luego, recordó como este chico le había robado el corazón del hombre de su vida, de ese que le iba a asegurar que su futuro sería mejor que su presente y que dejaría la vida tan espantosa que vivía.
Sí, HyukJae y ella habían crecido rodeados de tristezas, carencias y frustraciones, tanto financieras como emocionales, pero habían logrado levantarse de entre las cenizas para que un día la vida los cruzara, los pusiera frente a frente y ellos pudieran amarse. O eso creía ella, ya que HyukJae había roto con JiEun para quedarse entre las sábanas de un niño gay que vivía en pleno Séul y que seguramente lo había conquistado calentándole la polla. Ella bien sabía que eso no era amor y que su HyukJae no era gay, que él no estaba enfermo, pero también sabía que tenía que sacarse de encima a la raíz del problema, que tenía que cortar desde el nacimiento la relación que tenía con ese chico de universidad que tan confundido lo traía.
Todo eso creía JiEun y era simplemente eso, su creencia, su suposición, ya que HyukJae le había dejado muy en claro al romper con ella que ya no la quería. Él había roto con ella la mismísima noche del día en el que había conocido a DongHae, antes incluso de haber dormido por primera vez con él ese día en el que lo había masturbado y DongHae lo había hecho venirse en la ducha; porque HyukJae no era de esos que jugaban a dos puntas, pero eso JiEun no lo sabía y tampoco lo sabía Hae, quien se había creído todas y cada una de las mentiras que la chica le había dicho. Al conocer a DongHae, Hyuk se había dado cuenta que no la amaba y que todo era una pantomima para tener a alguien en su cama y por eso él no quería seguirles mintiendo, ni a ella ni a él mismo; por eso mismo había roto con JiEun. HyukJae nunca había jugado a dos puntas, no estaba dentro de sus códigos.
- Hace unos meses atrás, él bebió mucho y yo fui a visitarlo, para pedirle por favor que volviera conmigo, otra vez, como solía hacer... - removiéndose en su asiento, había empezado con su relato. - Fue él quien me ofreció pasar a su habitación, aprovechando que su padre estaba desmayado de la cantidad de alcohol que había bebido esa noche... - hizo una pausa y miró a DongHae a los ojos. - Me hizo el amor como nunca antes, con mucha dulzura y pidiéndome por favor que no lo dejara, que lo perdonara, que me quedara con él, que iba a romper contigo porque él no estaba enfermo, simplemente confundido, y le gustaba el sexo contigo y hundirse en ti; me juró que eras simplemente el chico con el que se divertía y había probado cosas nuevas... - ella pudo ver, en los ojos de quien se sentaba a su lado como, una a una, sus palabras lo destrozaban por dentro, hasta ir apagando lentamente el brillo de su mirada. - Y yo me dejé llevar y le creí - sollozó JiEun, acariciando su vientre una vez más, consciente de todo el daño que infringía.
- ¿Por qué? - fue todo lo que salió de los labios de DongHae, antes de que JiEun le asegurara que HyukJae le había pedido un tiempo y paciencia para poder dejar al chico que tanto lo divertía y volver con ella.
Después de eso, JiEun había vuelto a desvanecerse en sus brazos.

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