𝓕 𝓪 𝓷 𝓽 𝓪 𝓼 𝔂

Hino-sama
TheColdBitch

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«La luna resplandeciente
junto con...
Una brisa agitada»

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Sus pasos eran lo más rápido que pudiera, todo con la intensión de bajar aquella vieja y enorme escalera que la separaba de su tan anhelada libertad. Aquel enorme deseo de conocer más allá la tentaban a huir, el simple hecho de conocer la emocionaba.

Siendo una pregunta en cuestión, que resaltaba de todo eso... ¿qué hizo que en ella despertará tal deseo?

Aquella alma maldita. Desde que le vio todo se remueve, todo en ella vibra, la curiosidad por conocerle de frente la consume, el poder verle de más cerca y no sólo desde la ventana de su aburrida habitación...

Un jinete que se alza con fervor sobre su bello caballo negro, siempre siguiendo la misma ruta, perdiéndose dentro de la Gran Selva Negra que le rodeaban, un lugar prohibido que ahora por causa de ese extraño caballero tenía deseo de conocer.

Sus pensamientos la siguieron mientras más se acercaba al final de la escalera. Su corazón latía a mil horas, causa de saber que vería a tan enigmático caballero más cerca de lo habitual, desde hace tiempo deseaba hacerlo y que por fin lo llegase a lograr era como toda una fantasía.

Respiro hondo cuando el ruido de los cascos de un caballo se iban acercando cada vez más, entre su emoción alcanzo a escucharlos a pesar de que aún se escuchaban lejanos; rápidamente se escondió detrás de la estatua que se encontraba a los pies de aquella enorme escalera -que minutos antes había bajado-, y desde su posición lo vio.

"... impulsando corazones palpitantes"

Un caballero de fina estampa, cubierto de bellas prendas de vestir dignas de un gran jinete, sus cabellos azabaches y largos azotados por el viento que lo acompañaba y unos enigmáticos ojos color magenta; si fuera dama sería una ninfa preciosa con piel de porcelana, pero por ser caballero era sin duda un dios sacado de algún libro de Mitología Griega. Tanta fue su belleza, que las pequeñas mejillas de la dama escondida se pintaron de carmín.

Aquel extraño caballero montado en el corcel color negro, ¡dignos de una pintura de exhibición!, jamás llegó a pensar que con una simple mirada terminaría hechizada, pero no se le culpaba, cualquier persona en su posición lo hubiera hecho con semejante cuadro visual.

Aún en su aturdimiento siguió mirándole, por más que lo intentará no lograría apartarlo de su mirada. El jinete pasó a su lado sin problemas, todo con intensión de dirigirse a su destino, pasó a su lado ajeno de aquella persona que le estaba espiando, o bueno, al menos eso se creía...

─Aquella persona que se esconde y no enfrenta...─comenzó a hablar con tranquilidad. Su voz era simplemente hermosa, era como escuchar a un angel.─... es porque realmente no confía de sí misma─.

Escucharlo fue su delirio, su voz era canto para sus oídos; sin embargo, el miedo de ser descubierta la hizo retroceder levemente. ¿Qué tanto podría pasar sabiéndose descubierta? No lo sabía, pero sabía que no podía simplemente huir, es por ello -y armándose de valor- que decidió salir de aquel escondite.

Desde su posición, el jinete fue espectador del pequeño cuerpo de una bella dama saliendo de su escondite; sus bonitos ojos color rojo sangre le miraban con algo de temor, sus hermosos cabellos de oro se removían levemente a causa del viento y sus delicadas facciones...que la hacían ver como una bonita muñeca de porcelana, sumándole las bellas ropas que la adornaban haciéndola lucir como toda una princesa.

─Yo... Lo siento mucho─la dama bajo la mirada en muestra de arrepentimiento, mientras mentalmente comenzaba a preguntarse que pensaría aquella persona que tenía frente de ella.

No recibió respuesta ante ello, es por ello que decidió levantar la cabeza un poco, sólo para encontrar algo que no esperaba para nada; aquella mueca que mostraba el azabache en cuestión, estaba un poco retorcida y hasta era extraña, más fácil podría pasar por una media sonrisa. El ver aquello hizo de ella un nuevo manojo de nervios y confusión combinados, no entendía porque esa reacción por parte de él, especialmente el ver como éste se acercaba -sin necesidad de bajar del corcel- y le extendía la mano sin decir nada.

─¿Eh?─no comprendía que ocurría.

Alzó la mirada para poder verle -una vez más- el rostro, la mueca dibujada por sus labios seguía ahí, más ahora su mirada se sentía mucho más profunda, al grado de sentir que le estaba atravesando hasta el alma. Su corazón dio un vuelco completo sin poder evitarlo y una sonrisa boba se asomó en sus pequeños labios, a la par que tomaba la mano ofrecida y era impulsada para lograr subir al bello corcel.

Un relincho por parte del hermoso animal se liberó y el andar comenzó, aún en su inconsciencia la dama no lograba evitar el emocionarse, y el saber que lograría llegar a aquel lugar que nunca había llegado a pisar, la hacían querer gritar.

"... abrirse camino hasta los cielos"

Sus ojos mostraron total sorpresa al ver los alrededores. Una vez ingresados a tan majestuoso escenario, un viento fuerte los saludo, pero cuando éste se disperso...todo en ella mostró señas de emoción. Aquel lugar sacado de algún cuento de hadas; un lugar que, si bien, la vista exterior daba mucho de que hablar, la vista interior era todo lo contrario, digno escenario sacado de un cuento, un cuento que nunca jamás llego pensar a vivir.

─Este recuerdo es el destino nuestro─escuchar su voz junto a su respiración cerca, fue su perdición total.─En ese caso, conviértete en mía por toda la eternidad─.

Aquello fue lo último que escucho, antes de caer dormida.

...

Despertó de manera alterada, y al saberse entre las sábanas de su correspondida cama, cayó en cuenta de que había estado soñando. Todo ello fue un sueño. Sin embargo, no pudo evitar levantarse rápidamente de la misma y dirgirse hacia el balcón de la habitación para darle una vista al exterior.

Rojo y magenta hicieron contacto una vez la ventana del lugar fuera abierta de par en par. En ella, un sonrojo se hizo presente y en él, una bella sonrisa se asomaba.

─Nunca te dejaré.

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Muchas gracias por leer ~