Taza de té

D R A B B L E

disclaimer. Los personajes de Hannibal no me pertenecen, esto no se realiza con fines lucrativos blah, blah, blah, lo que todes ya sabemos, ysi.

historia no beteada, se agradece avisar por algún horror ortográfico :B

Esto se escribió el julio siete del dos mil veinte. 

Esto se edito el sábado veintidós de agosto del dos mil veinte.

- ❈ - ❈ - ❈ - ❈ - ❈ - ❈ -

Taza de Té.

- ❈ - ❈ - ❈ - ❈ - ❈ - ❈ -

La puerta no termino de cerrarse cuando la fina porcelana se incrustó en ella en muchos pedazos filosos y mortales, como si fuera una diana y dardos.

Will ya luchaba contra todas las emociones contradictorias y horribles cuando oyó el cerrojo al otro lado de la puerta, y se sintió aterrorizado, impotente, iracundo, frustrado, traicionado... Solo.

Horriblemente solo.

Will había llegado a pensar estúpidamente hacia solo treinta minutos que eso había terminado, no más soledad, finalmente alguien que le comprendía, le esperaba. Le acompañaba. Que iluso de su parte. Fue obvio que Hannibal solo veía al Will oscuro, al monstruo debajo de su piel que esperaba ansiosamente por la oportunidad de salir. Pero por más pequeña que fuera, el tonto e iluso Will se había aferrado a la posibilidad de que el hombre vería más allá del monstruo, porque tal vez, y solo tal vez, Hannibal luchaba con la misma oscuridad que Will y eso, se había dicho Will, fue bueno. Ahora fue evidente que Hannibal ya había superado esa etapa, y el monstruo con traje de persona había ganado, y quería que la... cosa dentro de Will, hiciera lo mismo.

La mente de Will fue fiel, recordándole que aun así, con todo lo que había pasado en la última media hora, la fallida cena, la odiosa y terrible revelación de Will, su estúpida impulsividad, la discusión, el intento de fuga, la pelea, y todo lo otro, Will aún amaba al hombre. Desesperadamente.

Y fue por eso que dolía muchísimo peor.

Fue la traición, la peor de todas. Y Will estaba cansado.

Tonto, tonto Will. ¿Por qué tuvo que ser tan perceptivo justo esta noche? ¿Su horrible mente no podría haber esperado a la mañana, cuando estuviera solo y en su casa? Mejor aún, ¿no podría haberse quedado en la ignorancia, ciego, sordo y mudo, para siempre, o al menos por un tiempo más? Will aún no había disfrutado lo suficiente con los suaves y atentos cuidados amorosos de Hannibal. Aunque Will sabía que había algo raro, algo malvado, con su amante, siempre lo había sabido, por más que seguía intentando convencerse de que solo era su estúpida paranoia gritándole en los oídos, haciéndole desconfiar hasta de sí mismo, no pudo evitar disfrutarlo. Porque Hannibal siempre fue tan perfecto, casi demasiado... Y aun así, precisamente en este condenado segundo más que en cualquier otro momento, prefirió la ignorancia.

Porque hacia treinta minutos atrás, mientras disfrutaba de la carne de alguien y el té con su novio asesino serial, no sintió que el vórtice negro, oscuro, profundo y nebuloso que se había abierto en su estómago se lo estaba carcomiendo, lento y constante, tan dolorosamente, llenándolo de agujeros hasta que terminase por consumirlo. Porque Will de hecho no tenía idea de que la cena no fue res, y Hannibal no fue Chesapeake Ripper. Y así lo prefirió. Y luego sintió la gravedad de lo que estaba considerando, lo que estaba pensando, lo que deseaba más que cualquier otra cosa. Y se sintió enfermo. Aún más.