Vamos al muelle

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Canadá estaba en una de las juntas que realiza la ONU para ver qué todo esté en orden dentro de los países y sus relaciones con otros, Canadá iba a las juntas como buen Country aplicado que es o bueno, su cuerpo está en esa silla mientras su mente divaga por lugares nunca antes explorados, paso toda la junta soñando en esos mundos maravillosos, esas aventuras dónde podía convivir con flora y fauna nunca antes vista; simplemente maravilloso.
En cuanto la junta terminó Canadá salió corriendo a su casa donde anoto todo lo que había estado soñando con los ojos abiertos y llamo a México quien contesto al segundo tono.
–.Vamos al muelle.– habló el canadiense antes de que México siquiera pudiera decir algo
–.Comencé a preparar mis cosas desde que entró tu llamada.– respondió México al otro lado de la línea con el teléfono en una mesa a su lado–.¿Van a ir Alemania y Rusia?.– pregunto México aún preparando sus cosas y Canadá hizo una mueca
–.Prefiero que no, no quiero compartir ésto con nadie.– Canadá tomo su mochila y metió el cuaderno donde anotó su sueño de la junta–. No creas que no me agradan solo que no quiero arriesgar me a burlas desde... USA
–.Se que te dolió mucho, lo siento.– murmuró México al otro lado de la línea metiendo sus cosas a la mochila
–.No fue tanto las burlas, me dolió que fuese mi propio hermano quien se burlaba de mí.– Canadá se puso su boina cola de mapache en la cabeza y salió con rumbo al muelle que compartía con el mexicano como un "lugar secreto."
Canadá llegó al lugar y se sentó a la orilla del gran muelle de madera, tomo su confiable cuaderno y comenzó a escribir; fue interrumpió por unas pequeñas manos que cubrieron sus ojos, esa pequeña acción insignificante, incluso molesta para cualquiera solía robarle sonrisas al canadiense, le gustaba saber que alguien lo quería tal como era.
–.¿Quien soy?.– la voz de México lo saco de sus pensamientos y dejo su cuaderno de lado para tomar las manos del latino y sujetarlo de los brazos jalando lo hacía el
–.No tienes idea de cuánto te quiero.– murmuró Canadá abrazando al mexicano quien le devolvió el abrazo
–.¿Acaso me morí en tu sueño?.– México se sentó junto al canadiense y saco su cuaderno junto a un lápiz, borrador y sacapuntas–. Bueno mi güero, comienza
Canadá sonrió al ver el entusiasmo de México por escuchar sobre sus sueños y plasmar los en papel para hacerlos lo más real posible. Canadá comenzó a contar sobre su gran aventura en un mundo desgraciadamente inexistente para nuestra realidad pero perfectamente posible y existente en la ficticia realidad que Canadá construyó junto a México; Canadá era un soñador a tiempo completo y una exelente fuente de inspiración para el menor quien volvía real cada palabra que Canadá dictaba, Canadá por su parte se sentía completo con la compañía de México, sabía que nadie más le entendía de la manera en la que México lo hacía, nadie más era tan soñador como el para no solo imaginar esos paisajes, si no plasmarlos de manera tan exacta.
Ambos se complementan uno con el otro, México era el pintor que Canadá siempre busco y Canadá era la fuente de inspiración a cual México estaba complacido de hacer realidad sus sueños; sin duda alguna la frase favorita de ambos es la misma, a México le encanta escucharla y a Canadá le encanta decirla.
"Vamos al muelle."

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